Realmente la gente nueva no tiene prejuicios; nació conociendo al verdadero Óscar Romero. La gente mayor muchas veces tiene problemas para desintoxicarse de tanto veneno que se metió en sus corazones
(C.D./Ap).- Arranca la peregrinación por el centenario del nacimiento del Beato Romero. A la cabeza de los cientos de feligreses que partieron este viernes de San Salvador rumbo a Ciudad Barrios, se ven muchos jóvenes, que retratan al obispo mártir como «el padre de la justicia» o simplemente «el amor», sin más. Señal de que «la gente quiere que el cambio nazca del corazón y que dé a la gente alegría y felicidad», señala el cardenal Gregorio Rosa Chávez.
Los festejos del «San Romero de América» iniciaron con una misa en la cripta de la catedral metropolitana de San Salvador y culminarán el próximo 15 de agosto en Ciudad Barrios, la cuna del profeta, ubicada a 156 kilómetros al nordeste de la capital, en el departamento de San Miguel.
Vestidos de blanco y protegidos con gorras en las que se leía «Caminando hacia la cuna de monseñor Romero», mujeres, hombres y muchos jóvenes caminaban alegremente por las calles entonando cantos a Romero.
Muchos clamaban por la paz y por el fin de la violencia que abate a este pequeño país centroamericano.
«Estoy sorprendido de la respuesta del pueblo, maravillado. La gente quiere que el cambio nazca del corazón y que dé a la gente alegría y felicidad«, dijo el cardenal Rosa Chávez vestido con túnica blanca, pañoleta al cuello y una gorra con la figura de Romero.
Siempre sonriente, el cardenal salvadoreño atendió a todos los periodistas que le pedían su opinión mientras cientos de personas le mostraban su cariño y salieron a las calles a presenciar la caminata.
Rosa Chavez destacó la participación de los jóvenes que, aunque no conocieron a Romero, lo han convertido en su guía. «Realmente la gente nueva no tiene prejuicios; nació conociendo al verdadero Óscar Romero. La gente mayor muchas veces tiene problemas para desintoxicarse de tanto veneno que se metió en sus corazones».
«Mis padres me inculcaron ese valor ese amor. Es el padre de la justicia, es el amor», dijo a The Associated Press Mario Portillo, un joven de 20 años que intentará completar la caminata.
«Romero es un santo, él luchó por los más débiles, defendió al pueblo de tantas injusticias», agregó Marta Lozano.
Romero fue asesinado de un disparo al corazón el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba misa en un hospital para enfermos terminales de cáncer.
El beato, al que muchos llamaban «la voz de los sin voz», dedicaba sus domingos a denunciar desde el púlpito la injusticias que se cometían en el país y con eso se ganó el odio de los sectores más radicales de la derecha, que lo llamaban «cura comunista».
Un día antes de morir, Romero ofreció una homilía en la que se dirigió a los militares y dijo: «En nombre de Dios y de este sufrido pueblo, les ruego, les suplico, les ordeno, en nombre de Dios, cese la represión».
Aunque han pasado 37 años desde el asesinato, los responsables materiales del crimen no han sido castigados debido a una amnistía promulgada por el gobierno en los años 90.
Un informe de la Comisión de la Verdad de Naciones Unidas, creada poco después de los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra civil en El Salvador (1979-1992), determinó que el autor intelectual del crimen fue el ya fallecido Roberto d’Aubuisson, fundador del partido derechista Alianza Republicana Nacionalista que gobernó el país durante 20 años (1989-2004).
Sin embargo, nunca se procesó a d’Aubuisson o a cualquier otro responsable y actualmente hay defensores de los derechos humanos y organizaciones de la sociedad civil que piden a los tribunales de justicia salvadoreños que se investigue el asesinato y se procese a los autores.