Monseñor Garachana: "Nadie 'gana' violentando a los demás"

Los obispos condenan la violencia en Honduras como un «atentado a los derechos humanos»

Exigen avances en la lucha "contra la corrupción, el crimen organizado y el empobrecimiento"

Los obispos condenan la violencia en Honduras como un "atentado a los derechos humanos"
Crisis política en Honduras RD

Los partidos políticos han carecido de sensatez, capacidad de negociación y sobre todo de falta de coherencia entre lo que prometen y lo que luego hacen realmente

(C. Doody/Agencias).- La violencia que se está viviendo en Honduras tras las recientes elecciones es un «atentado a los derechos humanos» y un «factor desestabilizador de la vida social». Así lo han denunciado los obispos del país en un mensaje navideño, en el que también exigen que la actual crisis se convierta en una oportunidad para que Honduras ataje por fin «la impunidad, la corrupción, el crimen organizado y el empobrecimiento creciente».

«La crisis en la que nos encontramos se sentía venir. Han ignorado de manera descarada las recomendaciones de la Conferencia Episcopal y de la sociedad civil, en torno al tema de la Ley Electoral y al respeto de la Constitución».

Así lo dice a la Agencia Fides el padre Juan Ángel López, portavoz de la Conferencia Episcopal de Honduras, comentando la situación actual en la que inmersa el país tras las irregularidades en las elecciones del 26 de noviembre. Las últimas semanas en Honduras se han caracterizado por movilizaciones masivas en las que se han producido muertos, heridos y cientos de detenidos. La población acusa al gobierno de fraude electoral e incluso de «estar asociado al crimen organizado».

«En Honduras estamos cosechando las malas siembras de una gestión incorrecta de la ‘cosa pública'», continua el padre López explicando el deterioro que ha sufrido el sistema republicano hondureño en los últimos años. «La crisis tendría un cauce de solución muy distinto al de ahora (con enfrentamientos, manipulación, compra de conciencias e ideologización), si en lugar de tratar de controlar a los poderes políticos, se hubiese optado por constituirlos legítimamente y hacer que fuesen respetados como tal».

La sospecha de fraude electoral se basa en que a más de la mitad del recuento de votos a nivel nacional -cuando ya se sabía que la oposición iba en ventaja- se produjo un apagón que ocasionó la «caída del sistema» de cómputo. Tras reanudarse el conteo, la tendencia cambió de manera radical en favor del gobierno.

Las irregularidades desataron la furia popular generando una ola de violencia que ha dejado al país en la zozobra, generando dudas, críticas al proceso y causando división en la sociedad.

«En los últimos años, algunos grupos han optado por creer que los cambios se van a producir alimentando la división e incitando al odio entre hermanos», continúa explicando el portavoz de la CEH.

«El diálogo y el respeto a la ley prácticamente se ha anulado. Las dirigencias de los partidos políticos han carecido de sensatez, capacidad de negociación y sobre todo de falta de coherencia entre lo que prometen y lo que luego hacen realmente», comenta el padre López, explicando que Honduras esta viviendo una de las paginas más tristes de su historia reciente.

«Tenemos que responder como mensajeros de paz y llevar un aliento de esperanza a nuestro pueblo: ¡la violencia no es jamas la respuesta!«, exhorta el padre Lopez. «Honduras no se merece esto. En nombre de Dios pedimos que paren la injusticia, paren la violencia. Ese no es el camino: seamos agentes de cambio en el respeto de la libertad y la dignidad de cada uno», dice para concluir.

La Conferencia Episcopal de Honduras, ayer 20 de diciembre, lanzó un nuevo comunicado condenando enérgicamente toda violencia y expresando su esperanza de que la crisis que vive el país se convierta en una oportunidad para que el país «se afiance como Estado de Derecho y fortalezca con la ley sus instituciones, avance en la lucha contra la impunidad, la corrupción, el crimen organizado y logre detener el empobrecimiento creciente de una gran mayoría de la población». Para lo cual, según los obispos, será necesario un «pacto social, por medio de un dialogo franco, eficaz, creativo y sin condiciones, que involucre a todos los sectores de la sociedad».

Honduras cuenta con una población que supera los 8.7 millones de habitantes de los cuales más del 80% son católicos, pero presenta una de las tasas de homicidios más altas del mundo, en 2015 se cometieron 5.108 homicidios, una tasa de 59,5 homicidios por cada 100.000 habitantes.

El obispo de San Pedro Sula: «Nadie ‘gana’ violentando a los demás»

Por su parte, el obispo claretiano de San Pedro Sula, monseñor Ángel Garachana Pérez, ha hecho llegar un mensaje a todos los fieles de su diócesis ante la situación política y social que están viviendo los hondureños en las últimas semanas:

La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan, salmo 85, 11. Tal es el mensaje que el salmo responsorial de este segundo domingo de Adviento nos anuncia. Esta es la voluntad de Dios para nosotros sus hijos. Este es el proyecto que nosotros debemos realizar en Honduras para tener vida en plenitud.

Por eso, veo con dolor, tristeza y preocupación los acontecimientos que estamos sufriendo. Queremos, pese a todo, mantener abierta la esperanza y el compromiso por construir una convivencia justa y en paz. Por tanto, además de invitar a la oración a todos los que creemos en Cristo, recuerdo que no basta con decir: ‘Señor, Señor’, sino que hemos de afrontar nuestra realidad y responder a sus retos. De ahí que me parezca oportuno compartir estas reflexiones:


1. Independientemente de posibles comportamientos injustos de personas concretas, es claro que institucionalmente nuestro sistema democrático es débil y tiene claras deficiencias. Necesitamos una más clara distinción de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y que estos dos últimos mantengan sin ninguna duda su independencia.

2. Recordamos que, pese a una participación ordenada y pacífica en las últimas elecciones, es muy alta la abstención, no solo en las elecciones primarias, sino en estas generales. Con seguridad no hay una única causa que provoca este fenómeno pero sí que refleja desilusión y desconfianza ante la clase política.

3. Teniendo en cuenta esta abstención, los candidatos elegibles tienen que reconocer que solo alrededor del 20% de los hondureños con derecho a voto ha optado por darles su mandato. Esto exige a todos humildad y decisión por buscar un bien común que desborda con mucho las propias opciones y las de cualquier partido. Esto exige, igualmente, mayor compromiso en el conocimiento de la realidad, mayor esfuerzo de reflexión sobre la diversidad de propuestas institucionales y un claro compromiso por el diálogo con todos.

4. Sin entrar en valoraciones o juicios personales, lamento que la información facilitada por el Tribunal Superior Electoral no haya respondido con claridad al derecho de la ciudadanía.

Considero necesario que con la participación de todos los partidos que hayan obtenido escaños en el Congreso y de los observadores internacionales se revisen todas las actas escrutadas para poder superar las sospechas y recelos generados, aceptar los resultados y avanzar por el camino de la reconciliación, del diálogo, la colaboración y la paz estable.

5. Ruego a todos que mantengamos actitudes de respeto, diálogo y convivencia y superemos toda forma de violencia tanto hacia las personas como hacia los bienes y propiedades del Estado, de las instituciones privadas o de las familias. Nadie ‘gana’ violentando a los demás. Todos ganamos construyendo juntos una Honduras justa, sin exclusión ni pobreza.

6. Todos los actores con responsabilidad en la vida pública de nuestra patria hemos de tener presente que algo más del 40% de los/as hondureños/as es menor de 18 años. No participa en las elecciones pero sí tiene derecho a esperar que nos comprometamos con su futuro. Al comenzar la siguiente legislatura estaremos celebrando los doscientos años de la independencia. ¿Qué vamos a ofrecer a esa generación del bicentenario para que pueda asumir su tarea de construir una patria justa y en paz?

Cierro estas reflexiones remitiéndolos de nuevo al salmo responsorial de este domingo e invitándolos a orar con sus palabras: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.


El texto completo del comunicado de la Conferencia Episcopal de Honduras

«Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque se llamarán hijos de Dios»
(Mt 5,9)

Como Obispos de la Iglesia Católica en Honduras nos dirigimos a todo el Pueblo de Dios y a las personas que, como nosotros, aman esta Patria hondureña. Lo hacemos mientras preparamos la Navidad, fiesta de paz y amor, invitando a todo el pueblo hondureño a celebrarla a pesar de las dificultades, porque el sentido profundo de la Navidad no se lo damos nosotros sino que se lo da el Dios Amor que se hace uno de nosotros para salvarnos.

La jornada electoral del 26 de noviembre transcurrió en un clima generalizado de orden, de respeto y hasta de alegría. Pero, con tristeza, escuchamos precipitados llamados a celebrar la victoria antes de tiempo y por múltiples medios. Tomamos nota de los datos recogidos y de las recomendaciones dadas por las Misiones de Observación que acompañaron el proceso. Lamentamos que el funcionamiento del Tribunal Electoral, a pesar de haber tenido en cuenta lo sugerido por los observadores internacionales, no haya logrado superar la falta de certeza acerca del resultado de las elecciones generales.

Comprobamos con preocupación que el derecho de protesta por medio de manifestaciones pacíficas no es respetado por aquellos ciudadanos que las están convirtiendo en acciones violentas y delictivas. Constatamos con dolor que los cuerpos de seguridad del Estado, en el cumplimiento de sus funciones, en algunos casos se han sobrepasado en el uso de la fuerza y de las armas, lo que ha causado heridos y víctimas mortales.


Condenamos enérgicamente toda violencia como atentado a los derechos humanos, como factor desestabilizador de la vida social e impedimento para el diálogo político-social. Reiteramos la necesidad de exigir a todos los dirigentes políticos sin excepción, y a sus correligionarios, que cesen inmediatamente cualquier tipo de llamado a acciones no pacíficas para que el país recupere las mínimas condiciones de normalidad y el derecho constitucional a la libre circulación y el respeto a la propiedad privada.

Al reflexionar sobre las vías de salida de la presente crisis, creemos que la declaración del TSE y su publicación en la Gaceta Oficial del Estado no pone fin al conflicto, ya que este manifiesta profundas y antiguas tensiones, acrecentadas por la decisión de permitir una reelección presidencial sin la claridad exigible ni una aceptación mayoritaria, como indicamos en nuestro mensaje del 27-2-2017.

Esta crisis debe convertirse en una oportunidad para que Honduras se afiance como Estado de Derecho, fortalezca con la ley sus instituciones, avance en la lucha contra la impunidad, la corrupción, el crimen organizado y logre detener el empobrecimiento creciente de una gran mayoría de la población.

Para esto será necesario un gran pacto social por medio de un diálogo franco, eficaz, creativo y sin condiciones, que implique a todos los sectores de la sociedad. Este pacto social debe considerar todos los caminos de salida posibles y ha de asumir el compromiso de devolverle a la Constitución su condición de Carta Magna que dirige el destino de la Patria, sea para reformarla de acuerdo a las necesidades de la Nación, sea para iniciar el camino para una Asamblea Nacional Constituyente.

Ponemos nuestra confianza en el Señor Jesús, que nace en medio de nosotros y es nuestra única esperanza. Queremos ofrecerle en esta Navidad nuestro compromiso de fraternidad, de servicio, de defensa de la dignidad de cada ciudadano y de ser capaces de amar por encima de los conflictos que nos enfrentan. Que se deponga ante Él toda violencia, pues Honduras quiere recibir en su corazón al Príncipe de Paz.

Que Santa María de Suyapa siga cuidando de sus hijos e hijas en nuestra Patria.

– Tegucigalpa, M.D.C. 20 de Diciembre de 2017


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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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