El arzobispo de Managua apuesta por el diálogo porque "la violencia no lleva a ningún sitio"

Cardenal Brenes: «Ortega debe someterse al escrutinio del pueblo en unas elecciones trasparentes»

"A nadie le gustaría que terminemos en la situación de Venezuela porque es el pueblo el que sufre"

Cardenal Brenes: "Ortega debe someterse al escrutinio del pueblo en unas elecciones trasparentes"
El cardenal Brenes, con la custodia

Lo prioritario es la pacificación del país. Llevamos casi 360 personas que han perdido la vida, más de 2.000 heridos, cientos de personas que huyen y otros tantos encarcelados

(José M. Vidal/Agencias).- El arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, quiere ser puente, pero el presidente Ortega se empeña en convertirlo en muro. Y mientras el cardenal tiende la mano, media y busca soluciones, el mandatario lo tacha de golpista. El purpurado no se desanima y sigue apostando por el diálogo como vía de salida al cobflicto que vive su país, porque «la violencia no lleva a ningún sitio». Y ha convocdo hoy a la población a un ayuno nacional por la paz en Nicaragua.

Leopoldo Brenes también considera que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega «debe someterse al escrutinio del pueblo en unas elecciones transparentes» que cuenten «con observadores internacionales que garanticen su credibilidad».

Así lo ha puesto de manifiesto en una entrevista este jueves con Europa Press el purpurado, que el pasado 10 de julio sufrió los golpes de la Policía y los grupos paramilitares de Nicaragua en el marco de la crisis que asola al país centroamericano y que ya ha dejado más de 300 muertos.

«Hay que confiar en que esta transición sea pacífica. A nadie le gustaría que terminemos en la situación de Venezuela porque es el pueblo el que sufre. Además de los muertos y heridos, miles de personas han perdido el empleo, muchas tiendas y hoteles han cerrado, el turismo está desapareciendo prácticamente», ha afirmado.

Brenes sigue defendiendo el diálogo como la única vía para pacificar Nicaragua. «La Iglesia apuesta por el diálogo. No sólo con muertos y con heridos vamos a lograr la pacificación del país. Tenemos dolor, pero siempre hay que buscar el diálogo. La violencia no lleva a ningún sitio», ha explicado.

Según ha manifestado, en este momento «hay dos posturas opuestas», pero pretenden «que se vayan limando las asperezas hasta alcanzar cierta unidad de criterio». «Hemos aceptado la petición del Gobierno para acercar las posturas tanto de la sociedad civil como las suyas, pero se nos está haciendo difícil porque no ha habido consenso», ha indicado el purpurado.

 

 

La actividad de las mesas de diálogo en las que está mediando la Iglesia de Nicaragua está en este momento paralizadas por la situación de asedio en Masaya, una ciudad a 35 kilómetros de la capital, considerada el bastión de los opositores al régimen.

«Esta ciudad, una de las más opositoras al Gobierno, está completamente militarizada y no se dan las condiciones, ni el ambiente para continuar con el diálogo», ha indicado, subrayando que «ahora lo importante es que se frene la violencia». «Los sacerdotes de Masaya me han llamado para contarme que es una ciudad fantasma porque nadie quiere salir de su refugio y arriesgarse a ser el blanco de una bala perdida. Es una situación muy triste», ha incidido.

 

 

«NO HAY VOLUNTAD POR PARTE DEL GOBIERNO»

Preguntado específicamente sobre si pueden confiar en la palabra del Gobierno de Ortega, el cardenal Brenes ha reconocido «que no hay voluntad por parte del Gobierno» pero se ha mostrado convencido de que «hay que remar contra corriente».

«Lo prioritario es la pacificación del país. Llevamos casi 360 personas que han perdido la vida, más de 2.000 heridos, cientos de personas que huyen y otros tantos encarcelados. Es un momento catastrófico para Nicaragua», ha valorado.

Finalmente, ha señalado que «Nicaragua está enfrascada en una lucha fratricida que provoca mucho dolor a la población». Una situación que preocupa a la Iglesia de aquel país. «Ya lo vivimos en los años 80, las familias se dividen y los hermanos se enfrentan. Nos va a llevar muchos años reconciliar a toda la familia de Nicaragua, pero la Iglesia no cejará en su empeño de minar el rencor y el odio», ha concluido.




 

CRISIS EN NICARAGUA

La protestas comenzaron en abril por una reforma de la seguridad social que aumentaba las contribuciones de empresarios y trabajadores y por primera vez ponía a cotizar a los jubilados, pero poco a poco aumentaron hasta reclamar un vuelco político.

Ortega retiró la polémica reforma y ofreció un diálogo con la mediación de la Conferencia Episcopal que después de varias sesiones se ha estancado porque el presidente se niega a abandonar el cargo para dar paso a unas elecciones anticipadas.

La Organización de Estados Americanos (OEA) ha aprobado varias resoluciones de condena de la violencia en Nicaragua, la última de ellas el miércoles, en la que pide a Ortega «que considere todas las opciones» para superar la crisis, incluido «un calendario electoral acordado conjuntamente en el contexto del diálogo nacional».

Precisamente, este jueves Ortega arremetió contra los obispos a los que señaló de golpistas. «Me dolió que mis señores obispos tuvieran esa actitud de golpistas. Ellos se descalificaron como mediadores, como testigos, porque su mensaje claro fue el Golpe», dijo durante la concentración oficialista que tuvo lugar en la Plaza de la Fe de Managua para conmemorar el 39 aniversario de la Revolución Sandinista.

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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