James Martin, sj, fustiga la ocurrencia como "ridícula y peligrosa"

Los ultras aprovechan la crisis de abusos para llamar a una «purga» de curas gays

Aunque admiten que resultaría "en una gran escasez de sacerdotes", también dicen que "valdría la pena"

Los ultras aprovechan la crisis de abusos para llamar a una "purga" de curas gays
Curas gays

Martin: "Cualquier purga vaciaría las parroquias y órdenes religiosas de miles de sacerdotes (y obispos) que llevan vidas sanas de servicio y vidas fieles de celibato"

(C.D./AP).- «Los curas que mostraron conducta homosexual no eran más propensos a abusar de los menores que los que no la mostraron». Esa fue una de las conclusiones clave del Informe John Jay de 2010, un dossier que analizó sesenta años de abusos en la Iglesia estadounidense y por ello es la investigación más completa llevada a cabo hasta el momento sobre el tema. Pero a pesar de que se haya demostrado sobradamente que el hecho de que uno sea gay no le hace más proclive a aprovecharse de los niños sexualmente, algunas de las voces más conservadoras de la Iglesia han empezado, tras el escándalo McCarrick y el informe de Pensilvania, a llamar a una «purga» de los sacerdotes homosexuales.

Destituir así a los curas gays, además de muy poco evangélica, sería una tarea complicada, ya que se cree que son muchos y muy pocos reconocen abiertamente su orientación sexual. Sectores más moderados instan a la Iglesia a eliminar la necesidad de mantener el secreto proclamando que los homosexuales son bienvenidos si pueden ser curas comprometidos con el celibato.

Entre los moderados más directos está el reverendo James Martin, un sacerdote jesuita y escritor cuyo libro «Building a Bridge» (Construyendo un Puente) vislumbra un camino hacia relaciones más cálidas entre la Iglesia católica y la comunidad LGBT.

«La idea de una purga a los curas homosexuales es ridícula y peligrosa», comentó Martin en un correo electrónico. «Cualquier purga vaciaría las parroquias y órdenes religiosas de miles de sacerdotes (y obispos) que llevan vidas sanas de servicio y vidas fieles de celibato».

Esta postura enfurece a algunos católicos conservadores.

 

Michael Hichborn, presidente de un instituto que promueve la enseñanza católica tradicional, refirió el caso de McCarrick y dijo que debe haber «una completa y absoluta remoción de todos los clérigos homosexuales de la Iglesia».

«Va a ser difícil y probablemente resultará en una gran escasez de sacerdotes», indicó Hichborn. «Pero definitivamente valdrá la pena el esfuerzo».

Aunque el escándalo de McCarrick ha intensificado el debate en Estados Unidos sobre los homosexuales en el sacerdocio, que haya curas gays es un fenómeno a nivel internacional. Por otra parte, escándalos de abuso por parte de clérigos han salido a la luz pública en Chile, Honduras, Francia e Italia, entre muchos otros países.

En Estados Unidos, donde las investigaciones podrían determinar si los dirigentes eclesiásticos hicieron caso omiso de la tendencia de McCarrick hacia los seminaristas jóvenes, ha habido acusaciones de conducta sexual inapropiada en seminarios. El cardenal Sean O’Malley de Boston anunció hace poco una investigación a su seminario diocesano.

La doctrina católica tiene luces y sombras en cuanto a la homosexualidad. La Iglesia dice que los gays deben ser tratados con dignidad y respeto, aunque ha enseñado que los actos homosexuales son «intrínsecamente desordenados».

En 2005, el Vaticano afirmó que los homosexuales, aunque fueran célibes, no deberían ser sacerdotes y dijo que los líderes de la Iglesia no pueden aceptar a aspirantes a seminaristas que «practiquen la homosexualidad, presenten tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyen la llamada ‘cultura gay’«.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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