La fractura es profunda y el entendimiento imposible. Roma tendrá que terciar para evitar un ruptura total de la comunión
(José Manuel Vidal).- Los miembros del consejo presbiteral de San Sebastián salieron tan «dolidos» e «indignados» de la reunión con el obispo que decidieron que tenían que dar a conocer al pueblo de Dios lo que estaba pasando en el gobierno de la diócesis. Y fueron apareciendo diversas informaciones en distintos medios, incluido Religion Digital. Informaciones siempre incompletas y escudadas en el anonimato exigido por la situación interna eclesial. RD ha tenido ahora acceso al acta que publicanos íntegramente.
Se titula «2011ko ekainaren 20ko bilera-agiria /Acta de la reunión de 20 de junio de 2011». En ella aparece clara la lectura absolutamente negativa que monseñor Munilla hace de la situación heredada. Y del rechazo unánime de su consejo presbiteral. La fractura es profunda y el entendimiento imposible. Roma tendrá que terciar para evitar un ruptura total de la comunión.
En el acta del consejo aparece claro que monseñor Munilla propone otro modelo de Iglesia. Un modelo diferente y en discontinuidad absoluta con el vivido por la diócesis hasta ahora. «Hemos de hacer una lectura humilde y abrirnos a nuevas experiencias cuando las cosas no funcionan», argumenta.
Y el prelado pasa a la práctica e impone, contra el parecer unánime de su presbiterio, el traslado de los seminaristas a Pamplona. Y, además, acusa a sus curas de «haber bajado el listón de las exigencias evangélicas», porque no hacen ejercicios espirituales, no rezan, no se confiesan, no buscan vocaciones y hacen una «presentación del mensaje de Cristo débil, políticamente correcta». Y concluye, tajante: «Hemos perdido el celo vocacional de nuestro sacerdocio».
Ante un diagnóstico tan negativo y plagado de juicios de valor, los miembros del Consejo presbiteral reaccionaron de inmediato y en bloque. «La propuesta hecha por el Sr. Obispo es un asunto sumamente grave. La descripción y diagnosis que ha hecho el Sr. Obispo es del todo injusta: que los sacerdotes no acudimos a los ejercicios espirituales, que no oramos…», asegura un consejero. Otro insiste: «El análisis hecho de la realidad es inaceptable».
Otro miembro del consejo le echa en cara la parcialidad de su radiografía de la diócesis: «El diagnóstico del Obispo ha sido muy negativo. Existen sensibilidades y prejuicios muy diversos y el modo de interpretar la realidad puede ser muy distinto. De aquí se deriva que se presenten opciones diversas. El Obispo ha hablado de números. El voluntarismo no es bueno. Se necesita tiempo para lograr números. En cambio, el Obispo no ha hablado de calidad, ni del modelo de presbítero que necesitamos».
Ante la lluvia de críticas, monseñor Munilla no tiene más remedio que reconocer que quizás haya cargado demasiado las tintas negativas. «Tal vez haya sido negativo. La situación es muy dura», se justifica. Pero, a renglón seguido, se reafirma en sus tesis: «No me he referido al modelo de presbítero. Pienso que hemos de estar al margen de esa polémica. No podemos empezar a discutir qué modelo de presbítero queremos según el criterio de cada uno. La Iglesia nos ha dado el modelo». .
La réplica clara procede del siguiente presbítero interviniente: «La lectura de la realidad que ha hecho el Sr. Obispo ha sido negativa. La situación actual es, en mi opinión, mejor que la de antes, porque el Espíritu está trabajando más. El Sr. Obispo no ha dicho ni palabra sobre el trabajo realizado durante cuarenta años por los curas. Decir que cuando hay eficacia es que actúa el Espíritu Santo me parece inaceptable. No se puede solucionar un problema del siglo XXI con métodos del siglo XIX».
Las demás intervenciones se reafirman en la misma tónica, para concluir con un par de preguntas de un presbítero y las consiguientes respuestas de monseñor Munilla:
-¿Cómo afronta el Sr. Obispo que este Consejo Presbiteral y todo el Presbiterio no esté de acuerdo en llevar el Seminario a Pamplona?
-¿Ha hablado el Sr. Obispo de este tema con los Formadores del Seminario?
Gotzainaren erantzuna / El Sr. Obispo responde:
«Lo afronto con la confianza en que los frutos y la vida real demuestren que ha sido buena la decisión. Quiero preguntar al Señor qué quiere Él. He tomado la decisión desde un conocimiento institucional, desde un conocimiento de los chicos y desde un deseo de mejorar la situación.
No he hablado con los Formadores del Seminario por problemas de agenda, por no haber tenido tiempo para ello».