La auténtica dignidad no la dan los títulos o el currículum sino el hecho de que cada uno somos personas e hijos de Dios
(Avan).- El arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, ha visitado las instalaciones de «La Ciudad de la Esperanza» (CIDES), situada en el término valenciano de Aldaia, en las que son acogidos y reciben formación 180 personas sin hogar y con escasos recursos, y que ha calificado como «profecía de lo que tiene que ser cada comunidad cristiana».
En las instalaciones de esta asociación benéfico-social sin ánimo de lucro, antiguo HOSOJU, que están siendo rehabilitadas en la actualidad, los residentes trabajan en diferentes talleres de imprenta, manualidades y empaquetado, entre otros, y asisten a cursos de castellano, geografía, matemáticas. También reciben asesoramiento jurídico-laboral.
Acompañado por el nuevo director del centro, el sacerdote Vicente Aparicio, y por los responsables de la entidad y equipo técnico, el prelado recorrió las instalaciones del centro que están siendo renovadas y modernizadas, los bungalows de los residentes, los talleres de formación ocupacional y la capilla, ante cuyo sagrario oró.
Además visitó las dependencias destinadas a la futura consulta médica que se ofrecerá a partir del próximo mes de septiembre, la cocina y el comedor, el futuro gimnasio y el salón de actos, donde el Arzobispo saludó a los residentes y departió con ellos, interesándose por su situación.
En declaraciones a la agencia AVAN, monseñor Osoro aseguró que «`La Ciudad de la Esperanza´ es una profecía de lo que tiene que ser cualquier comunidad cristiana, no hecha con oro ni plata que esas cosas a veces es fácil hacerlas, sino hecha con personas, que son imágenes de Dios que tomó rostro humano y aquí también lo tiene».
Según el Arzobispo, «cualquier comunidad cristiana sería muy bueno que pasara por aquí y descubriese cómo esto se puede hacer realidad, naciendo de nuevo. No hacen falta palabras porque aquí se ve cómo la esperanza es lo que mantiene a los demás con una relación de hermanos y de imágenes de Dios, aquí valen todos y no se descarta a nadie porque todos son hijos de Dios».
Monseñor Osoro, que estuvo acompañado también por el vicegrancanciller de la Universidad Católica de Valencia «San Vicente Mártir» (UCV), José Tomás Raga, y por el rector de la UCV, José Alfedo Peris, se dirigió a los residentes en el salón de actos del centro para animarles en su día a día y agradeció el trabajo de Vicente Aparicio, y de los demás responsables del centro, en su esfuerzo por «hacer más digna la vida de cada uno de los residentes, porque la auténtica dignidad no la dan los títulos o el currículum sino el hecho de que cada uno somos personas e hijos de Dios».