La lápida ha sido cubierta para ocultar la pintada y los daños, a la espera de que se proceda a su limpieza y reparación
La lápida que recuerda en la catedral de Ibiza a todas las personas que fueron asesinadas en el Castillo por milicianos republicanos, en septiembre de 1936, en las primeros meses de la Guerra Civil, ha sido objeto de un atentado vandálico por parte de un joven que la ha cubierto con una gran pintada en la que se lee ‘Vergonya ke sagna’ y la ha golpeado con un martillo.
La placa conmemorativa incluye los nombres de todas las víctimas de la masacre, en su inmensa mayoría civiles y clérigos, que habían sido detenidos durante las pocas semanas en que las tropas del gobierno de la República controlaron las Pitiusas.
Casi al mismo tiempo que el atentado contra la lápida se producía una ceremonia del cabildo catedralicio, por lo que el acto fue rápidamente descubierto y los canónigos reaccionaron con rapidez.
Un turista francés y el delegado de Patrimonio de la diócesis, Francesc Torres Peteres, lograron retener al autor durante unos instantes, pero logró zafarse de ellos y huir. Aunque actuó encapuchado, en el forcejeo se pudo comprobar que era un joven de poco más de veinte años, con barba y posiblemente ibicenco.
El propio obispo de Ibiza, Vicente Juan Segura, le fotografió con su teléfono móvil y la Policía ya dispone de esas imágenes para identificarle y detenerle. Quienes trataron de retenerle en la catedral, le arrebataron una mochila con aerosoles y otros elementos. La lápida ha sido cubierta para ocultar la pintada y los daños, a la espera de que se proceda a su limpieza y reparación.
Por otro lado, y según apunta Nou Diari, se ha recibido un mail anónimo en el que los supuestos asaltantes califican la pintada de acción «desobediente de forma consciente, pública, pacífica y no violenta». Lo describen como una acción de «desobediencia civil».
Con esta acción se pretende, según han apuntado, en denunciar la «invisibilización de las víctimas exiliadas y represaliadas del bando republicano, discriminando a las víctimas del conflicto». Además, denuncia la «nula voluntad» del Gobierno y de la Iglesia Católica de «continuar un proceso de integración de todas las víctimas de la Guerra Civil».
Con este acto, pretenden exigir «una voluntad política y de la Iglesia para hacer frente a la simbología franquista, incluyendo la aplicación una Ley de Memoria Histórica real y activa». Asimismo, reclaman una «voluntad social» que avance en unos «valores comunes para la igualdad, la libertad, la paz y el amor».
En el mail remitido a esa redacción, niegan que se trate de un acto para «abrir heridas o genera división» y aseguran que el acto «busca cerrar heridas y continuar el camino para la paz que la sociedad española realiza sobre este conflicto». Además, indican que no es una «ofensa» contra las personas que aparecen en la placa: «Las víctimas de la placa son igualmente consideradas en el grave episodio de sufrimiento y desgracia que sufrió toda la sociedad española durante la Guerra Civil y la dictadura franquista».
(RD/Agencias)