Fervor de miles de devotos en el Cabezo

790 aniversario de la Aparición de la Virgen de la Cabeza

Don Amadeo Rodríguez Magro, presidió la Eucaristía de la Aparición

790 aniversario de la Aparición de la Virgen de la Cabeza
790 aniversario de la aparición

El Obispo recordó que "la fe es un tesoro y lo llevamos siempre dentro" y concluyó pidiendo que el amor hacia la Virgen se transforme en obras de amor hacia los demás

(Diócesis de Jaén).- El pasado 11 de agosto, el Cerro del Cabezo, en Sierra Morena, se convertía en el epicentro del fervor hacía la Madre de Dios, en su advocación de la Cabeza, Patrona de la Diócesis de Jaén. Y es que se cumplía el 790 aniversario de la Aparición de la Virgen a un humilde pastor de la localidad granadina de Colomera.

Como es tradición, miles de fieles devotos, y Cofradías filiales, llegadas desde distintos puntos de la geografía jiennense, andaluza y española, se daban cita en el mismo lugar donde la noche del 11 al 12 de agosto de 1227, la Reina de Sierra Morena se apareció a Juan de Rivas y pidió que se levantara un Santuario para su veneración.

La imagen de «La Morenita» fue trasladada hasta el bello altar instalado al aire libre, donde tuvo lugar el rezo del Santo Rosario y la solemne Eucaristía.

La Santa Misa comenzaba con el saludo y la monición de entrada del Rector del Santuario, el Padre trinitario D. Domingo Conesa. «En este momento del verano se nos llama desde este cerro bendito del Cabezo, (como se le dijo a Juan Alonso de Rivas), a vivir los auténticos valores del reino, para iluminar el complejo mundo de las preocupaciones humanas», afirmó.

Con la asistencia de numerosas autoridades civiles y militares y de una decena de sacerdotes diocesanos, arcipresetes, seminaristas, diáconos permanentes, el Padre Provincial de los Trinitarios, D. Pedro Huerta, el Vicario General, y un importante número de religiosos… el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, presidía la Eucaristía de la Aparición, que daba comienzo a las 12 de la noche. Fueron muchos los fieles devotos que quisieron participar en la celebración eucarística, distribuidos por las calzadas, una celebración que contó con el acompañamiento musical del Coro romero «La Misericordia  y Virgen de la Cabeza» de Torreperogil.

El diácono permanente natural de Andújar, D. Andrés Borrego fue el encargado de proclamar el Evangelio. A continuación, el Prelado del Santo Reino, pronunció una homilía con una profunda carga Mariana.

Homilía

Don Amadeo inició sus palabras recordando que «Hace 790 años en este lugar que llamamos Cabezo, en este santo lugar ocurrió un hecho maravilloso. El Señor quiso que su Madre se apareciera a un humilde pastor de Colomera». Para continuar diciendo, «Juan de Rivas tenía algo especial. Aunque no supo interpretar al principio lo que le ocurrió… tenía ese sexto sentido para darse cuenta de lo que aconteció en el Cerro. Algo brillaba en su corazón.  Algo le estaba diciendo que lo que le estaba sucediendo venía de Dios».

El Obispo de Jaén expresó: «Hace hoy 790 años fue la Madre del Redentor la que posó sus pies en este santo lugar. Aquella que Dios había amado desde siempre, había soñado desde siempre y había adornado desde siempre, para que por Ella, por su vientre bendito la salvación llegara, por su Hijo enviado del cielo, Hijo de Dios, haciéndose hombre.

Para que nunca nosotros olvidemos aquel acontecimiento, a lo largo y a lo ancho del mundo aparecen estos acontecimientos de Dios, que son las apariciones, que son el reflejo del amor de dios que son las apariciones marianas, y especialmente, el Señor nos ha querido regalar a su Madre, de tantas maneras y en tantos lugares, y aquí además pronto, muy pronto».

En alusión a lo que significó la Aparición en la vida, en la fe de Juan de Rivas, del testigo de la Aparición de la Virgen Santísima, Monseñor Rodríguez Magro explicó, «Lo que hizo al pastor de Colomera  darse cuenta de que aquello era algo importante fue la fe. Descubrió la presencia de Dios aquí y la presencia de Dios en su corazón. Y el Pastor hizo lo que tenía que hacer, lo que le había sido dado, tenía que darlo a conocer. El pastor va a la Iglesia a comunicar y a compartir ese deseo de la Virgen, poco a poco nace en este lugar, en torno a esta bendita imagen, a la Santísima Virgen de la Cabeza, un río de fe».

Don Amadeo insistió durante su predicación, que «Este Santuario, que desde hace 790 años lleva recibiendo a multitudes de peregrinos movidos por la fe, y que aquí venimos a encontrar lo que buscamos, y vamos a encontrar a Dios. Venimos con la confianza profunda que lo que traemos hasta aquí en nuestro corazón va a ser escuchado y va a  ser tomada en cuenta».

El Obispo recordó que «la fe es un tesoro y lo llevamos siempre dentro». Para continuar diciendo que al Santuario de la Virgen de la Cabeza, «Se viene buscando la alegría del perdón el encuentro con Dios.  Aquí encontramos un corazón amado y querido, ese corazón amado y querido nos ama personalmente  a cada uno de nosotros, y es el de la Santísima Virgen de la Cabeza, que nos ama y que nos dice a cada uno de nosotros haced lo que mi Hijo os diga. Acercaos  a Jesús. Jesús nos da felicidad, la esperanza, la ilusión, un nuevo modo de vivir… Acercaos  a Cristo».

El Prelado jiennense concluyó su homilía pidiendo a los miles de fieles congregados que ese amor hacia la Virgen se transforme en obras de amor hacia los demás, sobre todo hacia los más desfavorecidos, «convirtamos la fe en obras. Cristo a servir a los pobres, nos invita a ser caritativos con los más necesitados. Todo ese fervor que sentimos hacia la Santísima Virgen, pero la Virgen siempre que nos escucha, nos dice, ese mismo fervor ponedlo en mi Hijo Jesucristo. «Que la Santísima Virgen nos proteja siempre y nos ayude cada día a ser mejores cristianos».

Al concluir la Eucaristía, la Virgen fue posada sobre sus andas para ser procesionada por sus anderos por las calzadas y por todo el poblado. Devotos, cofrades quisieron acompañar a la imagen de Virgen de la Cabeza en su recorrido. Al término, ya al filo de las 4 de la mañana, una vez que la Patrona de la Diócesis de Jaén regresaba a su Basílica Santuario, comenzó el tradicional «besamantos», que concluyó a las 7 de la mañana, y con este acto cultual y de fervor mariano, finalizó el 790 aniversario de la Aparición.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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