Es uno de los barrios más pobres de la capital andaluza y de todo el país

Un sagrario de plata de ley de 12.000 euros en el ‘Polígono San Pablo’ de Sevilla

En la parroquia del Santísimo Cristo del Perdón y bendecido por el arzobispo, monseñor Asenjo

Un sagrario de plata de ley de 12.000 euros en el 'Polígono San Pablo' de Sevilla
El sagrario de plata, en una parroquia del Polígono San Pablo de Sevilla

La mayoría de los vecinos lo considera un gasto superfluo e innecesario, en un barrio donde mucha gente no puede cubrir sus necesidades más básicas

(José M. Vidal).- El sagrario mide dos metros, costó 12.000 euros, es de plata de ley y no pega en absoluto en una de las parroquias del ‘Polígono San Pablo’, uno de los barrios más pobres de Sevilla y de toda España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Con un paro endémico, que ronda el 70% de la población activa, en el tramo de edad de los 25 a los 55 años.

Pues precisamente en ese barrio, donde la gente a duras penas puede sobrevivir, al cura de la parroquia del Santísimo Cristo del Perdón, José Manuel Martínez Santana, se le metió entre ceja y ceja cambiar el pequeño sagrario de siempre por uno mucho más ostentoso. Con el tan manido y tan antiguo argumento de que «lo mejor tiene que ser para Dios».

El nuevo sagrario, obra de Artesanía Santa María, es una imitación en plata de ley del antiguo monumento de la catedral de Sevilla para los oficios del Jueves Santo. Con una dimensiones espectaculares de dos metros de altura, 89 centímetros de ancho y 72 de profundidad.

Consta de cuatro cuerpos. La base, con ‘El Niño de las Conchas’ y ‘el Buen Pastor’ de Murillo. En el segundo cuerpo lucen algunos santos sevillanos, entre ellos San Fernando. En el tercero, el Papa Juan Pablo II arrodillado ante la imagen de la ‘Pura y Limpia del Postigo’. Todo ello rematado en el cuatro cuerpo por la imagen del Santísimo Cristo del Perdón.

El antiguo sagrario de la parroquia del Cristo del Perdón

El cambio de sagrario está ocasionando un cierto escándalo en el barrio. Primero, por la ostentación. Y segundo, por el coste. El párroco, José Manuel Martínez, les ha dicho a los vecinos que ha costado 4.000 euros, conseguidos entre los vecinos, a través de una recogida de cucharas de plata entre la feligresía. Pero a los sacerdotes de la zona les confesó que el coste del sagrario fue de 12.000 euros.

Los vecinos están divididos ante el nuevo sagrario. Un sector está de acuerdo con la idea del cura, pero la mayoría lo considera un gasto superfluo e innecesario, en un barrio donde mucha gente no puede cubrir sus necesidades más básicas.

Incluso los curas de la zona no comparten la decisión de su compañero, que, además, es arcipreste. Quizás, consciente de eso o avergonzado por el escándalo popular, José Manuel Martínez invitó a sus compañeros a la bendición del nuevo sagrario por parte del arzobispo sevillano, Juan José Asenjo,  a través de un mensaje de móvil y media hora antes de que se celebrase el evento.

Sí le dio tiempo para invitar al rector del seminario, al delegado de turismo y peregrinaciones y a cuatro párrocos jubilados.

Según cuentan sus propios compañeros, José Manuel Martínez es un sacerdote con aspiraciones a mitra, al que definen como «poco pastor, excesivamente burócrata, que acaba de echar de la parroquia a 140 scouts». Y, sobre todo, lo que le reprochan es «el antitestimonio de un sagrario de tanto lujo en un barrio tan pobre como el nuestro y que, además, deje hipotecada la parroquia por muchos años».

Tampoco les ha gustado a los curas que el arzobispo de Sevilla se haya prestado al juego y haya acudido a bendecir el sagrario de plata de ley.

Religion Digital se puso en contacto con el párroco José Manuel Martínez, para hacerle unas preguntas y que pudiese dar su versión de los hechos, pero el sacerdote declinó nuestra consulta.

En la parroquia del Santísimo Cristo del Perdón luce en todos us esplendor el imponente sagrario de plata de ley de 12.000 euros. Fuera, en el barrio del Polígono San Pablo, los vecinos, carne sufriente de Cristo, a duras penas pueden comer, porque no tienen trabajo, para llevar a casa el pan de sus hijos, como dice el Papa Francisco. Pero, algunos curas y algunos obispos siguen con el antiguo chip y no quieren formatearse.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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