El dinero y la ética en los negocios, ejes

Nueva edición del ‘Atrio de los Gentiles’ en Comillas ICAI-ICADE

Adela Cortina: "Las empresas tienen que saber cooperar o desaparecerán"

Nueva edición del ‘Atrio de los Gentiles’ en Comillas ICAI-ICADE
Atrio de los Gentiles en Comillas Comillas

El atrio es un espacio para favorecer el encuentro y el diálogo entre creyentes y no creyentes sobre temas diversos pero comunes a todos y transversales entre sí como son la ética, la legalidad, la economía, la ciencia o el arte

(Comillas).- El dinero y la ética en los negocios fue el asunto central sobre el que giró la nueva edición del Atrio de los Gentiles, una iniciativa de diálogo cultural que promueve el Pontificio Consejo de la Cultura del Vaticano y que organiza en España el Foro Ecuménico Social con la colaboración de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE y su Cátedra de Ética Económica y Empresarial.

El acto se inauguró por parte del rector de Comillas, Julio L. Martínez, SJ, que destacó que «no se debe demonizar el dinero como medio, pero sí estar alerta del peligro que supone que el dinero se acabe convirtiendo en un fin para la persona».

Jesús Conil, catedrático de Filosofía de la Universidad de Valencia, señaló que la ética significa «modo de vivir», en el que el fin propio es la felicidad. Aquí, aseguró, es donde surge la relación con el dinero. «El dinero no da la felicidad, pero cumple una función muy importante: une a las gentes, establece un lazo de reciprocidad en el intercambio», apostilló.

«La medida de esta reciprocidad en las sociedades hace que sea necesaria una medida: el dinero». Además, explicó la postura de Aristóteles que tildaba como aspecto negativo «producir dinero como si fuese el fin de todas las cosas, olvidando su función de mediador para satisfacer las necesidades».

«Los bancos van a dejar de existir y todo se digitalizará. Va a desaparecer el dinero físico, incluso las tarjetas de crédito», apuntaba José Manuel González-Páramo, consejero ejecutivo de BBVA, a la vez que resaltaba que esto impulsaría una «inclusión financiera». «Todavía hay varios miles de millones de persona que no tienen acceso a ningún tipo de producto financiero alguno, por pobreza o porque las redes bancarias o financieras no logran llegar a lugares remotos». De este modo, la digitalización permitiría la democratización de productos y servicios que, hasta hoy, solo son accesibles en países avanzados.

 

 

Además, explicó que actualmente el dato es «el petróleo de la nueva economía», ya que se almacenan de manera constante gracias a la hiperconectividad de las nuevas tecnologías. El big data, reiteró, permite infinidad de usos positivos, desde la «filantropía del dato» a como perfilar el riesgo de pequeñas empresas, estudiar las reacciones y consecuencias económicas tras un desastre económico o facilitar la economía personal permitiendo autoevaluar su salud financiera. Pero, aseveró, también implica una serie de peligros y recordó que existen dos maneras de que una entidad financiera pierda la confianza: por un mal comportamiento ético o por un descuido en ciberseguridad que suponga la vulneración de los datos sensibles de los clientes. «Hay que educar y sensibilizar en ciberseguridad, tanto en la formación empresarial como a los bancos», añadió.

Por su parte, el periodista económico de El País, Miguel Ángel Noceda, ofreció el punto de vista del periodista económico. Para él, es primordial que el profesional mantenga «los principios éticos» y cumplir los pasos del buen periodismo -«conocer, confirmar, comprender y contar»-. «El problema es que algunos de esos pasos se sortean sin que nadie se pare a corregir», lamentó.

El Atrio finalizó con la conferencia de la catedrática de la Universidad de Valencia, Adela Cortina, sobre «Aporofobia, ética y dinero», en la que destacó que la supervivencia de las empresas pasa por colaborar entre sí: «Las empresas tienen que saber cooperar o desaparecerán», afirmó.

El conductor del evento, el vicepresidente de UNICEF en España, Juan José Almagro, agradeció a la universidad el apoyo para la celebración del Atrio, del que recordó sus orígenes: «responde a una razón antigua y es que en el segundo templo de Salomón había un atrio llamado ‘los gentiles’ donde se permitía que judíos y no judíos pudiesen hablar de cualquier cosa», aludiendo a que, actualmente, el atrio es un espacio para favorecer el encuentro y el diálogo entre creyentes y no creyentes sobre temas diversos pero comunes a todos y transversales entre sí como son la ética, la legalidad, la economía, la ciencia o el arte.

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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