El diálogo ciencia-religión es absolutamente necesario. En primer lugar porque la ciencia, la tecnología y el desarrollo de ambas, es algo a lo que no podemos renunciar. De hecho, sabemos todo lo que contribuye al desarrollo de la humanidad
(Jesús Bastante).- José Manuel Caamaño, es profesor de teología moral en la Facultad de Teología de Comillas. Actualmente es el director de la Cátedra Francisco José Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión de la Universidad Pontificia de Comillas, que convoca el concurso «Godscience», de monólogos sobre ciencia y religión.
Hablamos con él de la cátedra que dirige, y por ello de la relación que existe entre ciencia y religión, y de su convivencia. Él insiste en que hay mucho mito acerca de una mala relación y de que hay un puente entre ellas, que pasa por unos criterios éticos, para que el desarrollo científico esté al servicio el ser humano, y no al revés. Muy al estilo “Laudato si”, que para él ha sido la ratificación de su buen hacer.
Acercar la ciencia a todo el mundo, forma parte también de sus objetivos. «Es una forma de evangelización novedosa», argumenta. Y para ello han organizado un concurso muy interesante. Realmente, religión y ciencia no tienen por qué estar reñidas, solo hace falta no perder de vista el “cuidado” de la vida.
¿Cuál es el trabajo de esa cátedra?
La cátedra, como todas las cátedras de la Universidad, es un lugar de investigación y difusión de aquellas cuestiones que tienen que ver con la identidad y misión de la Universidad. En concreto, esta cátedra trata de las problemáticas que, con base en el desarrollo científico y técnico, inciden de alguna forma en las diferentes tradiciones teológicas antropológicas y morales de la humanidad.
Un tema que está ahora de moda, porque es muy necesario.
Sí, de hecho, por la propia identidad misma de la cátedra, nosotros abarcamos un número considerable de problemáticas que englobamos en cinco grandes líneas:
Por un lado, algo que forma parte de la propia esencia de la cátedra, que es el de la relación entre ciencia y religión. Y la búsqueda, por tanto, de una relación positiva entre ellas en ámbitos como son la cosmología, la evolución, etc.
Un segundo ámbito, que afecta a los Lenguajes de la tecnología.
Una tercera línea de investigación, que tiene que ver con la cultura tecnológica, la ética y la teología.
Una cuarta línea, hoy muy en auge, que es todo el desarrollo de la neurociencia y esto que se ha dado en llamar transhumanismo o singularidad, posthumanismo.
Y una última línea de investigación, que es ciencia, tecnología y ética social, donde abordamos las implicaciones éticas y sociales, que tienen que ver con la justicia, de todo el desarrollo científico y técnico. Por ejemplo, también la cuestión ambiental.
Muy en línea con “Laudato si”.
Sí. Evidentemente, todo el trabajo de la cátedra está un poco en esa llamada, que los últimos papas vienen haciendo, a buscar formas de mayor integración, de mayor relación positiva entre la ciencia y la religión. Y en este sentido, “Laudato si” se sitúa mucho en la línea del trabajo que ya nosotros veníamos haciendo, pero que ahora también es un estímulo para el trabajo que venimos haciendo.
¿Qué ha supuesto “Laudato si” para vuestro campo de trabajo?
En primer lugar, ha supuesto lo que podemos llamar un reafirmación de que el trabajo que hacemos es importante hacerlo. Sobre todo por las visiones extendidas en la cultura popular, y en algunos científicos también, de la imagen no siempre positiva que existe de la Iglesia y de la teología, en su relación con todo el desarrollo científico y técnico. Nosotros lo que pretendemos es superar el lenguaje de la confrontación, y también todas las posturas más fundamentalistas procedentes de uno y otro lado, para buscar una relación lo más positiva posible. Y “Laudato si”, en ese sentido, lo interpretamos también como una llamada a seguir en este trabajo.
Y también con humor, con la 1ª edición de Godscience, que es un certamen de monólogos sobre ciencia y religión. ¿Qué es y cómo se os ocurre?
La idea de Godscience es poder llegar a un público más amplio y de forma más divulgativa. Nosotros, como se hace en el ámbito de las cátedras, hacemos una labor investigadora informativa importante, pero que a veces se queda solo en espacios casi para expertos en el el tema y, de hecho, tenemos canales de difusión del conocimiento: revistas académicas que no llegan del todo a la cultura más popular, para la gente que no está introducida en estas materias.
Godsciencie es un intento de abrir estas cuestiones a gente que no está tan familiarizada, para invitarla a formar parte de este diálogo que queremos construir en torno a la relación entre ciencia y religión.
Lo que buscamos es que gente de todo tipo pueda elegir una problemática que le interese, entre muy diversos tipos. Por ejemplo, un caso histórico, el caso de Galileo, que siempre ha sido considerado como un tema de enfrentamiento, para tratarlo con rigor suficiente, de forma divulgativa, amena, y que la gente pueda entender qué es lo que ha pasado y en qué medida se pueden abrir vías para un diálogo positivo. Esto mismo pasa en otros campos con otros hechos históricos y por eso, la idea fundamental es conseguir que la gente aprenda de este tipo de cuestiones, pero de una forma asequible en un lenguaje que todo el mundo pueda entender.
Para nosotros, incluso se puede considerar que es una forma de evangelización, porque hemos visto, en un proyecto de investigación que se ha desarrollado, que mucha gente tiene una visión un poco distorsionada de lo que es la relación entre ciencia y religión, sobre todo en el ámbito de la adolescencia. Y lo queremos es ayudar a solventar todas esas carencias que existen, y contribuir también, desde donde estamos, a esa búsqueda de una relación positiva y fructífera entre ambos.
¿Quiénes pueden participar y qué requisitos se necesitan para este monólogo?
Puede participar todo el mundo que tenga interés por estas cuestiones. La idea la tomamos de un concurso realizado en España, en concreto por la FECIT (la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología) que era de monólogos puramente científicos.
En nuestro caso, lo que queremos son monólogos que traten cuestiones teológicas, éticas y también científicas, pero que de algún modo muestren esta interacción entre ciencia y religión.
Cualquiera puede participar, el criterio por el que nos regimos es es el mismo que el de Famelab, organizado por la FECYT, que es el criterio de las tres “c”. Que quien participe, en primer lugar lo haga con contenido; que sea riguroso en el tratamiento del tema. Con claridad; que consiga trasmitir de forma asequible para la gente. Y, por último, con carisma; que pueda entretener a la gente que está escuchando.
¿Hay una cuarta “c” de que sea corto. O no?
Bueno, sí, el tiempo para los monólogos es de 10 minutos.
El proceso es bastante sencillo: el plazo ya está abierto, y es hasta el 1 de febrero de 2018. Cualquiera puede mandar su monólogo a la página web que tenemos para ello.
El monólogo lo puede grabar en su casa, con su ordenador. Nosotros, con los monólogos recibidos, hacemos una preselección, lo hará un jurado designado por la propia cátedra.
De los pre-seleccionados, seleccionaremos doce, que convocaremos para que vengan a la universidad, para juntarnos y que lo puedan exponer de forma directa ante el jurado. Y de esos doce seleccionaremos seis, que pasarán a la final de Godscience.
La Godscience se celebrará probablemente en el mes de abril, en una gala presentada ya por un monologuista profesional seguramente, y en esa gala final un jurado (también especializado y nombrado para la ocasión), seleccionará al finalista, que será el ganador de los mil euros que tenemos para el concurso.
¿Está teniendo eco la iniciativa?
Estamos empezando ahora con la difusión, pero ya hemos recibido algún monólogo.
¿Y es lo que esperabais?
Sí, algunos que recibimos son rigurosos en los temas. Otros son creativos. A veces, no es fácil grabarte tú mismo en tu cámara para hacerlo ameno o para que tenga tenga ciertas dosis de humor, pero esto se mejorará una vez que tengamos el encuentro presencial para seleccionar a las finalistas; les ayudaremos para que puedan mejorarlo si salen seleccionados.
Es una iniciativa que, de momento y con el poco tiempo que llevamos con el concurso abierto, está teniendo eco y esperamos que la gente se anime a participar. Además, después puede ser un instrumento más a utilizar como forma de evangelización en estos temas, en un mundo donde el desarrollo científico, el positivismo y el objetivismo, a veces visto desde un punto de vista científico, está teniendo un eco bastante considerable.
¿Es imprescindible poder encontrar caminos de diálogo entre ciencia y religión de una manera positiva?
Es absolutamente necesario. En primer lugar porque la ciencia, la tecnología y el desarrollo de ambas, es algo a lo que no podemos renunciar. De hecho, sabemos todo lo que contribuye al desarrollo de la humanidad.
Nosotros buscamos que todo este desarrollo esté orientado por una determinada criteriología ética, para que ese potencial que tenemos, -que refleja además la grandeza que Dios ha dado a la mente humana, como dice el Papa- esté realmente al servicio del ser humano, de todos los seres humanos.
Pero esto no se hace simplemente con el rechazo sin más; tenemos el deber de ofrecer criterios que hagan que este desarrollo sea lo más positivo posible y esté al servicio de aquello que se pretende.
¿Por qué se ha contrapuesto durante tanto tiempo la ciencia y la religión?
Ciertamente, hay un gran mito: el mito del conflicto. ¿Por qué se ha producido? Yo creo que por la lectura que a veces se ha hecho de determinados acontecimientos históricos, que son bastante más complejos de lo que en principio parecen.
Además hubo algunos autores en el siglo XIX que extendieron estas ideas del eterno conflicto. Pienso en Andrew Dickson White, Draper y otros. Es una idea parcial, porque se basa en lecturas no del todo completas de lo que ha sido la realidad de los hechos. Nosotros pretendemos también revisar todos esos casos históricos, para deshacer lo que en el fondo no deja de ser un mito pero que ha calado bastante en el ámbito popular.
Este mito, en nuestro días, incluso se ha visto reforzado con las tesis de algunas obras que han llegado a ser best-sellers, como por ejemplo la de los llamados los cuatro jinetes del ateísmo científico, cuyo principal representante es Richard Dawkins y su obra “El espejismo de Dios”. A lo que se suman las campañas que él ha patrocinado en algunas ciudades del mundo, entre ellas Barcelona, con el lema, si mal no recuerdo, de “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”,.
Vamos a recordar, para aquellos que quieran apuntarse y participar en el concurso, qué tienen que hacer y hasta cuándo.
Es muy fácil: lo que tiene que hacer es grabar un vídeo, de unos diez minutos de duración, con un monólogo sobre cualquier tema que les interese, pero donde se muestre alguna interacción entre la ciencia y la religión.
Una vez que lo tengan grabado entran en la página web del concurso y rellenan el formulario, donde tienen un vínculo para agregar también su vídeo, y que podamos recibirlo.
Muchas gracias, José Manuel.
Gracias a ti.