Recordó las palabras de Bergoglio: "Prepará el camino para que el próximo rector sea un laico"

Víctor Manuel Fernández se despide de la UCA: «Aprender de los errores abre caminos»

"Nos conviene pertenecer a Jesucristo, no tener otros dueños que nos dominen"

Víctor Manuel Fernández se despide de la UCA: "Aprender de los errores abre caminos"
Recordó las palabras de Bergoglio: "Prepará el camino para que el próximo rector sea un laico" Aica

Gracias por haber venido. Les pido que recen por mí y por mi próximo destino pastoral. Yo no dejaré de recordar a esta querida Universidad en mi oración

(J. B./Aica).- «Me voy tranquilo. Hay que permitirle al Dr. Schiavone que cometa errores, como los he cometido yo tantas veces. Pero estoy seguro que el Dr. Schiavone también es capaz de aprender de sus errores, y eso abre caminos«. Víctor Manuel Fernández se despidió ayer de la UCA de Buenos Aires, dejando paso al primer laico en dirigir la institución.

En sus palabras de despedida, el ya ex rector resaltó la figura de Schiavone, apuntando que «que sea un laico es un paso muy importante. En su momento yo lo había sugerido al cardenal Bergoglio y su respuesta fue: «Prepará el camino para que el próximo rector sea un laico». «Así lo entendió también el cardenal Poli», gran canciller del centro.

«Quise celebrar esta misa porque creo que es la mejor forma de despedirse. La ofrezco por todos ustedes y por toda la Universidad», dijo monseñor Fernández a los presentes.

La eucaristía tuvo lugar en la iglesia del Corazón de Jesús. Concelebraron monseñor Alfredo Zecca, antiguo rector de la UCA; el presbítero Gustavo Boquín, vicerrector de Integración; el presbítero Alejandro Seijo, director del Instituto de Pastoral y varios capellanes de la universidad. Como maestro de ceremonia actuó el neodiácono Daniel Pellizón, quien acompañó durante su gestión a monseñor Fernández como secretario personal.

El doctor Miguel Ángel Schiavone, nuevo rector designado, estuvo presente en primera fila, acompañado por autoridades académicas y administrativas.

Reflexionando sobre su tarea como rector expresó: «Mi gran preocupación en estos ocho años fue cuidar esta institución, que alberga a tantas personas, cumple objetivos tan nobles, y al mismo tiempo es una fuente de trabajo para muchos. El peor defecto de la máxima autoridad es buscar sus propios intereses o usar la institución para obtener beneficios para su ego. Porque su principal deber es preservar el bien común. Esta tarea tuvo sus momentos difíciles pero también hermosas gratificaciones. Por otra parte, es mucho lo que aprendí en la UCA. Estoy agradecido a tantas personas que me dieron testimonio de entrega y de servicio generoso.»

Al finalizar la celebración, el arzobispo saludó a cada uno de los presentes y les agradeció la tarea desarrollada y el afecto recibido durante los años de su gestión. Monseñor Fernández continuará colaborando con el nuevo rector en tareas de asesoría a la espera de su próximo destino pastoral.

 

 

Palabras de monseñor Víctor Manuel Fernández, arzobispo titular de Tiburnia y rector saliente de la UCA, en la misa de despedida de la comunidad universitaria (Iglesia del Corazón de Jesús – Edificio Santa María, 24 de abril de 2018)

Quisiera meditar brevemente este evangelio que escuchamos. Porque aquí Jesús nos dice con orgullo que somos suyos, y que nadie nos arrebatará de sus manos. Es decir, él ama que seamos suyos, lo goza, y espera que nosotros gocemos perteneciéndole. Si somos de él estamos seguros y todo termina bien, más allá de todo.

Y él defiende esta pertenencia: «nadie los arrebatará de mis manos». Pero hay algo que amenaza esa pertenencia mutua: nuestra libertad. Si nosotros dejamos que algo o alguien nos arrebate de las manos de Cristo, él respeta nuestra libertad y nos deja ir.

Eso es lo que ocurre cuando permitimos que algunas inclinaciones interiores crezcan y nos dominen: por ejemplo, cuando dejamos que la vanidad se desarrolle, y comenzamos a acariciar demasiado nuestro yo, y empezamos a sentirnos más que otros: y entonces terminamos diciéndole a Jesús: no quiero ser tuyo, dejame en paz con mi libertad.

Otras veces nos dejamos dominar por las tristezas, los miedos, los resentimientos, las envidias, que carcomen lo mejor que tenemos, y así le impedimos a Jesús que derrame en nosotros la paz, la fuerza, la esperanza.

Nos conviene pertenecer a Jesucristo, no tener otros dueños que nos dominen. Porque cuando reina él en nuestras vidas, entonces reinan la paz, la esperanza, la bondad, la alegría. Cuando reinan otras cosas, podremos tener satisfacciones pasajeras, pero en el fondo nos quedará una profunda insatisfacción clavada en la garganta.

Quise celebrar esta Misa como despedida, porque creo que esta es la mejor forma de despedirse. Además, lo hago ofreciendo esta Misa por todos ustedes y por toda la Universidad.

Porque en realidad mi gran preocupación en estos ocho años fue cuidar esta institución, que alberga a tantas personas, cumple objetivos tan nobles, y al mismo tiempo es una fuente de trabajo para muchos. El peor defecto de la máxima autoridad es buscar sus propios intereses o usar la institución para obtener beneficios para su ego. Porque su principal deber es preservar el bien común.

Esta tarea tuvo sus momentos difíciles pero también hermosas gratificaciones. Por otra parte, es mucho lo que aprendí en la UCA. Estoy agradecido a tantas personas que me dieron testimonio de entrega y de servicio generoso. También hay mucha gente alegre y con sentido del humor, y eso es sano para cualquier institución.

Pero precisamente porque me interesa cuidar la institución, lo que me corresponde es desaparecer. Ahora la comunidad universitaria necesita enfocarse en el comienzo de una nueva etapa, no sólo porque mañana asumirá sus funciones un nuevo rector, sino también porque a él le corresponderá, junto con el Consejo Superior, elaborar el nuevo proyecto institucional.

Estoy convencido de haber aportado ya todo lo que podía dar en la UCA y sé que el nuevo rector reúne todas las condiciones que requieren los nuevos desafíos que se presentan. Que sea un laico es un paso muy importante. En su momento yo lo había sugerido al Cardenal Bergoglio y su respuesta fue: «Prepará el camino para que el próximo rector sea un laico». Así lo entendió también el Cardenal Poli.

Por eso me voy tranquilo. Hay que permitirle al Dr. Schiavone que cometa errores, como los he cometido yo tantas veces. Pero estoy seguro que el Dr. Schiavone también es capaz de aprender de sus errores, y eso abre caminos.

Por otro lado, estará acompañado por un equipo de trabajo con capacidad y experiencia, y por un excelente grupo de decanos. Estoy seguro que Dios me iluminó a la hora de elegir los decanos, porque estoy convencido del gran valor de cada uno de ellos y del excelente Consejo Superior que conforman. Lo mismo puedo decir del eficiente y generoso Consejo de Administración. La UCA tiene todo para funcionar bien, y mejor.

Gracias por haber venido. Les pido que recen por mí y por mi próximo destino pastoral. Yo no dejaré de recordar a esta querida Universidad en mi oración.

Mons. Víctor Manuel Fernández, arzobispo titular de Tiburnia

 

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

Lo más leído