"Era un profesor excelente, emprendedor y sintético"

Ha muerto Antonio Hortelano

El padre Del Otero lo califica de "pionero" y "un gran evangelizador"

No es un tópico asignar a este sacerdote misionero, alto, flaco y soñador, el calificativo de "quijote"

No es un tópico asignar a este sacerdote misionero, alto, flaco y soñador, el calificativo de «quijote». Antonio Hortelano nació en Irún (Guipúzcoa) el 21 de agosto de 1921. Su familia se traslada a Madrid cuando él tiene 7 años, con el fin de que su padre pueda recibir tratamiento para la leucemia que padece. Se quedará huérfano en 1931.

Gustaba de narrar muchas y peculiares historias de la época republicana, como su coincidencia con Fernando Fernán Gómez en el instituto, o la celebración de misas clandestinas en su hogar familiar, después de la clausura de los templos. Su madre, Doña Emilia, ocultó en esta época a varios religiosos redentoristas en su casa. No en vano eran vecinos de la comunidad redentorista del Perpetuo Socorro, sita en la calle Manuel Silvela.

El verano de 1935 ingresa en el Jovenado redentorista (Seminario Menor) de El Espino (Burgos). El 24 de agosto de 1939, después de un año de Noviciado, profesa como misionero redentorista en Nava del Rey (Valladolid). Realiza sus estudios filosóficos y teológicos en el Seminario Mayor Redentorista de Astorga (León), bimilenaria ciudad en la que es ordenado sacerdote en 1945. Allí comenzó su carrera docente como profesor de teología dogmática.

A partir de 1947 es enviado a ampliar estudios. Obtiene el doctorado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, y realiza estudios en Psicología y Economía en Lovaina y París. También pasará una temporada en Bélgica. Estas experiencias de estudios le facilitan el dominio de varias lenguas y el conocimiento de diversas naciones europeas. En la mente del joven padre Antonio se forja una visión del cristianismo moderna, ágil y pragmática, de la que hará gala en todas sus iniciativas pastorales.

Entre los Redentoristas destacó como un profesor excelente, emprendedor y sintético. En 1958 se convierte en profesor de la Academia Alfonsiana de Roma, dedicándose a la investigación de temas morales y colaborando con centros universitarios de América. Es la época más fecunda de su vida a nivel literario, aunque no ha dejado de escribir libros hasta el último momento de su vida. Además, tiene la oportunidad de conocer a personajes de gran relevancia en la Iglesia del Concilio Vaticano II.

El P. Hortelano es un pionero en muchas facetas de su vida. Por ejemplo, en 1969 se convierte en el primer superior provincial de España elegido democráticamente. Deja entonces Roma para ponerse al frente de los Redentoristas españoles en una época de transición y cambios difíciles en la Iglesia. En 1971 se inaugura en Madrid el Instituto Superior de Ciencias Morales, donde él mismo dará clases durante muchos años.

Pero quizás su iniciativa más interesante sea la creación de los EAS, Comunidades Cristianas Comprometidas, que surgen en París en 1959, a partir de un grupo de universitarios de varios países. Los EAS reúnen a laicos, matrimonios y jóvenes preocupados por su madurez creyente, con un compromiso social fuerte. Existen varias modalidades: hay comunidades domésticas, que se reúnen en las casas semanalmente, comunidades geográficas, cuyos miembros viven en un complejo habitacional, y geográficas de trabajo y de bienes, en que se comparte todo, como el Kibbutz Cristiano Eas, que el P. Hortelano fundó en Querétaro (México) para la promoción de familias campesinas. A partir de la creación del kibbutz, el P. Hortelano residía unos meses en México y otros en Madrid.

La creatividad era una de sus mejores cualidades, pero sobre todo destacó por tener un modo fascinante de contar las cosas. Puso sus cualidades al servicio de la evangelización como predicador y como escritor. Su producción literaria supera los 50 libros, entre los que destacan Problemas actuales de moral (1981) y Teología de Bolsillo (1991). También escribió más de medio centenar de artículos en revistas especializadas, y dirigió las revista Moralia (1953-1958) y Pentecostés (1963-1966).

Su casa en Madrid era la comunidad redentorista de la calle Félix Boix, 13. A ella regreso desde México, como cada año, a pasar una temporada, pero esta vez la estancia fue definitiva. Se le detectó un cáncer de pulmón, que afrontó con entereza desde el primer momento. Dio testimonio de su fe en la resurrección y quiso transmitir esperanza aceptando grabar sus palabras en un video destinado a enfermos terminales.

En CRÓNICA de El Mundo, el 2 de agosto pasado, hacía un breve recorrido por sus recuerdos sobre la guerra fría y sus impresiones acerca de la Iglesia. La madrugada del 16 de octubre, festividad litúrgica de otro redentorista, San Gerardo Mayela, su corazón dejó de latir. Descanse en paz.

Laureano Del Otero Sevillano C.SS.R.

Misionero Redentorista

Director del Instituto Superior de Ciencias Morales (Madrid)

 

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