El factor religioso no ayuda a todos
El obispo, un rockero, el director de la UCI, un marroquí y una jubilada reflexionan sobre la vida más allá de la muerte. Lo cuenta Laura Arribas en Diario de Alcalá.
Juan Antonio Reig Plá, obispo de Alcalá: «Es un motivo de esperanza»
El obispo de la diócesis de Alcalá, Monseñor Reig Plá, apunta que la vida después de la muerte siempre es un motivo de esperanza para el creyente. «El cristiano vive, y yo lo he visto en mi padre y mi madre, ya fallecidos. La vida cuando se prolonga en la ancianidad acaba por ser verdaderamente precaria. Entonces lo que uno tiende es a poder descansar, pero no a descansar en el vacío, sino en la fe que es motivo de esperanza, porque sabes que la puerta que se abre es una puerta para encontrarte con Dios». Asimismo, en lo que se refiere al desconsuelo que sufren las personas por la pérdida de alguien querido, el obispo señala que «miramos la muerte con dolor». Él mismo reconoce que lloró cuando murieron sus padres, pero indica que lo hizo con una esperanza «porque ellos murieron cristianamente, murieron aclamando a Dios y eso para mí fue una riqueza enorme».
Jorge Martínez, rockero: «Tiene que haber algo más»
El que fuera bajista del grupo de rock Beholder, Jorge Martínez, afirma que en su opinión sí que existe «algo» después de la muerte. «No puede ser que vivamos tan solo 80 años. Me parece muy corto el ciclo de la vida. De hecho creo que hemos estado en otras vidas, en otros periodos de la historia». Para él este tema es algo que le fascina y apunta que cuando nuestros cuerpos mueren «algo tendremos que hacer con ellos». «Yo pienso que a veces hemos conocido personas en otras vidas y nos hemos reencontrado con ellas en el presente. Creo en la reencarnación y en las almas gemelas, aunque considero que no todas las personas tienen la oportunidad de conectar en la vida actual con ellas». Asimismo, este alcalaíno señala que las personas a veces sueñan inconscientemente con cosas «que nos dicen algo». «¿Sólo vamos a vivir 80 años? ¿He vivido en la Prehistoria? Son preguntas que me hago porque estoy convencido de que después de la muerte hay algo más, no sé exactamente qué es, pero tiene que haber algo más».
José A. Cambronero, responsable de la UCI: «El factor religioso no ayuda a todos»
José Andrés lleva 23 años al frente de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Príncipe de Asturias. En la profesión médica desde 1975, se hizo responsable también de la unidad de Transplantes del Hospital en 1992. Para él, en lo que a la UCI se refiere «la muerte siempre es un poco especial, porque un porcentaje de veces después de hacer muchos esfuerzos para el mantenimiento del paciente, la mayoría de las veces llega tras la decisión de retirar medidas que no tienen sentido porque es imposible volver al paciente a una vida digna de continuar». Por eso, señala que la muerte en las UCIs siempre están rodeadas de un ambiente que no es muy natural. Además, considera muy importante que «desgraciadamente en nuestra sociedad la muerte es una realidad que prácticamente permanece escondida. Es algo de lo que se habla muy a regañadientes, parece el fracaso de todo lo demás, cuando no es más que el final que tenemos todos». Desde su experiencia, apunta que el factor religioso que ayuda a algunas personas a vivir ese trance «a otros no parece que les sirva mucho». «Es un poco independiente. Hay personas religiosas que aceptan la muerte de un familiar, y otras no que lo aceptan».
Alejandra Ortiz, jubilada: «La Iglesia nos comió el coco»
El concepto de una vida después de la muerte cambió para Alejandra cuando tenía alrededor de 30 años. «De joven pensaba que existía el más allá porque era lo que nos decían en el colegio, en la iglesia…la sociedad en general. Pero cuando maduré la Iglesia me desilusionó mucho porque dicen una cosa y luego hacen otra. En ese momento dejé de creer en todo lo que me habían contado de pequeña». Y es que para ella todo lo que le habían contado sobre el más allá era para tener a la gente con miedo. «Nos tenían comido el coco. De esa manera te tenían con el miedo de que si hacías algo malo ibas a ir al infierno». Ahora asegura que actúa libremente, aunque reconoce que a veces duda si hay algo más después de la muerte. «A veces tengo sueños premonitorios que me dan que pensar si hay algo más». Por su parte, su marido, Julián Plaza, destaca que siempre ha tenido claro que tras la muerte no hay nada más. «Parto de la base de que la creación del mundo no es como nos han enseñado. No creo que el mundo lo creara un ser superior sino que fue hecho por la naturaleza», expone.
Omar Elkathabi, marroquí: «El paraíso existe y ojalá vaya allí»
Este musulman residente en Alcalá explica que la vida es simplemente un lugar de tránsito para llegar al paraíso. «Yo pienso que cuando mueres hay dos lugares: el cielo y el infierno. El cielo es el paraíso, donde está Alá y nuestros antepasados y hay un jardín, dos ríos, fruta, vino, de todo… y no existe el sufrimiento». Por ello, dice, hay que hacer el bien en la tierra para no ir al lugar opuesto, el infierno. «El fuego es el castigo de Dios por haberte portado mal durante la vida». Omar asegura que tiene ganas de ir al paraíso, y de la misma manera opina Tarek Abdel, un amigo suyo originario de El Cairo (Egipto), que explica que la vida es como un examen. «Si lo apruebas irás al cielo y tendrás una buena vida». Ambos apuntan que temen ir al infierno y que rezan cinco veces al día para ir al cielo y «para la tranquilidad del alma». Y es que según Maro Lamin, un senegalés compañero suyo, el paraíso es un lugar de descanso».