El presidente de la Conferencia Episcopal no es el presidente de los obispos. Ése es el Papa
(Jesús Bastante).- 39 votos, uno más de lo necesario. El cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, fue reelegido esta mañana presidente de la Conferencia Episcopal por tres años más. Un estrecho margen, que deja a las claras la división que se vive en el Episcopado español. Sin embargo, el vencedor moral de la contienda episcopal fue el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, que se quedó a apenas 11 votos de Rouco para la presidencia, y que arrasó en la elección de Vicepresidente, obteniendo 51 de los 74 votos emitidos (más de dos tercios).
Cuando ya se conoce la composición del Comité Ejecutivo -con sorpresa en el último de los elegidos, Francisco Pérez, y sumando a éste Juan del Río, Juan José Asenjo y Julián Barrio-, quedan fuera del máximo órgano decisorio de la Iglesia española dos prelados de alto calado: el cardenal de Barcelona, Lluis Martínez Sistach, y el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, que por haber cumplido dos trienios sólo podrían permanecer en el cargo si fueran nombrados presidente y vicepresidente.
Osoro obtuvo 3 votos para la Presidencia, por 2 de Del Río y 3 en blanco. En la votación para la vicepresidente, Sistach obtuvo 17 votos, otros 3 Osoro, 1 Del Río y otro Asenjo, más un voto más en blanco.
En una breve alocución ante los medios, Rouco Varela -que cumplirá 75 años, edad canónica de jubilación, en agosto-, recordó que «es la cuarta vez que me ha tocado protagonizar esta rueda de prensa», y quiso dejar claro que «el presidente de la Conferencia Episcopal no es el presidente de los obispos. Ése es el Papa».
«La CEE no es un parlamento, no es un gobierno, todos son responsables últimos de la vida y acción de las iglesias diocesanas», proclamó el purpurado, quien insistió en que el Episcopado «no termina ni empieza en los Pirineos. La Iglesia es santa, católica y apostólica».
Las pocas preguntas que se aceptaron fueron para hablar de las relaciones de la Iglesia con el Gobierno. En este sentido, Rouco indicó que «desde la Transición siempre fue correcta, muchas veces es cordial y siempre cooperante». Eso sí: quiso distinguir entre los aspectos institucionales de las relaciones y «la relación de la Iglesia, que no sólo son los obispos, cuando el ordenamiento jurídico incide en los cristianos que quieren vivir como cristianos en sociedad».
En lo puramente institucional, el presidente del Episcopado afirmó que «tenemos un punto de relación muy intensa por la Jornada Mundial de la Juventud«. Sí reconoció que «tenemos un problema histórico: la regulación jurídica de la clase de Religión, el derecho de los padres respecto a la libre iniciativa para determinar los centros de formación que quieren para sus hijos. Institucionalmente se puede hablar de corrección y cordialidad».
Preguntado por cuál sería la política de su mandato, Rouco Varela intentó dejar claro que «no tengo política ninguna, ni mediática ni no mediática. Eso no funciona en la vida de la Iglesia ni en la personal».
Finalmente, y en cuanto a la baja credibilidad de la Iglesia española en las encuestas, Rouco se salió por la tangente, insistiendo en que «la sociología no es una ciencia infalible ni la definitiva medida de lo que significa en la vida de las personas la Iglesia». Así, destacó que «el calor popular es muy grande, el índice de participación en la misa dominical es muy alto, en Madrid hemos construido 60 iglesias y centros parroquiales nuevos… y todo eso procede de la iniciativa de la gente No tengo yo la sensación de que la Iglesia en este momento no sea creíble o estimada, sino al contrario. El Pueblo de Dios está muy vivo«.