Hasta ahora, los únicos templos de Madrid que cuentan con el permiso preceptivo son la capilla del Palacio de Negralejo y la de la Finca Quinta de Illescas, ambas explotaciones hosteleras particulares
(Jesús Bastante).- Este sábado, José María Aznar Junior contraerá matrimonio con Mónica Abascal. La segunda boda de un hijo del ex presidente y Ana Botella no tendrá lugar, como la de su hija y Alejandro Agag, en el Monasterio de El Escorial, ni será una «boda de Estado» como pareció aquella. Pero también ha contado con el beneplácito del cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Y algo más: los contrayentes celebrarán el sacramento en una pequeña iglesia románica situada en la finca de El Campillo (San Lorenzo de El Escorial), que no cuenta con los permisos canónicos para llevar a cabo ceremonias canónicas. Salvo un permiso especial del Arzobispado, que se da en escasas ocasiones. Como ésta.
Según informaba Vanitatis, El Campillo, que se encuentra a escasos kilómetros del Valle de los Caídos, no respeta la norma canónica, establecida en el canon 1118 del Derecho Matrimonial, que también permite excepciones exclusivas. Hasta ahora, los únicos templos de Madrid que cuentan con el permiso preceptivo son la capilla del Palacio de Negralejo y la de la Finca Quinta de Illescas, ambas explotaciones hosteleras particulares.
Según el Arzobispado de Madrid, el permiso únicamente puede darse por dos razones. «Por amistades personales del obispo o por razones de seguridad«. Ambas han podido darse en este caso, dada la afinidad del ex presidente -y especialmente de su mujer, muy cercana a Comunión y Liberación y los Legionarios de Cristo– y el hecho de que la plana mayor del Partido Popular -muchos de ellos ministrables en el inminente Gobierno de Mariano Rajoy, incluido el futuro presidente-, asistirá al evento.
El citado canon afirma que «si media la licencia del Ordinario (el obispo, pues la licencia del párroco en este caso no es suficiente) pueden celebrar el matrimonio en un lugar conveniente, que no sea iglesia u oratorio«. «El motivo de esta norma -prosigue la norma canónica- es el de asegurar la naturaleza sagrada de una ceremonia que por su propia naturaleza es religiosa. Puede haber parejas que deseen casarse en otros lugares- entrañables para la familia, como el jardín de su casa, o en lugares bellos de la naturaleza, como en montañas o paisajes hermosos-y eso responde a deseos nobles y atendibles: efectivamente esos lugares bellos de la Naturaleza hablan de Dios mejor que un buen predicador. Sin embargo, en las iglesias, por ser lugares sagrados, Dios está presente. Cualquier matrimonio cristiano desearía tener la suerte de los novios de Caná de Galilea, que tuvieron a Jesucristo y a la Virgen María entre sus invitados (cfr Jn 2, 1-11)».
Con todo, los Aznar no serán los primeros en contraer matrimonio en esta capilla, dedicada a la Santísima Trinidad. Hace apenas unas semanas, se daban el ‘sí, quiero’ Juan Pardo Calvo, Director General de Legálitas, empresa dedicada a la asesoría jurídica, y Cecilia Lancksweert. Al enlace acudieron desde Alcocer hasta Sánchez Galán.