Se habla de la interrupción del embarazo como si éste fuera un sarampión o unas varices y nunca se habla de lo que realmente es
(Jesús Bastante).- «Todas las mujeres que quieren abortar lo que buscan es quitarse del medio a sus hijos para disfrutar de la vida«. El cardenal electo Fernando Sebastián se lanzó de cabeza al debate sobre la reforma de la Ley del Aborto, con frases tan rotundas como las que encabezan esta información.
En sendas entrevistas, publicadas por El Periódico y La Opinión, el arzobispo emérito de Pamplona y Tudela es contundente. «El aborto es matar un niño y nadie quiere mirar al frente. Esta hipocresía está pervirtiendo las conciencias», añade el futuro purpurado, quien da un paso más al acusar a «todas las mujeres» que interrumpen su embarazo de una frivolidad rayana en el asesinato.
«¿Cuántas niñas hay que quieren abortar por ser violadas? Esa es la pregunta. De los 120.000 abortos al año ¿cuántos son por violación? Este debate esta pervertido. Nadie quiere reconocer la verdad que es que se está matando a un niño que empieza a vivir en el vientre», recalca Sebastián, quien incide en que «se habla de la interrupción del embarazo como si éste fuera un sarampión o unas varices y nunca se habla de lo que realmente es: eliminar la vida de un ser humano en las primeras fases de su desarrollo en el vientre de su madre».
«Y yo me pregunto: ¿Hay alguna mujer que se sienta con el derecho de matar a su hijo? A eso es a lo que tendría que responder el señor Rubalcaba», insiste el prelado, quien recibirá la púrpura de manos de Francisco el próximo 22 de febrero.
Sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, Sebastián niega que «vaya a ser reconocido por la Iglesia. Nunca ha dicho que este tipo de uniones seas legítimas, porque Dios hizo al hombre y a la mujer y el matrimonio es una unión entre el hombre y la mujer. Todo los demás son deficiencias que hay que atender y que no son el plan de Dios. La Iglesia solo responde a la doctrina de Jesucristo, el resto no es legítimo».
«Este tipo de uniones no son legítimas. No entran en el plan de Dios. El matrimonio es la unión entre el hombre y la mujer», concluye el neocardenal, quien tampoco parece creer que Francisco haya traído renovación a la Iglesia. «Muchas voces que hablan de cambios vienen de disidentes que quieren que la Iglesia les de la razón, pero nunca va a estar de acuerdo con los laicistas ni con aquellos que quieren que la Iglesia renuncie a sus derechos».