Nadie puede acallar la voz de la Iglesia en la vida pública. Los católicos han de obrar en conciencia. Para lo que no estamos a estas alturas es para decir a quién tienen que votar o dejar de votar
«Nuestro Gobierno ha hecho una buena labor en correspondencia a lo que están haciendo los países desarrollados con sus ciudadanos que se dedican a los demás». El portavoz de la CEE, José María Gil Tamayo, ha defendido, en una entrevista con RNE, la repatriación de los misioneros contagiados de ébola.
Para Gil Tamayo, «hay 13.000 misioneros españoles en todo el mundo, no son gente apátrida, son nuestra gente y quizá el mejor rostro de esta imagen de marca de España». El portavoz subraya que «cuando se abandonan por motivos políticos escenarios del mundo porque no hay intereses económicos de los que beneficiarse, ahí están los misioneros (…). La ciudadanía tiene que comprender que hay claves de servicio, de humanidad, que están más allá de rentabilidades políticas«.
En la entrevista, Gil Tamayo también ha sido preguntado por la retirada de la reforma de la ley del aborto. En este sentido, ha denunciado que «hay mucha gente defraudada y desencantada». «Se está perdiendo la noción de los clásicos de vivir en comunidad, de vivir en democracia y libertad desde convicciones».
«Cuando un partido incumple lo prometido, es un fraude para el elector«, incidió el portavoz, quien asumió que «un programa es un contrato». Cuestionado sobre si la CEE va a pedir que no se vote al PP, Tamayo ha respondido que «la Conferencia Episcopal nunca ha dicho a quién se tiene que votar. Lo que sí va a decir muy claro es la doctrina, el pensamiento. Nosotros tenemos una cosmovisión de la sociedad, de la persona, de la familia, del matrimonio, de la vida».
«Nadie puede acallar la voz de la Iglesia en la vida pública. Los católicos han de obrar en conciencia. Para lo que no estamos a estas alturas es para decir a quién tienen que votar o dejar de votar», añadió Tamayo, quien recordó que la Iglesia «no lo ha hecho en toda la transición política ni incluso ha puesto en marcha un partido católico. La aconfesionalidad ha sido una adquisición donde el Concilio Vaticano II hizo una opción clara«, que «tuvo mucho que ver por parte de la Iglesia en el final del régimen político que gobernó España durante cuatro décadas. Y ahora no va a volver a una confesionalidad que no respeta esa libertad de conciencia de los demás».
«La avaricia es el gran pecado capital», indicó el secretario general de la CEE sobre el uso fraudulento de tarjetas B por parte de consejeros y directivos de la extinta Cajamadrid. «El gran drama es que se ha puesto en un primer plano la avaricia, como el gran pecado capital de nuestra época y de la que es reflejo la crisis. A mi lo que me duele es que una realidad como el empeño político, el dedicarse al servicio del bien común se vea deteriorada por estos comportamientos que ponen por encima de todo la utilidad, iba a decir la corrupción, mediante el beneficio propio», ha subrayado.
Para Gil Tamayo, un político debe caracterizarse por «la vocación de su entrega al servicio de los demás» y, a su juicio, si esto no es así, es porque hay «unas fallas morales que están faltando» que «no solo son cuestiones religiosas sino también de ética y de comportamiento cívico».
Preguntado por si se debería excomulgar a estos consejeros y directivos, ha apostado por ir a lo positivo. «La Iglesia tuvo en su tiempo excomunión para los que se batían en duelo y los que hacían usura. Yo no digo que haya que excomulgar, porque pienso que hay que ir a lo positivo», ha explicado.
Por otro lado, Tamayo ha apoyado el llamamiento de los obispos catalanes al «diálogo» y a la «prudencia» en el proceso soberanista en Cataluña. «El mensaje que ellos han mandado y que yo hago mío, de una llamada al dialogo, a la prudencia, es lo que en estos momentos toca. Porque dejarnos llevar y arrastrarnos por la vorágine, la última declaración, a veces llega un momento en que ya lo que se dice no viene con la carga suficiente de la reflexión necesaria», ha explicado.
A continuación, ha advertido del «peligro» de «división» y «fractura en mucha gente» que puede tener como consecuencia el debate soberanista. «Y no hay derecho, cuando tenemos que estar más unidos que nunca en tiempos de crisis», ha añadido.
Por otro lado, preguntado sobre si en la Iglesia hay nacionalismos, Gil Tamayo ha contestado que «no». «En la Iglesia no hay carnet. Sí hay arraigo a las tierras, a sus gentes, a sus tradiciones, pero no hay nacionalismos. No hay el privilegio de unos más que otros, en el sentido de hemos llegado los primeros», ha expuesto.
A su juicio, «la catolicidad impone el tono de universalidad que hace que gente de otras razas, de otros pueblos» se sientan «tan en casa» como en su «propia parroquia».
(RD/Agencias)