La erradicación de la pobreza requiere un compromiso del que son responsables los gobiernos, los empresarios y las organizaciones de trabajadores, el sector privado y la sociedad civil
(Jesús Bastante).- «No hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo«. Así arranca la declaración «Iglesia unida por el trabajo decente», un compromiso de Cáritas, Confer, Hoac, Justicia y Paz, JEC y JOC por un trabajo digno. Un «punto de partida» ambicioso, que bebe de las fuentes de la Evangelii Gaudium y se arropa en el reciente documento episcopal «Iglesia servidora de los pobres«, y que hoy se ha presentado en Madrid.
En primer lugar, Javier Alonso, de Justicia y Paz, quien manifestó «el apoyo de todo un conjunto de organizaciones de la Iglesia española al trabajo decente». Las organizaciones firmantes, alrededor de unas setenta, «consideran que la erradicación de la pobreza requiere un compromiso del que son responsables los gobiernos, los empresarios y las organizaciones de trabajadores, el sector privado y la sociedad civil».
El escrito es un paso más al dado en el seminario organizdo en Roma por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz, y supone un «esfuerzo por erradicar la pobreza por medio del fomento de trabajo decente y de buena calidad, y la protección social para todos los trabajadores, incluida la economía informal».
¿Qué es un trabajo decente? En palabras de Benedicto XVI, los firmantes subrayaron que se trata de «un trabajo que haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación»; que permita la escolarización de los hijos «sin que se vean obligados a trabajar», y que «deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual».
«Queremos adherirnos al llamamiento mundial de Benedicto XVI en favor de una coalición mundial por un trabajo decente y apoyado por el Papa Francisco y por la reciente Instrucción Pastoral de la CEE, ‘Iglesia, servidora de los pobres'». Como en ella se dice, «buscamos la colaboración de todos, especialmente de los empresarios, sindicatos y políticos, para generar ese empleo digno y estable, y contribuir con él al desarrollo de las presonas y de la sociedad».
Por su parte, José Luis Saborido, de la Confer, incidió en la necesidad de concretar la Coalición Mundial por un Trabajo Decente, pues «el trabajo es un elemento fundamental para la erradicación de la pobreza». No hablan los promotores sólo de un trabajo bien pagado, sino de «luchar contra el trabajo precario, la exclusión laboral, los descartados, los que sobran, y no sólo en este país, sino a nivel mundial».
«En esto estamos implicados todos», señaló Saborido, quien denunció «las causas» que producen el paro, la exclusión o la esclavitud. «La causa, como dice el Papa Francisco y la instrucción de los obispos, está en una economía que sólo mira el beneficio económico y la economía del dinero», estableciéndose «una lógica mercantil que convierte a la persona en objeto del mercado«.
«Queremos unirnos a los trabajadores desde todos los ámbitos globales». Por ello a HOAC se suman Cáritas, Confer o la Comisión de Migraciones y Pastoral Social de la Conferencia Episcopal. «Dios nos llama a ponernos manos a la obra contra la opresión y a favor de la justicia«, incidió Saborido, quien defendió la «opción preferencial por los pobres» llevada a cabo, desde hace siglos, por la vida consagrada. «La vida consagrada quiere unirse en alianza con instituciones religiosas o civiles contra la pobreza y la indignidad».
Joaquín Nieto, de la Organización Internacional del trabajo (OIT), quiso reconocer el papel de las organizaciones de Iglesia en favor de los derechos de los trabajadores y de la justicia social, así como del «impulso renovado» que el Papa Francisco ha dado a esta agenda. Nieto manifestó la necesidad de incorporar «la lucha contra la pobreza» en los retos mundiales de la agenda post-2015, y el trabajo por un trabajo digno, «con seguridad, con una remuneración y con protección social».
400 millones de trabajadores cobran menos de un dólar al día, y otros 450 cobran apenas dos dólares diarios. «La gran mayoría de los 7.500 habitantes del planeta no tiene protección social, y de ellos 3.500 millones no tienen ningún tipo de protección. Y ese déficit hay que corregirlo», añadió.
Tras ello, Charo Castelló, del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, procedió a la lectura de la declaración, que definió como «un punto de partida que tenemos que continuar». Porque, como subraya el texto y apunta el propio Papa, «nuestro sueño vuela más alto. No hablamos solo de asegurar a todos la comida, o un ‘decoroso sustento’, sino de que ‘tengan prosperidad sin exceptuar bien alguno’. Esto implica educación, acceso al cuidado de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida».
«Vamos a elaborar una hoja de ruta para definir actividades y eventos«, incidió Javier Alonso, quien afirmó buscar la sensibilización intraeclesial, pero también la de otras instituciones, desde sindicatos a administraciones, con «una labor de denuncia con lo que no funcione». Saborido resaltó las palabras de los obispos y, especialmente, de monseñor Osoro, para matizar los buenos datos de la reciente EPA.
«Las buenas noticias en lo macroeconómico no lo serán hasta que no lleguen a las personas», declaró. «Bienvenidos sean los datos, pero no son suficientes mientras no haya un resultado evidente en la calle«. «Hay que mirar que el trabajo decente sea lo común y lo ordinario», añadió Javier Alonso.
Ésta es la declaración:
IGLESIA UNIDA POR EL TRABAJO DECENTE
DECLARACIÓN DE ORGANIZACIONES DE INSPIRACIÓN CATÓLICA POR UN TRABAJO DIGNO
«No hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo». «El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima de la persona». Son algunas de las palabras del Papa Francisco sobre el trabajo y su centralidad para la vida de las personas. De manera reiterada nos lo recuerda el Papa.
El trabajo es medio imprescindible de realización personal de la propia vocación y reconocimiento de la sagrada dignidad de las personas. Mediante el trabajo construimos la vida social y política y contribuimos al Plan de Dios para la humanidad. Si falta el trabajo, la dignidad humana está herida.
Es, por tanto, ineludible poner en primera línea de las agendas de nuestras organizaciones la necesidad de un trabajo decente para todas las personas. Debe estar en la agenda política, en las agendas de las entidades sociales y empresariales y en nuestras agendas personales. Y también en las propuestas de nuestra Iglesia.
Con esta finalidad, representantes de organizaciones de inspiración católica y de congregaciones religiosas, se reunieron en Roma los días 29 y 30 de abril de 2014 con las autoridades de la Santa Sede y los líderes de la Organización Internacional del Trabajo, con el objetivo de colocar explícitamente el «trabajo decente para todas las personas» entre los objetivos de desarrollo sostenible en la agenda post-2015. Estos representantes elaboraron una declaración que, hoy, organizaciones católicas en España queremos ratificar y hacer nuestra.
Para nuestras entidades,promover y crear un entorno propicio al trabajo decente es esencial para enfrentar los desafíos actuales de creciente injusticia social y desigualdad, reforzando al mismo tiempo la dignidad humana y contribuyendo al bien común. En efecto, no podemos dejar sin respuesta el sufrimiento humano resultante tanto de estructuras injustas como del egoísmo de las personas que da lugar a formas de trabajo precario o mal remunerado, del tráfico de seres humanos y de trabajo forzado, de variadas formas de desempleo juvenil y de migración forzada.
En España, en Europa y en todo el mundo, el acceso a un trabajo decente debe ser una meta prioritaria de las políticas públicas y de las organizaciones sociales, empresariales y sindicales. Es necesaria la articulación de políticas en España, en la Unión Europea y en el ámbito de Naciones Unidas de cara a la consecución de este objetivo. Es urgente la formulación y puesta en práctica de un nuevo conjunto de objetivos de desarrollo internacionales, junto con unas condiciones de ayuda y unas políticas económicas.
Afirmamos con el Papa Francisco que «nuestro sueño vuela más alto. No hablamos solo de asegurar a todos la comida, o un «decoroso sustento», sino de que tengan»prosperidad sin exceptuar bien alguno». Esto implica educación, acceso al cuidado de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida» (EG 192)
España no es ajena a la creciente injusticia social, a la creciente desigualdad y a tasas de desempleo muy superiores a la media europea. Por esto, nos comprometemos a trabajar con las distintas organizaciones que promueven el trabajo decente:
Apoyando y difundiendo eventos relacionados con la defensa del trabajo decente en España y en el mundo.
Visibilizando y denunciando en los diferentes medios de comunicación la situación de desigualdad en el acceso al trabajo decente y la pérdida de derechos laborales y sociales que esto supone.