Pide diferenciar entre el hecho religioso y otras facetas, como la cuestión patrimonial o cultural
El alcalde de Santiago de Compostela, Martiño Noriega, ha admitido que este 25 de julio, «evidentemente», echó «de menos» haber podido participar en la manifestación convocada bajo el lema ‘A Nación Galega’ y ha llamado a que el proceso de «unidad popular» vaya más allá del nacionalismo.
Este alcalde de la marea Compostela Aberta asegura que durante su mandato mantendrá la decisión de no participar de actos religiosos, como la Ofrenda al Apóstol, como ya hizo en esta ocasión, en la que rechazó ser el delegado regio en la invocación al patrón de España.
Así, remarcó que su voluntad es mantener «la laicidad de la institución» y «marcando las distancias con los espacios religiosos», porque entiende que esta es «una apuesta por el respeto de todos los vecinos, independientemente del credo» que profesen.
Noriega reconoce que otros sectores opinan que él como regidor debería participar de estos actos porque también representa «al sector más practicante». «Es un debate que en muchos estados del mundo y europeos está superado, pero aquí quedó pendiente del proceso de la Transición», puntualiza.
LA IGLESIA COMO INTERLOCUTOR
Así, se ha reafirmado en su papel institucional en el ámbito civil. «¡Faltaría más!», ha respondido al respecto de si recibiría al Papa Francisco en la Casa Consistorial. «Y a la pregunta, ¿no iría a la misa? No, ¿lo recibiría en el Ayuntamiento? Sí», ha zanjado.
En cualquier caso, ha subrayado que «reconoce a la Iglesia como interlocutor» y ha apelado a establecer una «diferenciación» entre el hecho religioso y otras facetas como la cuestión patrimonial o cultural. «El tema de la Catedral y del patrimonio de la Iglesia va más allá de la cuestión religiosa y nosotros somos conscientes», afirmó.
El regidor cree que se trata de un debate que no se dio ni en la ciudadanía ni siquiera en las relaciones entre el Ayuntamiento y la Iglesia, sino que forma parte más de la esfera política. Así, tachó de «absurdo» que el portavoz del PP «sea más papista que el Papa» y «le tire de las orejas a la Iglesia por no haber sido lo suficientemente contundente con el alcalde».