“Badaladas pola prevención do suicidio”

Cada día se suicida, al menos, una persona en Galicia

"El problema del suicidio no se aborda en serio"

Cada día se suicida, al menos, una persona en Galicia
Suicidio

El miedo. Otro sentimiento o emoción que no queremos verbalizar

(Xaquín Campo Freire).- El jueves pasado no me fue posible ir a la Plaza de Armas de Ferrol a unirme a las «Badaladas pola prevención do suicidio». Como trabajador de la sanidad pública, muchas veces me tocó acercarme a ese triste y real escenario y ser testigo directo de este drama personal, familiar, social y comunitario. Luego, todo se sume en el silencio y el tiempo aparentemente sigue como si nada. Y de eso ya está prohibido hablar.

En mi condición de sacerdote y experto en relación de ayuda en los grandes ratos de dolor también tuve que acompañar a personas y familias que sufrieron la pérdida de seres muy queridos en esas circunstancias.

¡Qué difícil curar y sanar esas heridas hondas, metidas en lo más profundo del alma y de la vida! Y que dolor el no tener ya nunca una respuesta mínimamente explicativa para esa pregunta que allá en lo íntimo de cada uno estará continuamente martilleando en las médulas de los persistentes sentimientos y pensamientos. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Y además, no se quiere o no se puede hablar. ¿Con quién? ¿Para qué? ¿Qué te van a aportar? ¡Si no te entienden! «Del dolor y del sufrimiento nos hablan siempre los que no han pasado por él. Y, entonces, ¿de qué sirve?» ¡Que nunca te toque en la familia!
Se añade además la maldita auto culpabilización de la que es tan difícil liberarse: ¿En qué fallé? ¿Qué hice de malo? ¿Por qué a nosotros, a él, a mí?

¿Y si no dijera aquella frase aquel día o hiciera aquello otro? ¿Si no la dejara sola o sólo? Si yo fuera menos exigente, … ¿cambiaría la situación? Y si, y si, … , etc.? Los infinitos «y si», que me revientan la cabeza y no me dejan calmar la conciencia por más que me aconsejen o me intente auto convencer que no fui yo quien determinó esa decisión. Y ya no digamos cuando algún imprudente habla, deja caer o incluso insinúa: ¡Ya se veía venir!

Fuera de las consabidas frases fatalistas que repetimos como diagnósticos dogmáticos para ahorrarnos así el trabajo de enfrentarnos con algo eminentemente doloroso y desagradable, el problema del suicidio no se aborda en serio. La verdad es que le tenemos miedo.

El miedo. Otro sentimiento o emoción que no queremos verbalizar. Preferimos sumir todo en la oscura sombra junguiana, y en ese subconsciente personal o colectivo ya ahogamos ese problema para siempre jamás. Pero por ese camino iremos siempre a ninguna parte.

He aquí un llamamiento que nos interpela a todos nosotros para apoyar una causa e ir en la búsqueda de soluciones estructurales en las que nadie queda de la parte de fuera, ni personal, ni familiar, ni socialmente. Abarca a personas e instituciones, a grupos y colectividades.

Los consejos de la OMS afirman que el suicidio puede prevenirse eficazmente y, por eso, apuestan por el objetivo de reducir en cada país en un 10% el número de muertes por esta causa para el año 2020.

Llama imperativamente a los Gobiernos a liderar y a desarrollar Planes de Prevención del Suicidio.

Los datos siguientes, relativos a Galicia, están recogidos literalmente de diversos periódicos nuestros en estos días pasados:

«Galiza padeció desde siempre elevadas tasas de suicidio y sitúa nuestro país en el marco de un «grave problema de salud pública».

«Cada día se suicida por lo menos una persona en la comunidad autónoma, registrándose 394 muertes de este tipo en el 2014. Una cifra que no dejó de crecer desde 2010 pasando de 275 a 371 en apenas cuatro años. La tasa de suicidios en Galicia se sitúa en 11,85 por cada 100 mil habitantes».

«Lugo está a la cabeza del ránking de suicidios con una tasa en 2015 de 17,08 por cada 100 mil habitantes, frente a los 11,85 de la media gallega». 

«O Movemento Galego de Saúde Mental, (MGSM), advierte: «Las políticas desarrolladas por el Gobierno Central y A Xunta de Galiza frente a la crisis económica desprotegieron a sectores sociales ya vulnerables incrementando el riesgo de suicidio en la sociedad»  » Son especialmente importantes: 

la carencia de políticas activas de empleo,

un elevadísimo paro prolongado,

la reducción de la protección social,

o deterioro de la sanidad pública,

el debilitamiento de la Atención Primaria de Salud en particular,

la tolerancia gubernamental con la banca,

su agresividad respeto al cobro de los préstamos hipotecarios

la consiguiente ola de desahucios«.

Etc

El MGS inició el pasado 3 de mayo la campaña»Campanadas por la prevención del suicidio»con la finalidad de sensibilizar a la sociedad frente a esta cuestión y para reclamar el cumplimiento de los deberes que los gobernantes tienen con la protección de la salud y la vida de la población.

«Badaladas pola prevención do suicidio»concluyó este jueves con concentraciones simultáneas en Ferrol, A Coruña, Lugo, Compostela, Ribeira, Pontevedra, Cangas, Vigo y Ourense donde se escuchó una campanada con la que recordar a las personas muertas.

Urge un Plan de prevención. Cáritas, Pastoral de la Salud y Pastoral Penitenciaria de forma muy documentada, seria y adecuadamente se vienen acercando desde hace muchos años a esta problemática. Pero se encuentran francamente desbordados porque alcanza globalmente a todos los sistemas implicados. Como dijo A. R.Castelao: Nadie sobra. Venid todos a trabajar a la obra.

El Papa Francisco habló varias veces de este asunto con motivo del Año Santo de la Misericordia. E incluso actuó con mucha empatía en algún caso del personal del Vaticano.

Si este problema es grave en la sociedad, ya no digamos en la cárcel, en las cárceles del mundo, donde los gritos traspasan todas las alambradas y concertinas. ¿No se escuchan? El 80 % de los presos, dicen las estadísticas, sufren trastornos psíquicos y ese no es el lugar para tratarlos adecuadamente. Mayoritariamente son enfermos y no delincuentes, por más que cometieran actos delictivos. De ello hablaré más específicamente en otra ocasión.

El jueves pasado no pude ir a la Plaza de Armas de Ferrol a unirme a esas»Badaladas pola prevención do suicidio».

Esta pretende ser mi campanada de adhesión y solidaridad personal con esta causa que tan fuertemente nos está urgiendo a todos.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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