El número de los misioneros que salen para la misión es muy escaso. En términos comparativos con los que hay en la misión, tú citabas cerca de trece mil misioneros, son mínimos, son muy pocos
(Luis Miguel Modino).- Anastasio Gil es uno de los grandes artífices del actual vigor de la animación misionera en España y que ésta sea una de las realidades más valoradas por la sociedad española en todo lo que hace referencia a la vida de la Iglesia Católica española. Su servicio como Director de Obras Misionales Pontificias, cargo para el que fue reelegido a principios de este año, como director de la Comisión Episcopal de Misiones y de la Obra de Cooperación Sacerdotal para Hispanoamérica, OCSHA, muestran su gran capacidad de trabajo y su compromiso a la hora de impulsar este aspecto que es constitutivo e irrenunciable en la vida de todo cristiano, ser discípulo misionero.
En esta entrevista, realizada al finalizar la 69ª Semana Española de Misionología, que ha sido celebrada en Burgos y ha tenido por título Misión y Diálogo Interreligioso, nos cuenta lo que ésta, y la misión en general, supone para la Iglesia de España
¿Qué significa la Semana de Misionología para la Iglesia española?
El hecho de que sean 69 años consecutivos, la celebración de este encuentro, que tuvo su inicio en los años cuarenta y que se ha continuado todos los años, es un hecho realmente elocuente de cómo en el interior de la Iglesia Católica en España hay una preocupación y una vocación misionera.
Ha pasado por distintos momentos, de gran éxito al principio con gran afluencia de participantes, pero se ha mantenido, a pesar de las dificultades siempre ha permanecido, y gracias a esas dificultades eso es un indicador perfecto de que la vibración y el compromiso misionero de la Iglesia española están vivos.
En este año, ¿qué es lo que se ha pretendido con el tema del diálogo interreligioso?
Naturalmente, el diálogo interreligioso como el diálogo intercultural son dos retos importantes que tenemos en la animación y en la formación misionera. El anuncio del Evangelio no excluye saber escuchar, conocer, reflexionar e interiorizar las Semillas del Verbo que están en otras confesiones cristianas o en otras religiones. Y eso lo hemos de incorporar como un elemento integrante del anuncio del Evangelio. Por la tanto nos ha parecido que la opción del diálogo interreligioso era uno de los temas más importantes a incorporar en la dinámica de la formación de los agentes de pastoral de nuestra Iglesia.
En pleno siglo XXI, y viendo las actitudes del Papa Francisco, ¿podríamos decir que puede haber evangelización, trabajo misionero, sin diálogo interreligioso?
No solamente es el pensamiento del Papa Francisco, sino que en el Concilio Vaticano II, y de manera particular en la Evangelii Nuntiandi se nos habla del testimonio de la caridad, del anuncio y también del diálogo interreligioso como elementos integradores de esa tarea evangelizadora de la Iglesia. Por lo tanto es imposible, sería una contradicción, que pasáramos de largo de ese encuentro. El diálogo es saber escuchar, el diálogo no es solamente debatir y llegar a consensos. Solamente pueden dialogar aquellos que tienen la certeza de que el otro tiene algo que decirme y eso que me dice me puede enriquecer. Desde esa perspectiva se entiende el diálogo como un elemento del anuncio del Evangelio.
¿Qué es lo que destacaría de lo que ha tenido lugar en estos días en la Semana de Misionología?
Me ha llamado la atención un hecho significativo, que el título de la Semana era el diálogo interreligioso, con motivo del cincuenta aniversario de Nostra Aetate y del veinticinco aniversario de la instrucción Anuncio y diálogo. Se ha hablado durante toda la semana del contenido de estos dos documentos y no se les ha citado, salvo lógicamente en la conferencia de inauguración y en algún otro momento esporádico. No ha sido necesario la cita literal de estos documentos y, sin embargo, todos hemos percibido, quienes conocemos su enseñanza, que ha estado planeando, impregnando, coloreando todas las intervenciones, absolutamente todas.
Cuando yo escuchaba cualquiera de estas intervenciones me evocaba a estas referencias de los documentos y esta es la gran virtud de los documentos de la Iglesia, que no es necesario citarles, porque una vez que se han interiorizado pasan al bagaje cultural y religioso de los oyentes.
En la Semana ha habido presencia de seminaristas, de algunos misioneros jóvenes. España es el país con más misioneros del mundo, unos trece mil, ¿la presencia de estos jóvenes es una señal de esperanza para la misión en la Iglesia española?
En los tres o cuatro últimos años, los que tenemos la responsabilidad de organizar la Semana, ponemos mucho énfasis en que vengan seminaristas y delegados y delegadas diocesanos de misiones. Son dos sectores que nos interesa mucho que estén aquí presentes. Primero porque la formación misionera en los seminaristas es parte integrante de su formación y desgraciadamente la teología de la misión esta excluida en muchos seminarios y centros superiores de teología. Por la tanto, el que vayan incorporándose a la Semana seminaristas es una gracia de Dios. El número no ha sido muy grande, pero en estos últimos años una docena, quince, dieciocho seminaristas están participando en la Semana, con lo cual esto es un buen indicador.
¿Cómo se traduce eso en la misión ad gentes por parte de la Iglesia española en las diferentes diócesis y congregaciones religiosas?
Desgraciadamente no tenemos la suerte, la gracia de visualizar que la siembra de esta formación misionera se traduzca en hechos cuantitativos de personas que salen a la misión. El número de los misioneros que salen para la misión es muy escaso. En términos comparativos con los que hay en la misión, tú citabas cerca de trece mil misioneros, son mínimos, son muy pocos, y eso se debe a distintas causas. Sin embargo, yo tengo la certeza, la esperanza, la convicción de que la siembra de esta formación producirá frutos de vocaciones misioneras ad vitam, estoy seguro.
El diálogo interreligioso no es una cosa que se tenga que llevar a cabo sólo en la misión, inclusive en la sociedad española se tiene que llevar a cabo ese proceso. De hecho durante la Semana ha habido personas que en sus intervenciones han incidido en ese aspecto más próximo. ¿Cómo se está llevando a cabo ese diálogo en una sociedad española que hoy es multicultural y multirreligiosa?
En una sociedad española donde están llegando por efectos de la inmigración, del intercambio cultural, de las relaciones internacionales, muchísimas personas de otras confesiones cristianas, de otras confesiones religiosas, es verdad que la Iglesia católica es muy solícita con la atención desde el punto de vista social, acoger, atender, acompañar todas las necesidades físicas de ubicación y de integración dentro de la cultura y de la vida española.
Pero no estoy del todo satisfecho en que estemos poniendo el mismo interés en el diálogo, en el anuncio, en la incorporación de estas personas a la vid cristiana, a la vida religiosa. Y yo creo que este es uno de los desafíos que tenemos próximos e inmediatos. Cuando se dice que la misión está aquí es una expresión que en principio puede ser perversa, porque tiene una connotación excluyente, si está aquí no tengo porque salir allá. La conformación de que la misión está aquí es que están entre nosotros, en nuestras familias, en nuestros ambientes, personas que aun no tienen el don de conocer a Jesucristo. Y tenemos el deber, y ellos tienen el derecho, de anunciarles aquello que nosotros hemos recibido, que es el don de la fe.
A principio de este año fue reelegido como director de OMP y la Semana de Misionología es una actividad más de las muchas que OMP realiza a lo largo del año. ¿Cómo influyen las Obras Misionales Pontificias en la vida de la Iglesia en España?
Las Obras Misionales Pontificias en España es un instrumento, es un servicio para que la animación, formación y cooperación misionera se lleve a cabo donde se juegan los partidos, que es en las diócesis. Por la tanto, la Semana de Misionología de Burgos y muchísimas otras actividades están al servicio de que una diócesis sea misionera. Es allí donde Obras Misionales Pontificias incide. Es un error grave, muy grave, pensar que Obras Misionales Pontificias sólo y prioritariamente es para recoger fondos económicos y enviarlos a la misión. Obras Misionales Pontificias, en comunión con la Comisión Episcopal de Misiones, tiene el deber irrenunciable de la animación y formación en las diócesis. Por lo tanto, allí donde se pueda hacer, arrimamos el hombro, como es el caso de esta Semana de Misionología de Burgos.
En tiempo de Eurocopa, el equipo tiene que estar preparado en las diócesis, ¿Ese equipo está preparado para salir al campo, para poder ganar los partidos?
Claro, y hay un fuerte entrenamiento, que es la formación de los delegados y de los consejos diocesanos de misiones. ¿Y cuál es el resultado? Pues siguiendo el símil del futbol, hay equipos de primera división, de segunda división y hay algunos equipos que son simplemente aspirantes a pretendientes y no hay manera de sacarles de su mediocridad, de sus limitaciones. Bueno, eso es lo que es y nuestra tarea, parafraseando al Papa Francisco, es estar más cerca de aquellos que tienen más dificultades. Estamos muy cerca de las diócesis pequeñas, de aquellas que tienen menos condiciones, de aquellas que tienen menos misioneros, pero estamos cerca de ellos.