Sólo se celebró un responso y el sacerdote, de nombre Fernando, no se ha dignado a pasar por la capilla para celebrar él mismo el "responso"; ha enviado a un diácono a hacer el trabajo por él
Una familia de La Roda (Albacete) ha denunciado la actitud de los sacerdotes de la localidad, al negarse a celebrar la misa funeral por un familiar en la capilla del tanatorio.
Al parecer, el sacerdote responsable se negó a hacerlo, aduciendo que había cambiado la «política» al respecto, y que en la capilla ya sólo se ofician «responsos». Y no sólo para católicos, sino para musulmanes u otras religiones.
A continuación, reproducimos literalmente el relato de lo ocurrido firmado por Antonio Delgado, ex concejal socialista en el Ayuntamiento rodense.
EL CURA DE LA RODA SE NIEGA A CELEBRAR UNA MISA DE FUNERAL EN LA CAPILLA DEL TANATORIO MUNICIPAL
El doce de octubre dábamos sepultura al cuerpo de mi tío. Al dolor propio de un suceso de estas características se sumó otra circunstancia ajena a nosotros que ha dejado profundamente indignada a toda la familia.
El hecho en cuestión no es ni más ni menos que la rotunda negativa de los sacerdotes de La Roda a celebrar la misa de funeral en la capilla del Tanatorio Municipal. A pesar de que tanto el personal de la funeraria, por un lado, como familiares del fallecido, por otro, hablamos con Fernando el sacerdote para mostrar nuestra sorpresa y malestar y a sabiendas de que en esta capilla se han celebrado anteriormente misas de funeral, éste mostró una postura intransigente negando a los familiares este derecho y diciendo que han modificado su política, que las misas solo las hacen en la iglesia y que en la capilla solo ofician un «responso». Y que también podían celebrarse funerales de musulmanes u otras religiones como si eso fuera un impedimento.
Ante esta situación hablamos con el obispado y a pesar de decirnos que se pondrían en contacto con nosotros para solucionarlo, no obtuvimos respuesta alguna.
En definitiva: sólo se celebró un responso y el sacerdote, de nombre Fernando, no se ha dignado a pasar por la capilla para celebrar él mismo el «responso»; ha enviado a un diácono a hacer el trabajo por él.
El hecho ya no tiene enmienda, y lo hacemos público con la sola esperanza de que se adopten las medidas necesarias por parte del obispado para que ninguna familia más pueda sufrir la misma humillación que ha padecido la nuestra.