La Conferencia Episcopal "ha defendido su independencia del poder civil y el derecho a la libertad religiosa de todos los individuos"
(Jesús Bastante).- «La Iglesia sigue estando al lado de los enfermos, los excluidos, los inmigrantes y todos aquellos otros colectivos más vulnerables«. Felipe VI y doña Letizia visitaron este mediodía la sede de la Conferencia Episcopal, en su 50 aniversario. En su discurso, el monarca agradeció a la Iglesia católica «su intensa labor social» que «contribuye a la cohesión» de la sociedad española, y abogó por que los poderes públicos reconozcan «la riqueza del pluralismo».
En la puerta de la Casa de la Iglesia, esperaban a los Reyes el presidente de la CEE, Ricardo Blázquez; el portavoz episcopal, José María Gil Tamayo; y, en representación del Gobierno, su vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría. Don Felipe y doña Letizia entraron acompañados por el gerente de la CEE, Fernando Giménez Barriocanal, y junto a los cardenales Rouco, Amigo, Sistach, Blázquez y Cañizares (Osoro se encuentra en Roma en una reunión del Sínodo), así como el Nuncio Fratini, entraron en la capilla de Añastro.
Mientras, el resto de obispos y personal esperaban a los Reyes en la sala de la Plenaria. Nada más llegar, los Reyes se dirigieron a saludar efusivamente al cardenal Estepa, quien les preparó para el Matrimonio. En nombre de los obispos, el cardenal Blázquez manifestó su condición de «leales ciudadanos» y su intención de «hacer un servicio a nuestra sociedad».
El presidente de la CEE reivindicó el papel de la Iglesia en la sociedad española, especialmente en este tiempo de crisis, ejemplificando el trabajo de Cáritas y Manos Unidas. «Estas instituciones de la Iglesia, y otras muchas, muestran cómo la fe cristiana repercute en beneficio de muchas personas, de cerca y de lejos«, apuntó Blázquez, quien se mostró «satisfecho» de la generosidad de los fieles
Tras repasar la historia reciente de la Casa de la Iglesia, el cardenal apuntó que «nos sentimos reconocidos en el marco de nuestra Constitución», abogando por «mutua independencia y sana colaboración».
En su discurso, don Felipe subrayó cómo la CEE «ha acompañado la vida de nuestro país», en un tiempo «en el que España pasó de ser un Estado confesionalmente católico a declarar constitucionalmente su aconfesionalidad».
En este proceso, reconoció Felipe VI, la Conferencia Episcopal «demostró su pleno reconocimiento de la independencia de la Iglesia de la comunidad política, así como de la necesaria cooperación entre ambas para lograr la mayor eficacia en la consecución de sus fines comunes al servicio de la vocación social y personal del ser humano».
Para el monarca, las relaciones entre el Estado y la Iglesia católica, recogidas en los Acuerdos de 1979, «permitieron dibujar un modelo de relaciones» en las que «el principio de cooperación se convirtió en piedra angular sobre la que descansa el ejercicio al derecho fundamental de libertad religiosa; un modelo sancionado constitucionalmente en el artículo 16».
Refiriéndose al trabajo de la Casa de la Iglesia, Felipe VI destacó que «ha trascendido la pastoral, educativa o cultural, y hoy hemos de reconocer el gran impacto que en nuestra sociedad tiene su actividad caritativa y asistencial«.
«Desde sus inicios, la vocación de servicio y ayuda a la sociedad española ha sido una constante a lo largo del tiempo, pero es en los momentos de crisis cuando dicha presencia se ha hecho más visible», destacó el Rey. Especialmente en los últimos años, en los que España «ha sufrido grandes dificultades» y en los que la Iglesia católica «ha aumentado en más de un 70% los centros sociales o asistenciales donde se hace presente una actividad asistencial que también ha aumentado en más de un 15%».
«De esta forma -añadió el monarca-, la Iglesia sigue estando al lado de los enfermos, los excluidos, los inmigrantes y todos aquellos otros colectivos más vulnerables».
«La labor de instituciones como Cáritas o Manos Unidas, los centros sanitarios; o los dedicados a la formación y cultura; los centros para promover el trabajo o para mitigar la pobreza; los de atención a inmigrantes o de rehabilitación de drogodependientes; los de tutela de la infancia o los de promoción de la mujer y las víctimas de la violencia», subrayó el Rey, quien señaló cómo «todas las organizaciones eclesiales de acción social y caritativa han conseguido que más de cuatro millones de personas que residen en nuestro país y fuera de nuestras fronteras hayan podido beneficiarse de su labor y de los proyectos que desarrollan».
«Los españoles -incidió- debemos reconocer y agradecer a la Iglesia la intensa labor asistencial que desarrolla, el ejercicio de solidaridad que realiza y proyecta y que contribuye también la cohesión de una sociedad que, más allá de las creencias de individuos o grupos, ha de tender a vivir en paz procurando eliminar aquellas desigualdades que generan exclusión«.
Al tiempo, Felipe VI destacó cómo la Conferencia Episcopal «ha defendido su independencia del poder civil y el derecho a la libertad religiosa de todos los individuos». Todo ello «nos invita a mirar al futuro con esperanza, pues nos muestra una institución que nunca ha renunciado al diálogo con una sociedad y unos poderes públicos que reconocen la riqueza del pluralismo y el papel que la Iglesia católica ha tenido en la consolidación y en el reconocimiento del mismo».