El arzobispo ha pedido al Gobierno que se abra un "corredor español de refugiados" para atender a estas "pobres personas" que "arriesgan sus vidas" para poder tener un "futuro"
Más información
(Jesús Bastante/Agencias).- «Una frivolidad blasfema». Así definen los obispos españoles la última polémica a cuenta de la «Virgen Drag Queen» y otras alusiones a la crucifixión en el Carnaval de Canarias. Tanto el presidente de la CEE, Ricardo Blázquez, como el obispo de Canarias, Francisco Cases, rechazaron los disfraces y exigieron «respeto a los legítimos sentimientos religiosos».
Así, el cardenal Blázquez mostró su disconformidad con el número transgresor del transformista Drag Sethlas, insistiendo en que «hay respeto al derecho a la libertad de expresión, pero también los legítimos sentimientos religiosos tienen derecho a ser respetados».
Por su parte, el obispo de Canarias, Francisco Cases, ha lamentado «la frivolidad blasfema» de la Gala Drag Queen, y se ha preguntado si no hay límites a la libertad de expresión con manifestaciones que ofenden a muchas personas. «Ha triunfado la frivolidad blasfema en la gala Drag del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Triunfado en los votos y triunfado en los aplausos de una muchedumbre enardecida», indica Cases en un comunicado.
Cases confesó que «estoy viviendo ahora el día más triste de mi estancia en Canarias»- tras ver a «miles de personas que coreaban, aplaudían y votaban con los teléfonos» al ganador. «Se me han llenado los ojos de lágrimas«, añadió preguntándose «si no hay límites para la libertad de expresión, si todo vale en las manifestaciones festivas porque nada es verdad, si no hay recursos para cortar la frivolidad blasfema que ofende a muchos ciudadanos. Tenemos mucho que pensar».
Junto a esta polémica, el cardenal Blázquez, quien participó en un desayuno organizado por El Norte de Castilla, sostuvo que «hay motivos para la esperanza» para el futuro, a pesar de acciones como las de «el lenguaraz» Donald Trump. En su opinión, el presidente de EE.UU. «habla demasiado».
En su alocución, el prelado ha criticado la figura del nuevo mandatario norteamericano, a quien ha recordado que pese a ser una persona muy poderosa «no tiene la capacidad de torcer el curso de la historia» con sus decisiones, al tiempo que ha censurado su verborrea incontenida. «Habla demasiado, es un lenguaraz», ha zanjado.
En otro orden de cosas, el presidente del Episcopado ha pedido a los políticos más «compromiso social» con los pobres y refugiados, que necesitan de la «ayuda de todos» y donde la sociedad «no está haciendo todos los esfuerzos necesarios». Así, Blázquez ha incidido en la importancia de prestar un «servicio real» a los más necesitados después de una «grave crisis» donde «todos hemos salido más pobres de lo que éramos».
En el foro, el cardenal de Valladolid ha sostenido que la Iglesia «no puede ni debe» estar al «margen» de los problemas «económicos, políticos y sociales» y de las personas que más sufren y a las que «no ha llegado la presumible recuperación económica». A las mismas a las que hay que «ayudar y socorrer» desde el Estado y desde las distintas organizaciones que tiene la Iglesia, como Cáritas, el «buque insignia» de la Iglesia católica y que «tan necesaria» es en la sociedad actual.
Para esto es necesario llevar a cabo «cambios profundos» que «ya están en marcha» y que esta crisis económica mundial «ha precipitado». Cambios que tienen que eliminar las «desigualdades» y la «precarización» de la economía y la sociedad que está provocando, por ejemplo, que los jóvenes «no puedan formar familias» debido a su «tensa situación laboral» que no les permite tener «proyectos de futuro».
En cuanto a la «lamentable» situación que están viviendo los refugiados que huyen de sus países por el «temor de la guerra», el arzobispo ha pedido al Gobierno que se abra un «corredor español de refugiados» para atender a estas «pobres personas» que «arriesgan sus vidas» para poder tener un «futuro».
Finalmente, el purpurado ha ensalzado el papel de la Iglesia en el actual sistema educativo, advirtiendo que si ésta dejara de regentar los centros concertados se produciría una «gravísima crisis».
«La historia de la educación no podría escribirse sin la colaboración de tantas órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza y sus fundadores, que fueron genios en la materia», ha añadido el a su vez cardenal arzobispo de Valladolid.