Un encuentro en clave de las "palabras mágicas" de la Orden de San Juan de Dios, como las ha definido Bermejo: la hospitalidad, la humanización, la pastoral de la salud y la gestión carismática
(Cameron Doody).- «Hospitalidad, Bioética y Persona». Este es el lema del I Congreso Mundial de Bioética de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, el cual ha tenido su presentación esta mañana en la sede de la Orden en Madrid. Un Congreso que tiene como razón de ser acercar la bioética a la calle, por así decirlo, y reclamar que conceptos tales como la vida y la dignidad de la persona son más importantes que nunca en el mundo globalizado en el que vivimos.
Y es que esa apuesta por una conferencia así sobre la bioética viene a ser una muestra más de la preocupación que ha tenido la Orden Hospitalaria durante casi cinco siglos de velar por la salud de las personas. Carisma que se ha vuelto vital para una sociedad como la nuestra ya tan poco humanizada, sobre todo con sus más débiles, y carisma que busca recordarnos a todos que estamos dotados todos con un valor que merece que se nos respetemos siempre.
El objetivo del presente Congreso, ha explicado esta mañana el presidente del mismo, el Hno. José María Bermejo, es nada más que «tender puentes en la sociedad en temas tan escabrosos como la relación de la persona con la ciencia». Se trata de «escuchar diversas posturas, de diversas ideologías» en todo lo relacionado con la vida y la dignidad de la persona humana, porque al fin y al cabo «la bioética no se entiende sin el diálogo y el encuentro».
Pero, ¿cómo podemos definir una palabra, como es la «bioética», a la que recurrimos todos los días para argumentar y justificar posturas que muy a menudo son totalmente opuestas? La bioética, ha explicado Bermejo, viene a ser «la ética aplicada a la toma de decisiones ante la vida humana». Siempre y cuando, ha precisado, no se usa en sentido reduccionista.
Demasiadas veces reducimos las cuestiones sobre la vida a su inicio y su fin, pero «no se puede reducir la bioética al aborto y a la eutanasia», ha defendido Bermejo. Más bien, la bioética «trata de asegurar siempre la dignidad de la persona» en todas las etapas de su vida. Y eso, en el contexto de ese Congreso, en términos que resulten bien argumentados no solo para creyentes sino para agnósticos y ateos. También en clave de las «palabras mágicas» de la Orden de San Juan de Dios, como las ha definido Bermejo: la hospitalidad, la humanización, la pastoral de la salud y la gestión carismática.
El Congreso, que tendrá lugar en El Escorial del 11 al 14 de septiembre, se dividirá en tres bloques. El primero, Hospitalidad y Dignidad de la Persona Humana, intentará ofrecer definiciones de estos conceptos tan espinosos -«hospitalidad» y «dignidad»- mediante intervenciones de religiosos, teólogos e investigadores de la talla de personas como Jesús Elayo, Superior de la Orden Hospitalaria, o Francesc Torralba.
El segundo bloque tratará de Hospitalidad y Ética de la Vulnerabilidad, y abordará temas tales como la discapacidad, las enfermedades mentales y contagiosas o los cuidados paliativos. Con el fin de precisar la terminología que se debe usar para respetar la dignidad que tienen siempre las personas que sufren, ha explicado Bermejo. La discapacidad, por tomar el ejemplo que ha usado él, no es una enfermedad, pero al vincular estos dos conceptos -«discapacidad» y «enfermedad»- de forma lingüística no estamos respetando el potencial único de los discapacitados para sentir o amar a su estilo y manera.
Hospitalidad, Pobreza y Ética Social será el tercer tema que tratarán los asistentes al Congreso: temática que se puede englobar, según Bermejo, bajo el concepto de la gestión de recursos. O, en el caso de la Orden, bajo la idea de la gestión de recursos de acuerdo con su particular carisma. Son cuestiones de presupuesto, donativos, prioridades en cuanto a la preservación de la salud que priman sobre otras… y todo esto combinado con la consideración de la bioética a la luz del imperativo moral de cuidar el medio ambiente, tan lúcidamente defendido por el Papa Francisco en la Laudato Si’.
Y resulta que no se puede considerar la hospitalidad sin tomar en cuenta los fenómenos de la globalización, el capitalismo o la crisis de los refugiados, ni la vida sin el planeta en el que la vivimos. Factores todos que vienen a recordarnos que la bioética solo se hace hoy día a escala global, y que demuestran que un Congreso como el que ha organizado la Orden Hospitalaria tiene un atractivo y un reclamo importante.
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