Mi aliento y agradecimiento a todos los que trabajan por rescatar los cadáveres y atender a los que sobrevivieron
(J. Bastante/Agencias).- 49 desaparecidos, seguramente muertos. Apenas tres supervivientes. Nuestro Mar de Alborán sigue cobrándose víctimas en lo que Francisco denominó «el mayor cementerio del mundo». El obispo de Astorga y presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones, Juan Antonio Menéndez, ha mostrado su «profundo dolor» ante esta tragedia.
Los inmigrantes desaparecidos, hombres, mujeres y niños, habían salido el domingo pasado de Marruecos en una balsa con la intención de acceder a Europa a través de España. No llegaron a su destino.
«Pido al Señor el descanso eterno para los que han fallecido y la pronta recuperación de los tres supervivientes. Mi aliento y agradecimiento a todos los que trabajan por rescatar los cadáveres y atender a los que sobrevivieron», lamentó Menéndez.
El obispo subrayó que «esta tragedia vuelve a evidenciar la necesidad de alcanzar un acuerdo mínimo entre los países que garantice una inmigración segura, sin riesgo para las vidas humanas».
En un momento en que España continúa negándose a acoger a los refugiados a los que se comprometió, y mientras el Gobierno no termina de dar el plácet a la propuesta que, desde hace meses, le plantearon la Comunidad de San’t Egidio y el cardenal Osoro para abrir corredores humanitarios. Italia y Francia ya lo han hecho, con notable éxito.
Al tiempo, añadió, «es necesario promover un orden económico internacional justo y equitativo de modo que toda persona pueda desarrollar su vida dignamente en su país o en otro».
Menéndez concluyó señalando que el Papa Francisco recordó esta misma semana que «la inmigración es una oportunidad para el crecimiento humano, el encuentro y el diálogo entre las culturas, para la promoción de la paz y la hermandad entre los pueblos».