A pesar de todos los momentos históricos, en la fiesta de San Fermín siempre ha permanecido la devoción popular
Miles de pamploneses salieron a la calle este viernes, 7 de julio, para acompañar a San Fermín en el Día Grande de las fiestas. La multitudinaria Procesión realizó su tradicional recorrido por las calles del Casco Antiguo, en el que no faltaron las calurosas ovaciones y los emotivos cánticos dirigidos al ‘santo morenico’.
En una mañana calurosa, la Procesión comenzó a las 10 horas, cuando gigantes, kilikis y cabezudos esperaban frente al Consistorio a la corporación municipal, vestida de gala y encabezada por el alcalde Joseba Asiron, que se dirigió hacia la Catedral para recoger al Cabildo.
A continuación, bajo el repicar de las campanas de la Catedral la comitiva inició su marcha hacia la iglesia de San Lorenzo para recoger la imagen del Santo. Desde la iglesia de San Lorenzo, la Procesión comenzó el trayecto por el Rincón de la Aduana para adentrarse en la calle San Antón, rebosante de pamploneses vestidos de rojo y blanco y que la recibieron con ovaciones, dando color a los balcones y a las calles del Casco Antiguo.
En la comitiva, con la comparsa por delante, la Cruz de San Lorenzo y la Cruz Arzobispal, los gremios de carpintería y labradores, la Hermandad de la Pasión y Congregación Mariana, timbaleros y gaiteros, dantzaris y txistularis municipales, la imagen del Santo, seguida del Cabildo catedralicio, la bandera de la ciudad y los maceros, la corporación municipal, la escolta de gala y La Pamplonesa cerraron el desfile.
La primera ‘paradica’ tuvo lugar en la Plaza del Consejo, donde la Coral Santiago de la Chantrea entonó la jota ‘Al Glorioso San Fermín’, en homenaje al Santo. El segundo ‘momentico’ se produjo en el pocico de San Cernin poco después, donde se le dedicó el tradicional ‘Agur Jaunak’.
La Procesión del Santo continuó su camino de vuelta a San Lorenzo entre jotas, silencios, aplausos y gritos de ‘Viva San Fermín, Gora San Fermín’.
Sobre las 12.30 horas comenzó la misa en honor al Santo, oficiada por el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Francisco Pérez, un acto religioso al que no asistió este año tampoco el alcalde, Joseba Asiron.
Tras saludar a los fieles en una iglesia abarrotada, el arzobispo señaló que «como cada año, el 7 de julio Pamplona se viste de blanco y rojo» para honrar a «nuestro primer obispo, en quien encontramos las raíces de nuestra fe». Y destacó que este año se conmemoran los 300 años de la consagración de la capilla de San Fermín.
En la homilía, el arzobispo señaló que en ese día «honramos» a San Fermín, a quien agradeció que «nos muestras a Cristo». «A pesar de todos los momentos históricos, en la fiesta de San Fermín siempre ha permanecido la devoción popular», señaló.
Tras afirmar que «su fiesta ha adquirido un regalo especial para Navarra y Pamplona», el arzobispo indicó que San Fermín «nos enseña a vivir la fe, la esperanza y la caridad». «Su Santidad es una luz que nos ilumina en el camino de nuestra vida para que seamos responsables y testigos del amor que iluminó su vida», añadió.
Monseñor Francisco Pérez indicó que «no hay peor crisis existencial que un corazón duro y seco» y agregó que «hoy se necesitan cristianos valientes».
Comentó durante la homilía que se celebra este año el Año Jubileo de San Fermín «con motivo de los 300 años en que se consagró el altar y la capilla del Santo». «Por ello, se ha restaurado todo, para dar esplendor a nuestros deseos, para vivir este tiempo jubilar con una gracia muy especial», dijo
Según detalló, desde este 7 de julio de 2017 hasta el 7 de julio de 2018 se desarrollarán momentos «importantes» para «crecer en el amor a Dios y en el amor a los demás».
«Ya muchos me han dicho que quieren venir al Jubileo a nuestra querida Pamplona», expuso, para precisar que se podrán «adquirir estas gracias jubilares» en la Capilla de San Fermín en Pamplona, en la Catedral de Pamplona, en la parroquia de San Fermín en el barrio de la Milagrosa y en la parroquia de Lesaka. (RD/Ep)