Julián del Olmo: "Tenemos muy buenos productos, pero pocas veces están al servicio del público en el mercado de la comunicación"
(J. Bastante).- Un año más, los obispos españoles entregaron sus ‘Premios Bravo‘. Una jornada festiva, en la que periodistas, obispos y comunicadores se encuentran y, por un instante, parece que hay visos de alcanzar consensos. Julián del Olmo, Antonio Pampliega, Pepe Domingo Castaño, Sergio Martín, Aleteia o las diócesis de Cartagena-Murcia y Santander fueron algunos de los premiados.
Entre los obispos, los cardenales de Madrid y Sevilla, Carlos Osoro y Carlos Amigo; el Nuncio de Su Santidad, Renzo Frattini; o el obispo electo de Getafe, Ginés García Beltrán, encargado del discurso de entrega. En el mismo, el prelado recalcó cómo «en el mundo de la comunicación, las instituciones no siempre sabemos situarnos«. No obstante, indicó que «os queremos sentir como compañeros de viaje», pues «compartimos con vosotros el deseo de conocer la verdad y de darla a conocer«.
«Además de un reconocimiento, este día queremos hacer un agradecimiento, porque nuestra sociedad no debe sólo reconocer lo que hacéis sino también agradecerlo», apuntó el obispo electo de Getafe, quien añadió cómo «los profesionales soléis decir que sin periodismo no hay democracia. Esta afirmación es consecuencia de otra anterior: sin verdad no hay democracia«.
Para el presidente de la Comisión de Medios, existen «nuevas y serias dificultades nada pequeños». En primer lugar, «la aparición de una nueva verdad, definitiva, absoluta, indiscutible: la posverdad», una verdad que «no tiene vínculos con la realidad, sino con los sentimientos, los deseos, los consensos, las preferencias o las apariencias».
La segunda dificultad, son los «filtros burbuja», o los problemas de la comunicación en las redes. «Internet está actuando como un filtro más que limita mi conocimiento del mundo», añadió Ginés, quien advirtió de que «hoy, el control de la sociedad, de lo que pensamos y de aquello sobre lo que pensamos, es más posible con internet».
Finalmente, «la proliferación de noticias al servicio de ideologías«, un estilo de comunicación «al interés de servicios particulares, que fácilmente desembocan en división, separación y enfrentamiento». Ante esto, subrayó el prelado, «es imprescindible superar el discurso del enfrentamiento en nuestros medios, el de la confrontación, la tensión o el odio que estira y visibiliza los extremos y acaba por romper la sociedad».
Para García Beltrán, «el periodismo no puede contribuir al quebranto de la sociedad sino a la cohesión de sus miembros». En este sentido, «los medios de comunicación, los profesionales y las empresas tienen que estar al servicio de las personas y apartarse de las servidumbres a las que obligan las ideologías, las cifras de audiencias y las cuentas de resultados».
Recordando la fiesta de San Francisco de Sales, el presidente de la Comisión de Medios «queremos pedir hoy la vuelta a un periodismo de prestigio«, un periodismo «que contrasta las fuentes, que es riguroso con el género periodístico, que ofrece datos y argumentos, que es capaz de rectificar, que incluye su fe de erratas». Un periodismo «con periodistas, con profesionales, conscientes de su trabajo y amantes de la verdad y de la dignidad de una profesión que humaniza», concluyó.
Por parte de los premiados habló Julián del Olmo, premio Bravo especial, quien apuntó que «la Iglesia tiene que salir al mercado de la comunicación». «Tenemos muy buenos productos, pero pocas veces están al servicio del público en el mercado de la comunicación», recalcó el sacerdote y periodista, durante años responsable de ‘Pueblo de Dios’.
«Tenemos que aprender a transmitir la alegría del evangelio, algo que no siempre sucede«, señaló, recalcando también el papel de los profesionales de los medios para «defender a la persona y su dignidad».