"Debemos buscar la unidad de acción, sólo así podremos ser significativos", añadía Gil Tamayo. "No como una fuerza que quiere conquistar, sino con una palabra en la sociedad española"
(Jesús Bastante).- Están presentes en la política, en la escuela, en las redes sociales, en la empresa. Viven su vocación en su trabajo cotidiano, en su familia, en la sociedad. Y, durante demasiado tiempo, han sido tratados como ‘ciudadanos de segunda’ en la Iglesia. Los laicos comprometidos, casi medio millón en España, dan un paso al frente. Y, con Francisco, los obispos españoles recogen el guante. ¿Hasta dónde?
El ejemplo de la diócesis de Coria-Cáceres, donde el 40% de los cargos curiales están en manos de laicos, es el primero de una serie de pasos a dar. La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, en su reunión de la pasada semana, acordó la elaboración de una ponencia, que será debatida en la próxima Plenaria. El presidente de Apostolado Seglar, Javier Salinas, señalaba en la reunión cómo la toma de conciencia de la responsabilidad laical en España «posee un gran potencial evangelizador».
Y es que, tal y como apunta el portavoz de la CEE, José María Gil Tamayo, «la Iglesia española tiene un magnífico potencial, con más de 400.000 laicos activos, en 85 movimientos y asociaciones familiares, independientemente de hermandades, cofradías y otras realidades».
Militantes de Acción Católica y movimientos especializados, asociaciones apostólicas, nuevos movimientos y grupos de apostolado. Grupos pro-familia, por la educación, en la vida religiosa, en la defensa de los valores cristianos. «Hay que activar esta fuerza», recalcó Gil Tamayo, quien invitó a los laicos a «que se muevan en el ámbito de los colegios, de las órdenes religiosas, de la política, llamados a transformar la sociedad».
«Los laicos son un activo importante para la Iglesia en España», apuntaba el secretario general de la CEE, quien se preguntó qué responsabilidad tiene la jerarquía para que ese ‘ejército’ de cristianos no tengan una visibilidad en el mundo civil, político, en todo el ámbito público. «Hay que poner en valor el apostolado seglar en España, potenciar la formación del laicado, para que dé respuestas a los hombres y las mujeres de hoy, con formación suficiente y un criterio cristiano».
Eso pasa, añadieron los obispos, por potenciar la coordinación entre movimientos y asociaciones. «Debemos buscar la unidad de acción, sólo así podremos ser significativos», añadía Gil Tamayo. «No como una fuerza que quiere conquistar, sino con una palabra en la sociedad española».
Hay laicos que militan en partidos políticos, de distinto signo, que votan, que participan en la vida pública. «Y esa fuerza tenemos que activarla, y no en el sentido de hacer un partido católico, que no es el objetivo, sino en el ámbito de generar políticas en materia de familia o educación». Sin embargo, en esos debates, siempre se echa de menos la voz del laico cristiano. La voz de la Iglesia siempre aparece representada por los obispos, lo que ha sido aprovechado por otros grupos, algunos de ellos vinculados a El Yunque, una sociedad secreta de la que la Iglesia española está empezando a desmarcarse definitivamente.
Una de las medidas que plantea la CEE está en el plan de regeneración de la Acción Católica que ya adelantó en su día RD, y que ha conseguido el visto bueno del Vaticano, a través del nuevo Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, dirigido por el cardenal Kevin Farrell. Pero, fundamentalmente, como admitió Gil Tamayo, en entender que «la defensa del matrimonio, familia o educación, no es una cuestión de los obispos, sino de los laicos, en el ejercicio de sus derechos como padres y esposos».
Para desarrollar este plan, la Comisión de Apostolado Seglar ha señalado algunas áreas de trabajo que son importantes: el impulso de las delegaciones diocesanas de Apostolado seglar; la formación en procesos continuados del laicado; la coordinación de los movimientos y asociaciones que trabajan en este ámbito; el impulso de la Acción Católica en todas las diócesis; así como el trabajo con las pastorales juveniles y familiares y el compromiso de los laicos en la vida pública.
La Comisión de Apostolado Seglar ha propuesto la creación de un grupo de trabajo, formado por laicos que elaboren una reflexión sobre el presente y el futuro del laicado para dinamizar las Iglesias locales. Esta reflexión sería presentada a la Asamblea Plenaria.