Las recientes declaraciones de Ricardo Blázquez sobre el Valle de los Caídos, deberían ser un punto de inflexión para que la jerarquía católica deje de ocultar ese pasado y colabore con las víctimas de la dictadura
(ARMH).- La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) espera que la postura mostrada por el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, con respeto al legítimo derecho de los familiares que quieren recuperar los restos de sus seres queridos del Valle de los Caídos, sea el principio de un proceso y no un hito puntual.
La Asociación ha solicitado en numerosas ocasiones a la Conferencia Episcopal un gesto de auto condena pública de su actuación durante la guerra civil y la dura represión llevada a cabo en lugares donde nunca hubo una guerra. La jerarquía católica española ha facilitado la beatificación de sus mártires en la guerra civil y ha mantenido un terrible silencio acerca de su colaboración con el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, así como haber participado y formado parte de una terrible dictadura.
«El papel de la iglesia católica en la represión de la dictadura está sobradamente documentado y su colaboración con el franquismo llegó hasta construir la idea de que Franco había llegado a ser Caudillo por la gracia de Dios, como si toda la violencia ejercida contra la ciudadanía que fue perseguida por los fascistas hubiera sido un encargo divino, una designación de Dios, por lo que no dependía de la voluntad de los franquistas», señala Emilio Silva, presidente de la ARMH.
«El Valle de los Caídos, con su gigantesca cruz, forma parte del envoltorio católico con el que se quisieron justificar los crímenes de la dictadura y el papel de la jerarquía católica fue el de cómplice, artífice y de legitimación de cuarenta años llenos de violencia y oscuridad», añade.
Las recientes declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, sobre el Valle de los Caídos, deberían ser un punto de inflexión para que la jerarquía católica deje de ocultar ese pasado y colabore con las víctimas de la dictadura facilitando toda la documentación de la que dispone.
La Conferencia Episcopal hizo en el año 2006, bajo la presidencia de Rouco Varela, un documento en el que rechazaba la recuperación de la memoria de las víctimas de la dictadura que tituló: «Orientaciones Morales ante la situación actual de España». Fechado el 23 de noviembre de 2006 ha sido la declaración más rotunda de la iglesia católica en respuesta al proceso de recuperación de la memoria histórica iniciado con las exhumaciones científicas, de desaparecidos por la represión franquista, y las primeras denuncias judiciales en el año 2000. El texto decía bajo el subtítulo de «La reconciliación amenazada»:
«Al parecer, quedan desconfianzas y reivindicaciones pendientes. Pero todos debemos procurar que no se deterioren ni se dilapiden los bienes alcanzados. Una sociedad que parecía haber encontrado el camino de su reconciliación y distensión, vuelve a hallarse dividida y enfrentada. Una utilización de la «memoria histórica», guiada por una mentalidad selectiva, abre de nuevo viejas heridas de la guerra civil y aviva sentimientos encontrados que parecían estar superados. Estas medidas no pueden considerarse un verdadero progreso social, sino más bien un retroceso histórico y cívico, con un riesgo evidente de tensiones, discriminaciones y alteraciones de una tranquila convivencia».
La ARMH espera que desde entonces hasta hoy, estos años de conocimiento de la dimensión de la represión, de la existencia de al menos 114.226 personas desaparecidas y del hecho de que ningún Gobierno de la recuperada democracia haya garantizado los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación, la postura de la Conferencia Episcopal haya evolucionado y facilite la salida de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos y ayude con la documentación que posee a mejorar el conocimiento de la represión franquista y a facilitar datos sobre el paradero de algunas de las personas desaparecidas.