Una cosa es el Evangelio (que no cambia) y otra la doctrina (que, para ser verdaderamente “Buena noticia”, tiene que desarrollarse)
(Jorge Costadoat, sj).- El Sínodo sobre la Familia convocado por el Papa Francisco para 2015 abordará temas como la sexualidad, el matrimonio, los hijos, el control de la natalidad, los separados, los divorciados vueltos a casar y la participación en los sacramentos.
El nivel de preocupación de los católicos sobre estas materias es muy alto. Por lo mismo, la frustración o la satisfacción con los resultados del Sínodo pueden ser grandes.
Las respuestas a las 39 preguntas que el mismo Papa dirigió a fines de 2013 a todo el Pueblo de Dios, son coincidentes: existe una enorme distancia entre lo que lo que la jerarquía enseña en materia de moral sexual y lo que los católicos piensan y practican. Esta distancia, con el pasar de los años, no solo ha sido causa de grandes sufrimientos, sino que se acrecienta.
De acuerdo a los informes de las iglesias de Alemania, Bélgica, Francia, Japón y Suiza -las únicas respuestas hechas públicas-, el abismo detectado afecta principalmente a la enseñanza oficial contraria a los métodos artificiales de control de natalidad, a la comunión de los divorciados vueltos a casar y a la posibilidad de una vida sexual fuera del matrimonio (relaciones prematrimoniales, convivencias hetero y homo sexual)
El Instrumentum laboris -documento base del sínodo preparatorio que tendrá lugar en octubre próximo, el cual recoge los informes de los episcopados de todo el mundo- concluye prácticamente lo mismo, con la diferencia de dar mejor cuenta de la inmensa complejidad del tema y por reflejar un mayor celo doctrinal.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: