Cuida de ellos y de todos aquellos que tanto necesitan de tu amor, consuelo y ayuda, de los que no tienen un techo bajo el que cobijarse, una comida caliente que llevarse a la boca o ropa con que defenderse del frío
(Jesuitas).- El jesuita Ángel Pérez Gómez, Tano, será el encargado el próximo año de acompañar al lector del Evangelio diario que anualmente publica el sello Mensajero. A través de sus breves y profundos comentarios, acerca las lecturas diarias, ahonda en ellas y escribe una oración.
La publicación sigue el orden del calendario litúrgico de la iglesia universal que este año impar sigue el Ciclo B/C. Además, recoge el Ordinanio de la Misa, el calendario litúrgico con las fiestas de los santos del misal romano y del propio de la Compañía de Jesús, el evangelio de la misa de cada día y las lecturas completas de domingos y festivos, además de oraciones y devociones.
El año se presenta con las intenciones del Papa Francisco que ha dedicado el 2015 a la vida consagrada, para que los religiosos y las religiosas «redescubran la alegría de seguir a Cristo y se dediquen con celo al servicio de los pobres».
El primer comentario de Tano es la petición dedicada al inicio del año: «Señor, bendícenos al comienzo de este año 2015. Acuérdate de mi familia, amigos, compañeros, conocidos, vecinos. Los dejo en tus manos de Padre. Cuida de ellos y de todos aquellos que tanto necesitan de tu amor, consuelo y ayuda, de los que no tienen un techo bajo el que cobijarse, una comida caliente que llevarse a la boca o ropa con que defenderse del frío».
Para el primero de enero, que se presenta como el día de Santa María Madre de Dios y anuncia la jornada de la Paz, el jesuita se dirige a ella para pedir su intercesión por quienes sufren y penan por culpa de la edad, la enfermedad, una discapacidad o dependencia, por hambre, desempleo, miseria, falta de cultura o sanidad.
«Acoge bajo tu manto a los migrantes y refugiados, a los presos y perseguidos, a las víctimas de las guerras, de la violencia de todo tipo y de los desastres naturales. Enjuga sus lágrimas, acalla su llanto, despéjales el horizonte, dales un poco de esperanza«.
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