Ayudadnos a mantener el rescoldo encendido, para que olvidemos que el ébola, aunque aquí es invisible ya, aún no ha sido vencido
(Jesús Bastante).- El pasado mes de agosto, sentimos miedo. Un miedo egoísta, insensato, visceral, como todos los temores. El ébola se había «colado» en nuestras casas. El contagio de los hermanos de San Juan de Dios Miguel Pajares y Manuel García Viejo, en Liberia y Sierra Leona, puso en las portadas de todos los diarios una enfermedad mortal que ya había matado -y continúa haciéndolo- a miles de personas en todo el mundo.
Meses después, el ébola ha desaparecido de las primeras páginas, pero la enfermedad «sigue salpicando Sierra Leona y demás países de África» según apuntó este mediodía Miguel Ángel Varona, presidente de la Fundación Juan Ciudad, durante la presentación de «Misión en Río Ébola» (Everest), un homenaje a los dos religiosos españoles fallecidos, y al resto del equipo. Una presentación que contó con la presencia de familiares de Pajares y García Viejo, y que se enmarca dentro de los actos con motivo del día de San Juan de Dios (el próximo domingo).
«Desde muy jóvenes, tanto Miguel como Manuel se embarcaron en la aventura africana con gran generosidad -subrayó Varona-. Los sucesos del ébola frenaron sus vidas. Mejor, cambiaron sus vidas». Para el responsable de la orden, «debemos considerarles como unos santos no oficiales. Fueron personas normales, como cada uno de nosotros, con ideales humanos, con valores de generosidad, solidaridad… y que quisieron encauzar su compromiso más activo en el modelo del padre de los pobres».
«Los que les conocimos personalmente, aún nos cuesta digerir todo lo que pasó«, subrayó, emocionado, como todos los que asistieron a la presentación, y que presenciaron a su término un vídeo en memoria de los religiosos fallecidos. «Pero la vida sigue, y os puedo asegurar que el carisma de la hospitalidad se ha visto reforzado. Muchas conciencias se han visto despertadas ante el drama de otros hombres, hermanos nuestros, en países en vías de desarrollo. Queremos seguir en la brecha».
«No pretendemos sólo ensalzar la figura de Manuel o Miguel, sino recordar que todavía existe el problema del ébola en África«, incidió Varona, quien destacó que el problema no sólo es esta enfermedad, «sino la pobreza y la injusticia generalizadas». «Su testimonio de vida y de fe nos demuestra que aún hay esperanza para hacer entre todos un mundo mejor, que no todo es sucio en este mundo que nos ha tocado vivir, que una vida dedicada a los demás merece la pena ser vivida».
Por su parte, José María Viadero, director de Juan Ciudad y quien durante esas semanas fue la voz de la orden ante la opinión pública, destacó que «los auténticos protagonistas del día de hoy son Miguel, Manuel y las muchas víctimas del virus, pero también los supervivientes, los que sufren esta maldita enfermedad y otras derivadas«.
Viadero acaba de regresar de Liberia, donde ha asistido a la reapertura del hospital San Joseph de Monrovia y de su homólogo en Sierra Leona. Allí, hoy, se sigue luchando contra el ébola y contra la injusticia. Pero el recuerdo de lo sucedido el verano pasado no se le borra de la memoria.
«Acontecimientos como éste deben interpelarnos como sociedad occidental, se nos debería caer la cara de vergüenza de que sucedan estas cosas. ¿Y qué ha pasado? Que los sistemas sanitarios de estos países no tienen medios, y tuvieron que cerrar y dejar desamparados a tanta gente».
Desde el 26 de agosto, pocos días después de la muerte de Pajares, y antes de la de García Viejo, un equipo de San Juan de Dios se trasladó a Monrovia y comenzó el trabajo para reabrir los centros.
«Ayudadnos a mantener el rescoldo encendido, para que olvidemos que el ébola, aunque aquí es invisible ya, aún no ha sido vencido», concluyó Viadero.
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