La teóloga y activista presenta 'Decir haciendo: crónicas de periferias' (San Pablo)

Pepa Torres: «Quiero reivindicar la teología del grito, que es protesta y es anuncio, es el Evangelio el que grita»

Javier Baeza: "Una gran ciudadana, mujer creyente en el Dios de Jesús, y con una gran fe en las personas"

Pepa Torres: "Quiero reivindicar la teología del grito, que es protesta y es anuncio, es el Evangelio el que grita"
Pepa Torres, junto a Javier Baeza, Débora Ávila y Mª Ángeles López Romero RD

No podemos quedarnos hipnotizados con el cartel de Cibeles -Wellcome refugees-, o con las palabras proféticas del Papa Francisco, sería falsear ambos mensajes. Tenemos que ser capaces, además, de abrir nuestro corazón

(Jesús Bastante).- «Hace tiempo, España ha dejado de ser el país de sus sueños». El relato es real, tristemente real. Y actual. Pertenece a ‘Decir haciendo’ (San Pablo), el último libro de la teóloga y activista Pepa Torres que, casualidades (buscadas) de la vida, fue presentado ayer en la librería ‘Traficantes de sueños’. Una presentación que se convirtió en un grito contra la desigualdad, contra los corazones de piedra, contra los «gestores fríos de la ley».

La librería estaba absolutamente abarrotada. Muchos (y muchas), activistas del Madrid de toda la vida, peinando canas. Otros, jóvenes con la mirada aún limpia. Todos conocían a Pepa, su labor, su denuncia, su trabajo en Lavapiés con inmigrantes, refugiados, sin papeles… «¿Ah, pero dices que es monja? ¿Y el otro señor, cura? ¿El de Entrevías?«, preguntaban algunos de ellos al escuchar el encendido debate entre Pepa y Javier Baeza, acompañados de la investigadora Débora Ávila, y Mª Ángeles Romero, directora editorial de San Pablo, que destacó la «capacidad transformadora» del libro de Pepa, con «historias de carne y hueso» en forma de lágrimas, deportaciones, cicatrices, proyectos, sueños y despertares…

«‘Decir haciendo’ es una crónica de esa cotidianidad, esos gestos que los protagonistas del libro hacen cada día, y que conjuran la injusticia», apuntó Débora Ávila, destacando la necesidad de encontrar «espacios de salvación» hasta en las fronteras repletas de concertinas. Por su parte, Javi Baeza calificó a la autora como una «gran ciudadana, que además es una mujer creyente en el Dios de Jesús, y que tiene una gran fe en las personas». Una mujer que «se ha puesto a tiro del otro», que «se ha dejado interpelar».

 

 

Pepa Torres, por su parte, defendió el título del libro, pues ‘Decir haciendo’ «nos pone delante de los falsos dualismos entre teoría y práctica. La palabra y la acción van unidas«, destacó. «Si la palabra no se ‘encuerpa’, si no se encarna, y si no lo hace colectivamente, no sirve para nada», apuntó la autora.

Para Débora Ávila, esto resulta vital para construir la sociedad. Ponerse en el «cuerpo» del otro, porque decir sin hacer, o el simple activismo sin nada detrás puede resultar vacío. «Necesitamos cartografías que nos den criterios para imaginar una victoria, y eso se consigue hablando y haciendo».

«El Evangelio rompe con esa dicotomía», defendió el cura de Entrevías, quien denunció el ‘postureo’ en lo tocante a lo social en nuestro mundo.»No podemos quedarnos hipnotizados con el cartel de Cibeles -Wellcome refugees-, o con las palabras proféticas del Papa Francisco, sería falsear ambos mensajes. Tenemos que ser capaces, además, de abrir nuestro corazón. Porque una fe sin deseos no sirve para encontrar la felicidad».

Pepa Torres logra conjugar, con su trabajo, con este libro, ambas almas. Y con normalidad. «En Lavapies reímos, cantamos, luchamos y comemos, defendemos la dignidad, que también acontece en los márgenes. Y soñamos con las personas por construir un futuro común».

Un futuro que, como destacó Javier Baeza, en el libro se presenta con cuatro palabras: «Gritar, en un mundo de silencios impuestos, porque somos muy miedosos, también en la Iglesia; desobedecer, con una desobediencia creativa; corporizar, o ‘acuerpar’, no delegar nuestra vida en los técnicos o en los carismáticos, crear mantas y no sólo redes, para acompañarnos y darnos calor; y esperanza, porque estamos rodeados de accidentes que cada día, nos hacen vivir».

Y no dejar de decirlo. «Quiero reivindicar la teología del grito«, recalcó Pepa Torres. «El grito es una protesta, pero también es un anuncio, y los cristianos tenemos que recuperar la fuerza del grito, del Evangelio que grita, porque a veces lo hemos perdido», culminó.

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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