El poeta y colaborador de RD publica "Cuida con amor tus estrellas" (Paulinas)

Miguel Ángel Mesa: «La vida de Jesús nos debería invadir a los cristianos»

"Si te quieres enfrentar a un imperio, une tus manos a otra gente, tira para adelante y haz lo que puedas"

Miguel Ángel Mesa: "La vida de Jesús nos debería invadir a los cristianos"
Miguel Ángel Mesa presenta "Cuida con amor tus estrellas" (Paulinas) RD

Laudato Si es un documento valiente, profundamente abierto y ofreciendo la mano para que todos construyamos, porque esto es una cosa de todos

(Jesús Bastante).- «Cuida con amor tus estrellas«, es el título del último libro de poemas de Miguel Ángel Mesa Bouzas, publicado por Paulinas.

Un relato desde el espíritu para «orar, vivir y compartir» en mitad de un mundo repleto de prisas y ruido. Y un llamamiento a la indignación activa, y a la utopía: «Si te quieres enfrentar a un imperio, une tus manos a otra gente, tira para adelante y haz lo que puedas».

 

Hoy nos acompaña Miguel Ángel Mesa Bouzas. Autor, poeta, colaborador y bloguero en religión Digital, entre otras cosas. Padre de un nuevo bebé con la editorial Paulinas: «Cuida con amor tus estrellas. Orar, vivir y compartir». ¿De dónde viene esto de cuidar con amor tus estrellas?

Proviene de una frase de la canción de Silvio Rodríguez que se titula «Cuida bien tus estrellas, mujer». Es el germen de este libro. Primero hice un poema: «Cuida con amor tus estrellas» y, recopilando todos estos textos que están en este libro, vi con claridad que debía ser el título el título del libro.

 

Son textos para orar, vivir y compartir, entiendo.

Sí, porque todas esas cosas tienen que ir juntas. Como siempre, en todos mis libros intento hacerlo así. Orar, vivir y compartir es una sola cosa, porque la vida es una sola realidad que no podemos parcializar.

 

¿Cuáles son las estrellas que debemos parcializar?

Son muchas. Creo que vivimos en un estrés diario de estar preocupados por todo: ante el futuro, ante el trabajo, ante la realidad terrible que vivimos y en nuestros días. Si nos dejamos llevar exclusivamente por todo eso, que nos agobie y nos aplaste, pues vamos mal. Yo digo: hay que cultivar otra serie de estrellas interiores que te ayuden a crecer en humanidad, y esas son las que te irán indicando el camino. Tú desde tu hondón personal, pero siempre junto y en relación con la vida que tienes alrededor, que brota cada momento.

 

¿Hay espacio en esta sociedad del ruido, de las prisas, del estrés, para pararse en el banquito, este de la portada del libro, junto a un río, a meditar y a relajarse? ¿O hay que buscar el momento? ¿Es una de las tareas urgentes que no abordamos jamás, como lo dejar de fumar?

Ahora, en vacaciones, que las tenemos a la vuelta de la esquina, quizás tengamos más tiempo para hacerlo. Yo me voy a ir por Asturias y Galicia y espero tener momentos en ese sentido. Pero vivimos en la sociedad de la prisa y de tener los horarios siempre cogidos. Yo no quiero ser un fantasioso de: ahora voy a dedicarme una hora diaria a pararme en un banquito del parque. Porque no va a ser realidad. Pienso que tenemos que buscar esos espacios en la cotidianidad.

Ese banco es un es un encuentro con alguien, un pararte en una noticia que encuentras en el periódico o en la radio, es contemplar algo que te surge en el camino hacia el trabajo. El detenerte a leer un buen texto. Y eso es lo que creo que hace que cuides también tus propias estrellas. Y si además de eso, encuentras también un ratito para descansar, para entrar dentro de ti, para reflexionar, profundizar y dejarte invadir por la realidad que te habita, pues mucho mejor.

 

 

 

Parece que estamos volviendo a esas búsquedas. Aunque puede que nunca se haya perdido esa necesidad del ser humano, de buscar momentos para uno mismo, para encontrarse y buscar su relación con el infinito o como queramos llamarlo, con fe o sin fe. Pero también da la sensación de que vivimos en un mundo en que hasta eso nos sobrepasa: nos quedamos en la superficie mediante una foto maravillosa con frase en facebook , y en conseguir un montón de likes, pero no lo interiorizamos.

Yo creo que es necesario. He enviado hasta hace poco una poesía semanal que la gente ha valorado mucho. Gente, mayormente, que no lee poesía pero que le hace bien. Han sido bastantes años enviándolas, y ahora me he dado un reposo. Sigo enviando una frase diaria y la gente, cuando la recibe, dice: «Es un gusto, Miguel Ángel, recibir una frase que te haga pensar cada mañana. Pararte un segundo. Que te toque dentro».

Son instrumentos, que quizás estén también para decir a la gente que no todo es la prisa, el trabajo, al preocupación. Hay que cultivar otra serie de cosas, pero no para aislarte sino para meterte aún más dentro de la realidad. Si esa profundización no te lleva a adentrarte en la realidad convulsa, distinta, terrible a veces y tan esperanzadora por otra parte, pues no sirve para nada. Es un escapismo.

 

Tal vez la clave sea esa: indignarse pero con un sentido también de esperanza de poder cambiar la realidad.

Aunque muchas veces no se la vea, que quede siempre al final. Es mi lema y se transparenta en mis escritos. A veces es más deseo que realidad lo que contemplamos. Pero que no se nos vaya nunca el ánimo ni la esperanza basada en el trabajo y en el esfuerzo diario, evidentemente.

 

La esperanza ahí, en el aire.
Eres poeta: ¿Cuál es el estado de salud de la poesía, en un país en el que cada vez se lee menos, lamentablemente?

Sí, eso dicen las estadísticas. Lo digital, las imágenes, las redes sociales puede que no ayuden demasiado a profundizar y a detenerse. La poesía también es detenimiento, pausa, reflexión, dejarte invadir por algo, dejarte traspasar por la realidad que hay a tu alrededor… Y luego intentar hacerlo con unas palabras que también den un toque de belleza ante la grisura del mundo, a la vez con un mensaje.

Cuando ves los concursos de poesía, y hay cantidad, ves que hay muchos poetas por todos los lados. Y además, ahora con la frescura del lenguaje de las redes sociales y de la actualidad, piensas: «eso también tiene que ser»; un lenguaje actual, que se pueda entender. Hay vitalidad, lo que pasa es que cada uno tiene su propio lenguaje. Y es bueno que sea nuevo.

 

¿Sigue siendo un arma cargada de futuro?

Yo creo que sí. Además, pienso que la poesía es todo en la vida, aunque algunos la cultivamos en la escritura, desde las otras artes: pintura, literatura… Hasta un encuentro con otra persona puede estar cargado de poesía.

 

Como emoción, ¿no?

Sí. ¿Qué es la poesía si no? Es emoción, sentimiento, profundidad, comunicación, esperanza en otro mundo.

 

 

 

En el libro hablas de esas estrellas a las que cuidar, de esperanzas, de miedos, de guerras. Pero siempre hay un personaje, que más que personaje es un concepto, un estilo de vida presente, que es Jesús de Nazaret: ¿Cómo haces poesía con Jesús?

Está detrás de los escritos, evidentemente. Yo hablo desde una visión cristiana de la realidad, y eso tiene que ver con la persona de Jesús: Jesús está latiendo. Su vida está latiendo en todas esas cosas. Es una vida, también, de profunda conmoción ante la realidad que le envuelve. Él entra en su hondón para que esa conmoción le embargue pero que, luego, después de esas noches, después de esas veladas de oración, de entrada en sí, para sanar y cuidar a la gente. Creo que eso es la mística que nos debería invadir a los cristianos, aunque a veces no sea. Y una mística, además, muy abierta, muy con ojos, oídos y manos abiertas, como pongo en el libro. Siempre el corazón abierto y a la vez continuamente dispuesta a encontrarse con otras personas de otros pensamientos, otras ideologías y otras fes. Solo así podremos construir algo en conjunto. Ese es el sentido; la mies: que todos tenemos que colaborar en ese reino que es gracia y a la vez construcción, como dice también Pedro Casaldáliga.

 

Hablábamos del cuidado: está plagado de referencias a la naturaleza y al cuidado del medio ambiente. Me viene a la memoria, hace cinco años, el primer gran discurso de Francisco cuando toma posesión de la cátedra el 19 de marzo de 2013, que habla de algo que, a la postre, se está demostrando que es una de las bases del pontificado: la custodia de la Creación introduciéndonos a los seres humanos dentro de esa ecología, de ese cuidado del planeta.

¿Entronca Francisco mucho con este cuidado de uno mismo, del prójimo y de todo lo que nos rodea? ¿Cómo estás viviendo, como poeta y como cristiano, este pontificado? Porque también, este Papa, no escribe poesía pero sí que utiliza un lenguaje muy intenso y muy cercano.

He hecho varios libros estudiando muchos de los documentos que había sacado Paulinas, que trataban temas variados para que la gente conociera al Papa al año de tomar el cargo: de la familia, de la misericordia, etc.

Para mi, uno de los documentos más importantes por la profunda preocupación por el empobrecimiento del mundo, los inmigrantes, etc., ha sido «Laudato si». Me parece un texto único, rompedor y que nadie se había atrevido a sacar o no lo había considerado. Es un documento valiente, profundamente abierto y ofreciendo la mano para que todos construyamos, porque esto es una cosa de todos: o nos salvamos todos o todos vamos al fracaso; no hay otra.

Además, creo que esto no es una moda o no debería considerarse como una moda. Los problemas son reales: el calentamiento, el problema de la polución en los mares, en la atmósfera, la depredación de los medios naturales, etc., junto con el empobrecimiento del mundo, la marginación, la exclusión de la gente, es algo que tenemos que sentir como nuestro.

Nosotros no somos la maravilla de la Creación, somos una parte integrante dentro de este mundo. Dentro del universo. Y si no nos sentimos un todo con el universo, estamos perdidos. Creemos más es el principal error. Este es un camino, además, de profunda espiritualidad, de profunda mística: el contemplarte tú como parte de toda la humanidad, pero esa humanidad en unidad profunda con toda la Creación. Ni más, ni menos.

 

Del documento, lo que me parece más rompedor es esa inserción del ser humano y de las pobrezas y de las miserias como parte también de la ecología integral. Que no solo es cuidar el medio ambiente, la fauna, la flora, la polución, sino todo lo que conlleva la pobreza, la injusticia, la falta de agua; esa brecha norte/sur que nos empeñamos en agrandar y que está metida dentro de lo que él llama «el cuidado de la creación». Del mundo tal y como lo entendemos.

Sí. Leonardo Boff, por ejemplo, ha escrito mucho sobre eso. Yo lo he leído bastante y años antes de Francisco sacara este documento.

 

El Papa ha leído mucho de Boff y de Casaldáliga.

Tiene reminiscencias de todos esos libros. Y es que no podemos desligarnos. Lo que decía de sentirnos un todo. No puedes decir: me siento unido a la naturaleza, a los animales, a la montañas, a los ríos… Pero la humanidad queda aparte, o me quedo solamente con la humanidad porque lo otro ya saldrá por su lado. Yo creo que todo es un conjunto, y que si no vamos en conjunto en todo, vamos mal.

 

 

También es cambiar el concepto de «la naturaleza es nuestra porque Dios nos la ha dado y somos los dueños» a «somos los responsables de la custodia, del cuidado de nuestras estrellas».

Eso es consecuencia de las traducciones, o de malas interpretaciones de lo que se dice en los primeros versículos del Génesis: «por el dominio» o, más bien, como dice la mayoría en la interpretación, «el cuidado». Y el cuidado siempre es responsable de todo. Somos parte y por eso tenemos que tener cuidado. Igual que la naturaleza tiene cuidado de nosotros dándonos el aire que respiramos, el agua y todo lo que nos da cada día. Si no, no podríamos estar vivos.

 

Tenemos un líder global como el Papa, que es un gran defensor del cuidado de la Casa Común. Y tenemos otro de los líderes globales, que es el presidente de los EE.UU., que es prácticamente todo lo contrario en eso, y en otras muchas cosas. ¿Es posible cambiar determinadas conciencias que son casi indispensables para poder seguir protegiendo la Creación? ¿O tenemos que luchar sabiendo que hay causas perdidas?

Es muy difícil luchar contra, iba a decir «la única», pero no, porque está cambiando muchísimo: dicen que el petrodólar ha cambiado, desde hace meses, por la moneda china. Quiero decir que las potencias, los imperios cambian, y parece que hay una variación. Pero ¿quién duda que el imperio, de momento, sigue siendo EE.UU.? Y con una persona como Trump, retirándose de los organismos internacionales.

 

 

 

Y arrastrando también a China, porque ese es el otro problema: que si EE. UU. no está, China tampoco va a estar. Y sin ninguno de los dos, se pueden tomar muchas decisiones, pero puede que sin repercusión real.

Con una persona como Trump retirándose de organismos internacionales de derechos humanos, de cuidado de la naturaleza, de lucha contra el cambio climático. Rechazando, volvemos a la idea de estar en conjunto, a los inmigrantes que están ayudando a crecer a ese país, al nuestro y a tantos otros. Y otras tantas realidades que con una política corta de miras y exclusivamente pensando quizás en un electorado, como está pasando también en Europa, donde todas las políticas de inmigración se toman solamente en ese aspecto, la realidad es difícil.

 

Y fomentando la política del miedo.

Es muy difícil enfrentarte a un imperio tú solo; es para tirar la toalla de inmediato. Ahora, existe una cosa positiva: igual que las redes tienen sus inconvenientes, también tienen sus ventajas, y esta es una de ellas: luchar en conjunto a nivel de redes va minado, a veces, las bases de esos imperios. Y de vez en cuando se consiguen victorias pequeñas o grandes. Y eso también te alienta para seguir adelante. Creo que es la única forma; si te quieres enfrentar a un imperio, une tus manos a otra gente, tira para adelante y haz lo que puedas.

 

Siempre tendremos a Silvio Rodríguez y libros como el de Miguel Ángel Mesa Bouzas. Cuando has mencionado a Silvio Rodríguez me acordaba de que hace nada acaba de salir la sentencia, cuarenta años después, contra los asesinos de Víctor Jara: los han condenado. Y recordaba una canción preciosa de Silvio: «El hombre extraño», que contaba cómo, pese a todo: pese a que le cortaban las manos, los dedos, la lengua, él seguía haciendo música.

De alguna forma.

 

Y cambiando la realidad.

Sí.

 

«Cuida con amor tus estrellas. Orar, vivir, compartir» de Miguel Ángel Mesa Bouzas, en Paulinas. Con prólogo -que no lo hemos dicho- de Pepa Torres.

Una gran amiga y una gran mujer: súper comprometida, súper espiritual y mística de nuestros días en la realidad cotidiana.

 

Y que nos enseña, cada día, que no son estamentos separados la oración, la vida y el compartir.

Si estamos impregnados de una mística de otra forma de ser, para poder vivir de otra manera junto con lo demás y con todo lo que nos rodea.

 

Directamente construiremos el Reino desde aquí.

Evidentemente, hay que intentar vivir con otro aliento.

 

Hagámoslo. Gracias Miguel Ángel, un placer.

Gracias a vosotros.

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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