Algunos representantes de los cristianos del norte amenazaron con defenderse o con responder en caso de nuevos ataques
Al menos seis personas han muerto y otras diez han resultado heridas después de que un grupo armado irrumpiese en una iglesia del estado nigeriano de Gombe, en el norte del país, y abriese fuego en pleno servicio religioso, según ha confirmado el pastor al cargo del centro, Justin Jauro.
Los hechos han ocurrido este jueves en la localidad nigeriana de Nasarawa y han tenido por objetivo la iglesia de la Vida Profunda que coordina Jauro.
«Dispararon por la ventana de la iglesia y muchas personas fueron asesinadas, incluida mi mujer«, ha explicado el pastor en declaraciones telefónicas a Reuters. El ataque ha causado heridas a «muchos» de los miembros de la comunidad que asistían a la misa.
El ataque contra la iglesia de Gombe, que no está situada en las regiones puestas bajo estad de emergencia, no fue reivindicado la noche del jueves.
Los ataques del miércoles, que no dejaron heridos, fueron en cambio reivindicados rápidamente por Boko Haram, grupo vinculado a Al Qaida al que se atribuye cientos de muertos en ataques cometidos en los últimos meses en un contexto de violencia religiosa y étnica en el norte.
«Somos los responsables de los atentados de esta noche (miércoles) en Damaturu y Maiduguri. Es una respuesta al fin del ultimátum que hemos dado a los cristianos para que dejen el norte», declaró a la AFP Abul Qaqa, que con frecuencia habla en nombre de la secta islámica.
Las autoridades atribuido también a Boko Haram la ola de ataques contra los cristianos y militares el día de Navidad. En total, 49 personas murieron en explosiones ocurridas sobre todo en iglesias, en el centro y el noreste, y que fueron finalmente reivindicadas por la propia secta.
«Hubo dos explosiones en el distrito de Mairi esta noche (miércoles). Los artefactos fueron colocados en una zanja y no había nadie cerca cuando estallaron», dijo a la AFP el portavoz de la la fuerza militar especial desplegada en Maiduguri.
Esta ola de violencia se produce en un momento en que Nigeria vive un clima de fuerte oposición tras el anuncio, el domingo, por el Gobierno, del fin de los precios subsidiados de los combustibles -medida que provocó un disparo de precios en las gasolineras, donde el litro de gasolina pasó el lunes de 65 nairas (0,30 euro) a por lo menos 140 nairas (0,66 euro).
Desde el lunes mismo, varias manifestaciones contra el aumento de los precios de la gasolina se realizaron Lagos, Abuja y Kano, donde fueron dispersadas por la policía, a veces violentamente, con porra ys gases lacrimógenos, como Kano (norte) la noche del miércoles a jueves, según los sindicatos.
Una de las dos explosiones en Maiduguri afectó un cuartel de aduanas y destruyó una casa. «Una bomba estalló cerca de los barracones. La casa de un oficial fue destruida por la explosión», dijo una fuente aduanera.
La explosión en Damaturu afectó a un bar al aire libre, dijo un cliente.
Estos ataques son los primeros incidentes registrados desde el fin del ultimátum lanzado por Boko Haram, que el domingo por la noche dio tres días a los cristianos para que abandonen el norte de Nigeria, que tiene una mayoría musulmana.
Abul Qaqa había advertido también que la secta luchará contra las tropas del gobierno en las zonas donde el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, declaró el estado de emergencia el fin de semana tras la reciente ola de atentados.
Las autoridades manifestaron que no tomaban en serio estas amenazas, pero que de todos modos adoptaban medidas preventivas.
«Aunque consideramos, en base a informaciones de nuestros servicios de información, que la amenaza de Boko Haram no tiene ningún fundamento, estaremos alertas para enfrentar cualquier eventualidad. Hemos puesto en marcha algunas medidas para garantizar que la gente esté más segura, vivan donde vivan», declaró a la AFP el portavoz de la policía, Yemi Ajayi.
El miércoles mismo, sin embargo, hombres armados atacaron una comisaría de policía en el estado de Jigawa (norte), matando a una adolescente.
Nigeria es el país más poblado de África, con 160 millones de personas, con más o menos una mitad de musulmanes, la mayoría en el norte, y otra de cristianos, más numerosos en el sur.
Algunos representantes de los cristianos del norte amenazaron con defenderse o con responder en caso de nuevos ataques. Los obispos católicos pidieron incluso, el sábado, al presidente Jonathan, recurrir a expertos extranjeros para combatir al Boko Haram. (RD/Agencias)