A nosotros se nos esponjó el corazón, cuando vimos la leche en polvo de Hero para los niños desnutridos, todo el material para huérfanos, cientos de mochilas de la última Jornada de la Juventud en Madrid
(Juan José Aguirre, Bangassou).- Yo estoy bien y también estamos bien en Bangassou en comparación con otros sitios de Centroáfrica, pues hay sitios donde las cosas están que estallan. En la última conferencia episcopal cada Obispo contó cosas muy gordas, indignas de la condición humana.
A pesar de dos meses de peripecias, los dos últimos containers enviados desde la Fundación Bangassou de Córdoba llegaron. No ellos sino el contenido. Los containers se quedaron por el camino, aunque una gran parte del contenido llegó a Bangassou.
Una pequeña parte se quedó a 300 km, en Bambari, en casa del obispo de allí, que hace una semana fue saqueada y robaron lo que allí había. ¡Fue un golpe tremendo! Nos robaron lo que habíamos dejado allí en depósito, pero esto no significa nada porque al Obispo le quemaron sus dos coches, su casa y hasta su colchón…
Los conteiners, uno de quedó en Sibut (donde termina el asfalto, a 500 km de Bangassou) y no quiso seguir el camionero (tenía 10 balazos en el parabrisas) y lo dejó allí. El otro volcó (a 15 km ya fuera del asfalto) y tuvimos que cambiar el contenido, en plena selva, a un camión que lo llevó a Bangassou con muchas peripecias.
Los 3 Suzukis que estaban dentro de los containers llegaron, por tierra esta vez con chóferes que encontramos por el camino. También arriesgaron lo suyo. Uno de los Suzukis, mirad la fotos cómo llegó. La bala atravesó la carrocería de parte a parte pero un milímetro a la salida de la bala en el fusil habría supuesto 50 centímetros y hubiera dado en el parabrisas de atrás y, quien sabe, en la cabeza del conductor…
Tuvimos suerte y no le pasó nada a nadie, nisiquiera al coche que ya tiene su «medalla de guerra». Pero pasa como con los partos: cuando la madre tiene a su niño en los brazos, se le olvidan los dolores que ha pasado en el trance.
A nosotros se nos esponjó el corazón, cuando vimos la leche en polvo de Hero para los niños desnutridos, todo el material para huérfanos, cientos de mochilas de la última Jornada de la Juventud en Madrid, las que sobraron y aquí nos vienen de perlas para los huérfanos, (las gorras para las legionarias de María el próximo peregrinaje del 15 de Agosto y los abanicos para mis misioneros/as que siguen aquí, en la boca del lobo, sin pestañear, como pilares de alabastro consolando a su pueblo…)
Ya os digo que cuando vimos todo el material, aunque mojado y pisoteado de cuando lo descargaron los soldados congoleños, se nos olvidaron las angustias de los dos meses de camino entre ráfagas de metralleta, barro hasta el cuello y lluvias tropicales.
«El Señor aprieta pero no ahoga». Centroáfrica hoy es zona de altísimo riesgo. Pero en todas nuestras tribulaciones, El nos acompaña, nos mima, nos protege, nos alienta, nos dice: «no tengas miedo, que yo soy mas fuerte que ellos»… Abrazos y feliz verano.