Sólo en la crisis de Siria e Irak, "cerca de 5 millones de refugiados y desplazados, toda la Comunidad de Madrid, que han huido de sus casas. Todo un país como España huye en todo el mundo de las guerras"
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(Jesús Bastante).- «La crisis económica está resultando muy difícil para nuestros gobiernos y para los ciudadanos. Es preocupante la tentación del populismo. Para Europa, sería terrible encerrarnos en populismos y nacionalismos«. El cardenal Reinhard Marx, uno de los miembros del G-9 designado por Francisco para reformar la Curia, arremetió esta tarde contra el olvido de Dios durante la rueda de prensa de presentación de las II Jornadas Sociales Católicas Europeas, que bajo el lema «La Fe cristiana y el futuro de Europa», se celebran en Madrid.
Unas jornadas que arrancaron con una misa presidida por Juan José Omella y la presentación del cardenal Rouco, en uno de sus últimos actos como obispo titular.El acto comenzó con la lectura del mensaje del Papa Francisco para estos días. En el mismo, Bergoglio apuntó que «uno de los grandes retos en Europa es encontrar la manera más adecuada para que el Evangelio dé respuestas para el continente«.
El mensaje, leído originariamente en inglés, añadía que esta Iglesia «debe proclamar la verdad de la salvación más concreta para los hambrientos de la vida eterna. Es fundamental dar testimonio de la fe que tenemos en nosotros».
Por su parte, el cardenal Rouco -que bromeó con el cardenal Marx a cuenta de una anécdota que le sucedió con Juan Pablo II, «Marx nunca ha funcionado»- apuntó que «el pasado de Europa es inexplicable sin sus raíces cristianas. Ni las grandes crisis producidas por las rupturas de la Iglesia, ni el predominio del laicismo en los últimos tres siglos, consiguieron difuminar del todo en los estilos de vida o comportamientos de los europeos la visión cristiana de la vida y del mundo»
«El paro, la pérdida masiva del respeto a la vida, la dificultad de asimilar dignamente el fenómeno imparable de la inmigración, son otros tantos signos de lo que hay que calificar como un estado crítico de la europa de nuestros días», denunció Rouco, quien insistió en la necesidad de «aleccionarnos para no tener los mismos errores para la salida de una crisis pertinaz».
«Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», dijo Rouco, recordando las palabras de Juan Pablo II en Santiago de Compostela en 1982. El cardenal destacó la relevancia pasada, presente y futura de España en la construcción de «una Europa unida».
Como anticipo, se convocó a los medios a una rueda de prensa en la que, junto a Marx, acudieron el cardenal Angelo Bagnasco; el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino -al que hacía tiempo no se veía frente a los medios- y el secretario general de Cáritas Europa, el español Jorge Nuño.
El primero en intervenir fue Juan Antonio Martínez Camino. El obispo auxiliar de Madrid destacó, en nombre del cardenal, la nutrida asistencia de la Iglesia europea, y apuntó que «el futuro de Europa está lleno de desafíos y hay que cuidar bien. La DSI está llamada a jugar un papel clave en este futuro en paz y unidad»
Por su parte, el cardenal Marx, presidente de la COMECE, incidió en que «la Unión Europea es una sociedad en camino, pero hay que tener en cuenta que Europa es mucho más grande que la UE». Para el purpurado alemán, resulta fundamental, en este momento de crisis, «identificar los puntos de salida, y participar en una civilización del amor, alentando a los cristianos a que sean activos tanto en la UE como en Europa en general».
Tras recordar el centenario de la I Guerra Mundial, en la que fallecieron 18 millones de personas, Marx reconoció que, entonces, «el lenguaje de la Iglesia, excepto el de Benedicto XV, era terrible». Por ello, en el mundo actual, «es importante analizar cuál es nuestra responsabilidad en la paz. En Europa, en Ucrania, estamos en guerra«. Por ello, «es importante rezar por la paz en Europa, y poder recuperar el espíritu de la reunificación de Europa y así trabajar por la paz y la libertad».
En este punto, el cardenal subrayó la dimensión social de Europa, que puede perderse en tentaciones como «el populismo y el nacionalismo». «Debemos encarar con la fuerza de la fe, a la luz del Evangelio, cuestiones como la juventud, la inmigración, la solidaridad, el futuro de la familia, la crisis demográfica…«
Por su parte, el cardenal Angelo Bagnasco, vicepresidente de la CCEE, insistió en que «los obispos, la Iglesia, aman a Europa y quieren estar en ella con el patrimonio espiritual que hace su identidad y su misión». El purpurado incidió en que los cristianos «viven en este mundo, se interesan por Europa, porque son ciudadanos» pero a la vez deben plantear una visión «del hombre y del mundo que desprenda Evangelio».
«La Europa de las finanzas, de la economía, de la crisis, no puede estar en pie si no interioriza una visión, un patrimonio, no podrá resistir, o será una presencia débil en el mundo», añadió Bagnasco, quien reivindicó una Europa del diálogo, en la que «todos tenemos algo que decir, sin olvidar nuestros orígenes» puesto que, en caso contrario, «nos encontramos ante un individualismo sin límites, sin relaciones, que entrega al individuo a sí mismo y lo descarta. El resultado es la soledad extrema de cada uno».
«El Papa nos recuerda que la teología de la prosperidad no nos conduce únicamente a obras de misericordia corporales, que son muchas, gracias a Dios. El bienestar también conduce a la soledad, al aislamiento. Se da una selección natural. El Papa dice que si tenemos que ser una presencia de Dios-amor en el mundo, entonces los países más ricos, esto lo digo yo, tenemos que pensar que la caridad no tiene confines», concluyó.
La intervención más vibrante fue, sin duda, la de Jorge Nuño. El responsable de Cáritas Europa denunció cómo «el mundo está ardiendo, y los cristianos europeos debemos ser portadores de esperanza«. «Más de 800 millones de habitantes de la Tierra sufren hambre, pero en la Iglesia no hablamos de cifras, hablamos de rostros» subrayó, añadiendo que sólo en la crisis de Siria e Irak, «cerca de 5 millones de refugiados y desplazados, toda la Comunidad de Madrid, que han huido de sus casas. Todo un país como España huye en todo el mundo de las guerras».
«La pobreza y la desigualdad crecen en la UE. La pobreza infantil se sitúa en más del 28%. La justicia social empeora» y, sin embargo, son los pobres de Europa «quienes están acogiendo a los pobres del mundo»
«El proyecto europeo es un proyecto de valores cristianos», apuntó Nuño, quien indicó que el objetivo no debe ser otro que «conseguir que las personas sean el valor que guíen el proyecto europeo. Que seamos una sociedad inclusiva y abierta al extranjero. Que la solidaridad sea un valor individual y de la comunidad. Cada cristiano está llamado a construir un proyecto de esperanza, al servicio del mundo y de las personas».
En el turno de preguntas, los cardenales fueron preguntados por la paralizada reforma del Aborto en España. Tanto Marx como Bagnasco trataron de no entrar en el tema, aduciendo que «la UE no tiene que entrar en cuestiones delicadas de los estados miembros, venciendo la tentación de hacer presiones injustas a través de las finanzas, como los impuestos, superando las leyes nacionales, con unos atajos europeos, tenemos que tener mucho cuidado».
Sí lo hizo Juan Antonio Martínez Camino. El ex portavoz episcopal recordó la nota del Comité Ejecutivo de la CEE para señalar que «defender a los débiles es un empeño de la Iglesia. El aborto no es progresista, no es defender a los débiles, y no se puede poner la vida de ningún ser humano como medio para ninguna otra cosa».
«La vida es un fin en sí mismo que el Estado debe tutelar. Esperamos que la legislación actual, gravísimamente injusta, sea reformada para una mejor tutela del derecho a la vida, y al mismo tiempo de la maternidad y el derecho de las mujeres. No se pueden contraponer el derecho a la vida y la libertad de las mujeres», concluyó Camino, quien invitó a los presentes a acudir a una gran vigilia de oración por Europa, que tendrá lugar en la catedral de La Almudena el 20 de septiembre a las ocho de la tarde.
Éste fue el mensaje del Papa:
Ciudad del Vaticano, 18 de Septiembre 2014
Eminencia,
En nombre de su Santidad el Papa Francisco, me es grato saludarle, así como a sus hermanos obispos, a los organizadores y a los participantes a estas II Jornadas Sociales por Europa, que se celebran en Madrid del 18 al 21 de Septiembre. Os transmito la cercanía del Santo Padre a quienes reflexionáis sobre «la Fe cristiana y el futuro de Europa».
Uno de los grandes desafíos para la Iglesia en Europa es encontrar caminos efectivos para llevar la luz del Evangelio a los asuntos más urgentes que afectan al continente. Para afrontar este desafío, es necesaria la participación de todos los fieles, bajo la dirección del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa y la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comisión Europea.
En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el Papa Francisco nos recuerda que «Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana» (178). El confía en que, al reflexionar vuestras reflexiones en las diferentes áreas en las que la luz del Evangelio irradia sentido, seréis capaces de trazar nuevas y más concretas formas de responder a los retos pastorales.
En este contexto, el Santo Padre les anima a profundizar en su propia búsqueda de la santidad a través del firme compromiso de oración personal y conversión. De este modo, ofrecerán a los diversos ámbitos de la sociedad un testimonio más coherente y gozoso, que despierte las conciencias de una realidad en la que los bienes temporales y el orden social deben estar al servicio de la persona y su plenitud en Dios. El reza especialmente para que este evento ponga de relieve las formas en que la fe nos impulsa a transmitir el amor de la Iglesia hacia los pobres, hacia aquellos que sufren persecución, hacia los que se ven forzados a abandonar sus hogares y hacia todos aquellos que vienen a Europa en búsqueda de refugio. Una Iglesia que presta mayor atención a las necesidades materiales de los que sufren, también aprenderá a ofrecer un anuncio más convincente de la verdad y de la salvación a los que tienen hambre y sed de vida eterna y a aquellos que piden «razón de la esperanza que está en vosotros» (1 Pedro, 3:15).
Encomendando a todos los participantes a este encuentro al cuidado amoroso de Nuestra Señora de Europa, su Santidad imparte su Bendición Apostólica, como muestra de gracia, paz y alegría.
Atentamente en Cristo,
Pietro Card. Parolin
Secretario de Estado