La paz la han de hacer la gente involucrada en un conflicto, no los de fuera, así que ellos tienen que estar preparados para moverse
(Cameron Doody).- «La visita no está cancelada de modo alguno, está pospuesta». De esta forma se ha referido el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, al viaje que iba a emprender este año junto con el Papa Francisco a Sudán del Sur. «Está pospuesta de modo que se pueda realizar en el momento en que tenga el máximo impacto en una guerra olvidada de barbarie extrema», ha declarado Welby.
El diagnóstico que hace la máxima autoridad de la Iglesia anglicana al Tablet de la situación sobre el terreno en Sudan del Sur -país desgarrado por cuatro años de guerra civil que han provocado centenares de miles de muertos y millones de desplazados– coincide con el que manejaban en el Vaticano cuando se tomó la decisión la semana pasada de que el Papa no pisaría terreno allí este 2017.
En cuanto a posibles futuras fechas en las que el viaje de pontífice y arzobispo pueda producirse, Welby señala que «todo depende de las circunstancias sobre el terreno en términos de lo que la gente espera [de la visita] y el estado en el que están las negociaciones locales».
Aunque tanto Francisco como Welby no se cansan de llamar a luchar contra la guerra en el país, y de combatir con todas las medias posibles la emergencia humanitaria, las injusticias, y la persecución de cristianos que se viven allí, el arzobispo de Canterbury recuerda que «al fin y al cabo, la paz la han de hacer la gente involucrada en un conflicto, no los de fuera, así que ellos tienen que estar preparados para moverse».
Y es que de poco servirá tan histórica visita a Sudán del Sur de dos de los líderes más importantes del cristianismo mundial si los protagonistas locales no se ven en condiciones para avanzar en el proceso de paz. Si bien Welby, por su parte, piensa seguir denunciado que el sufrimiento que se experimenta en el país «supera los límites de la imaginación», hay otros factores que hay que tomar en consideración antes de pasar de las palabras a la acción.
«Está absolutamente claro que si hubiera este tipo de visita, sin precedentes… sería un gesto importante y hay que escoger el momento más oportuno», sentencia el arzobispo. «No malgastar un gesto así con algo que no va a funcionar».