El vice primer ministro yemení trasladó que de acuerdo con la información disponible, el padre Tom está vivo y el gobierno yemení ha estado concentrando todo su esfuerzo en conseguir su liberación
(Cameron Doody).- Sigue viva la llama de la esperanza para el padre Tom, el sacerdote indio secuestrado en abril del año pasado por yihadistas yemeníes. El gobierno de aquel país ha confirmado a las autoridades indias que sigue haciendo todo lo que pueda para lograr la liberación del salesiano y que, según la información de la que dispone, el religioso aún se mantiene con vida.
De gira estos días en la India, el vice primer ministro yemení, Abdulmalik Abduljalil Al-Mekhlafi, confirmó al ministro de Asuntos Exteriores indio, Sushma Swaraj, que quinientos días después de su secuestro el religioso sigue estando a salvo.
«El vice primer ministro yemení trasladó que de acuerdo con la información disponible, el padre Tom está vivo y el gobierno yemení ha estado concentrando todo su esfuerzo en conseguir su liberación», declaró este martes un portavoz del ministerio de exteriores indio, añadiendo a la vez que la administración yemení «nos aseguró de toda su cooperación en este asunto».
El sacerdote salesiano Tom Uzhuannallil fue secuestrado en marzo de 2016 cuando terroristas afiliados al Estado Islámico irrumpieron en la residencia de las Misioneras de la Caridad donde se alojaba en la ciudad costera de Aden. Los yihadistas mataron en aquel ataque a doce personas, incluyendo a cuatro monjas.
Desde entonces, el padre Tom, nativo del estado de Kerala, ha aparecido en numerosos vídeos apelando al Papa, al gobierno y a autoridades de la Iglesia en la India y el Oriente Medio que lograran su libertad.
La última vez que se vio a Uzhuannallil en uno de estos vídeos -grabado en abril de este año- el religioso lucía un aspecto muy deteriorado.
«Por favor, por favor, hagan todo lo que puedan para que me liberen», pidió el sacerdote en el vídeo, difundido en mayo por el Aden Times. El religioso advirtió en estas imágenes de que su salud se estaba «deteriorando rápidamente» y que necesitaba hospitalización, si bien es cierto que también admitió que sus captores le estaban «tratando bien, en la medida de lo posible».