En 2015 cerca de treinta mil personas en la región se suicidaron y otras treinta y cinco mil murieron por las rencillas, con un crecimiento del 100% y del 152% respectivamente respecto a los últimos 25 años
(C. Doody/AsiaNews).- Por si las guerras no fueran suficiente castigo para las naciones del Mediterráneo oriental, los homicidios y suicidios hacen cada vez más mella en la población. Hasta el punto en el que expertos ya hablan de los jóvenes de la región como una «generación perdida» robada de recursos y esperanza. Y todo por una violencia «endémica e ininterrumpida» ya no solo bélica sino también urbana.
Eso es lo que surge de un informe publicado por algunos investigadores en el prestigioso Journal of Public Health, que examinó los casos de veintidós naciones de la región mediterránea oriental, entre los cuales se encuentran Afganistán, Irán, Somalia, Sudán, Siria, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.
Según datos referidos al 2015, en la región objeto del estudio -dentro de la cual viven hasta 600 millones de personas- la tasa de suicidios y homicidios fue diez veces mayor respecto a las víctimas de las diversas guerras en curso. Y los varones resultan estar mayormente involucrados respecto a las mujeres.
Tomando en examen los datos, estas muertes violentas han causado hasta 1,4 millones de víctimas. A estas cifras se agregan los 144.000 muertos en el contexto de los conflictos que inflaman Oriente Medio y las naciones de las zonas adyacentes.
Ya en el pasado, estudiosos y expertos habían lanzado la alarma sobre el futuro de las generaciones jóvenes de la región. En 2015 un estudio realizado por una agencia especializada de las Naciones Unidas había demostrado que las guerras y violencia habían privado a trece millones de niños del derecho a la instrucción y a la posibilidad de asistir a las escuelas, a menudo demolidas o dañadas. En juego no está sólo la cuestión del daño físico causado a las escuelas, sino que está también la cuestión de la «desesperación» sufrida por una generación entera de alumnos, los cuales ven sus esperanzas y las de su futuro «destruidas».
Ali Mokdad, director del Departamento de Oriente Medio en el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de la Universidad de Washington, es uno de los principales responsables de la presente investigación. Subraya que una violencia «endémica e ininterrumpida» ha creado esa «generación perdida» de niños y jóvenes. El futuro del Oriente Medio, agrega el estudioso, se presenta con tintas «tristes» si no se encuentra un modo de garantizar «estabilidad» a la región.
Los investigadores evidencian además un «fuerte aumento» de casos de enfermedades mentales y problemáticas afines -entre las cuales se encuentran la depresión, la ansiedad, los trastornos bipolares y la esquizofrenia- en la zona del Mediterráneo oriental. «En 2015 cerca de treinta mil personas en la región se suicidaron y otras treinta y cinco mil murieron por las rencillas, con un crecimiento del 100% y del 152% respectivamente respecto a los últimos 25 años», explica el informe.
En otras partes del mundo, en el mismo período el número de muertos por suicidio creció en un 19% y los muertos por rencillas aumentaron en un 12%. Un dato muy inferior respecto al área objeto del estudio y que es fuente de preocupación para los expertos del sector. A esto se agrega además la falta crónica de psiquiatras y psicólogos respecto a las necesidades reales, un elemento que contribuye a empeorar la situación. En naciones como Libia, Sudán y Yemen hay sólo 0,5 psiquiatras para cada cien mil personas. En las naciones europeas el dato es de cuarenta para cada cien mil.
Hay además un fuerte aumento (de diez veces más) en el número de muertos por SIDA en el período 1990-2015. La mayor parte de los casos se constataron en Somalia y Sudán, además que en Yibuti. Demostración de que la patología no se enfrenta de modo oportuno y que los enfermos no reciben los tratamientos adecuados.