El santo nombre de Dios no puede ser nunca invocado para justificar el odio y la violencia contra nuestros semejantes
(José M. Vidal).-Papa Francisco sigue sin pronunciar la palabra Rohingya, pero, en su primer discurso ante las autoridades de Bangladesh les dió las gracias por la acogida de los refugiados y pidió a la comunidad internacional que envie urgentemente «asistencia material» para ellos. En otro orden de cosas, alabó la lebertad religiosa del país y condenó cualquier violencia que se pueda ejercer en nombre de Dios.
El Papa fue recibido en Daca, capital de Bangladesh, con el ceremonial reservado a los visitantes ilustres, con la presencia del Jefe del Estado, honores militares, las habituales danzas folclóricas, ramos de flores y un cuenco con tierra del país.
Desde el aeropuerto, en un coche no blindado, Francisco fue a visitar el monumento a los Mártires de la Guerra de la Independencia de 1971, donde firmó en su libro de honor y plantó un árbol en el Jardín de la Paz.
A continuación, se dirigió al Museo Memorial Bangabandhu, en memoria del héroe de la independencia, Sheikh Mujibur Rahman, que fue fusilado allí mismo, junto a muchos de los miembros de su familia. Se salvó de la muerte una de sus hijas, SheikhHasina, que ocupa el cargo de Primera Ministra desde un año despúes de la muerte de su padre.
Francisco es el tercer Papa que visita Daca, la capital de un país mayoritariamente musulmán, el cuarto país musulmán del mundo. El primero en hacero fue Pablo VI, en 1970, un año antes de la independencia. Juan Pablo II visitó el país en 1986. Ahora, lo hace Bergoglio.
Tras la visita al memorial del ‘Padre de la Patria’, Francisco efectúa una visita de cortesía al presidente del país, Abdul Hamid, a la sautoridades del país y al cuerpo diplomático en el palacio presidencial.
La recepción comienza con la interpretación de los himnos del Vaticano y de Bangladesh, que el Papa escucha de pié junto al presidente Hamid.
Algunas de las frases del presidente Hamid
«UN gran privilegio y honor tener entre nosotros una personalidad tan iluminada»
«Con gran ntusiasmo y profundo respeto, nuestra gente lo espera para acogerlo calurosamente»
«HOy, en esta sala histórica, testigo de muchos acontecimientos históricos, están presentes todas las autoridades del país…y otros ilustre shuéspedes»
«Gran honor y privilegio darle la bienvenida a Su Santidad a este bellísimo país»
«Un país que combatió contra la tiranía, un país de armonía religiosa, paz y tranquilidad»
«Su visita es un reconocimiento de la historia de tolerancia y armonía religiosa y convivencia pacífica en Bangladesh»
«Respetamos la fe unos de los otros y celebramos juntos las fetividades»
«Gratitud y aprecio a Su Santidad por haber concedido el título de cardenal al arzobispo de Daca»
«La relación entre Bangladesh y el Vaticano se remonta al año 70, para expresar solidaridad»
«Bangladesh trabaja por un país sin pobreza, sin hambre y sin explotación»
«Queremos crear una sociedad justa, pacífica y armoniosa y que no deje a nadie atrás»
«Aquí protegemos la libertad religiosa»
«Libres de miedos y de intimidaciones»
«Nos recuerda usted que la misericordia es el mensaje más potente del Dios omnipotente»
«Nuestro Gobienro ha dado refugio a un millón de rohingyas»
«Muchos brutalmente asesinados y miles de mujeres, violadas»
«Atrocidades despiadadas del ejército de Myanmar»
«Nuestra gente los acogió, a pesar de ser una tierra tan poblada»
«Queremos garantizarles un retorno seguro a su propia casa»
«Nuestro gobierno persigue la política de la tolerancia cero con el terrorismo y el extremismo violento»
«Alarmados por el aumento de la islamofobia en muchos países delmundo»
«Creemos en el diálogo interreligioso»
«Estamos con uste para preservar nuestro mundo precioso»
El presidente concluye su discurso, estrecha la mano del Papa y sube al estrado Francisco.
Algunas frases del discurso del Papa
«Gracias al Señor Presidente por su invitación a visitar su país»
«SIguiendo las huellas de dos de mis predecesores, Pablo VI y Juan Pablo II»
«Bangladesh es un Estado joven y siempre tuvo un puesto especial en el corazón del Papa»
«Lo han sostenido en la exigente tarea de construir una nación desarrollada»
«Bangladesh es un país surcado por grandes vías fluviales»
«Belleza natural emblemática en vuestra identidad como pueblo»
«Una nación que se esfuerza en alcanzar unidad de cultura respetando las diversas culturas»
«Nadie hoy puede progresar en el aislamiento»
«Somos dependientes unos de otros»
«Sociedad moderna, plural e inclusiva»
«El auténtico diálogo mira al futuro, construye unidad en el servicio del bien común y está atento a las necesidades de todos, especialmente de los pobres y de aquellos que no tienen voz»
«Se manifestó muy claramente en su decisión humanitaria a favor de los refugiados llegados en masa del Estado de Rhakine»
«Hecho con no poco sacrificio y ante los ojos de todo el mundo»
«Gravedad de la situación…y precarias condiciones de vida de tantos hermanos y hermanas»
«Mujeres y niños amontonados»
«Es necesario que la comunidad internacional actúe…ofreciendo inmediata asistencia material al Bangladesh en su esfuerzo de responder con hechos a las urgentes necesidades humanas»
«Con los líderes religiosos rezaremos juntos por la paz»
«Conocido por la armonía entre los seguidores de diferentes religiones»
«Valores religiosos, base segura de una sociedad justa y pacífica»
«El santo nombre de Dios no puede ser nunca invocado para justificar el odio y la violencia contra nuestros semejantes»
«Los católicos, pocos en número, intenta ayudar a la construcción del país»
«La Iglesia aprecia la libertad de practicar la propia fe y realizar las propias obras caritativas»
«La Iglesia promueve una cultura del encuentro»
«Gracias por su atención y les aseguro mis oraciones…que sean inspirados en los altos ideales de justicia y de servicio hacia vuestros ciudadanos»
«Invoco sobre todo el pueblo de Bangladesh las divinas bendiciones de armonía y de paz»
El texto completo del discurso del Papa
Señor Presidente,
distinguidas autoridades del Estado y autoridades civiles,
señor Cardenal,
hermanos Obispos,
miembros del Cuerpo Diplomático,
señoras y señores:
Al comienzo de mi estancia en Bangladesh, quisiera darle las gracias, señor Presidente, por la amable invitación a visitar este país y por sus cordiales palabras de bienvenida. Vengo siguiendo los pasos de dos de mis predecesores, el Papa Pablo VI y el Papa Juan Pablo II, para orar con mis hermanos y hermanas católicos y ofrecerles un mensaje de afecto y aliento. Bangladesh es un estado joven, sin embargo siempre ha ocupado un lugar especial en el corazón de los Papas, quienes desde el principio han mostrado su solidaridad con este pueblo, acompañándolo en la superación de las adversidades iniciales, y lo han apoyado en la exigente tarea de construir una nación y su desarrollo. Agradezco la oportunidad que se me concede para dirigirme a esta asamblea, que reúne a hombres y mujeres que tienen una responsabilidad concreta en ir dando forma al futuro de la sociedad de Bangladesh.
Durante el vuelo que me ha traído hasta aquí, me han recordado que Bame han recordado que Bangladesh ?«Golden Bengal»? es un país unido por una vasta red de ríos y canales, grandes y pequeños. Esta belleza natural es, me parece, un símbolo de su identidad particular como pueblo. Bangladesh es una nación que se esfuerza por conseguir una unidad de lengua y de cultura, respetando las diferentes tradiciones y comunidades que fluyen como arroyos de agua que enriquecen continuamente el gran cauce de la vida política y social del país.
En el mundo de hoy, ninguna comunidad, nación o estado puede sobrevivir y progresar aisladamente. Como miembros de la única familia humana, nos necesitamos unos a otros y somos dependientes unos de otros. Los fundadores de Bangladesh Los fundadores del Bangladés, y en particular el primer Presidente, Sheikh Mujibur Rahman, así lo entendieron y buscaron incorporar este principio en la Constitución nacional. Ellos imaginaron una sociedad moderna, plural e inclusiva en la que cada persona y comunidad pudiese vivir en libertad, paz y seguridad, respetando la innata dignidad y la igualdad de derechos para todos.
El futuro de esta joven democracia y el tener una vida política sana están esencialmente vinculados a la fidelidad a esa visión fundante. En efecto, sólo a través del diálogo sincero y el respeto por la diversidad legítima, puede un pueblo reconciliar las divisiones, superar perspectivas unilaterales y reconocer la validez de los puntos de vista divergentes. Porque el verdadero diálogo mira hacia el futuro, construye la unidad en el servicio del bien común y se preocupa por las necesidades de todos los ciudadanos, especialmente de los pobres, los desfavorecidos y los que no tienen voz.
En los últimos meses, el espíritu de generosidad y solidaridad, que es un signo distintivo de la sociedad de Bangladesh, se ha manifestado con más fuerza en el impulso humanitario con el que han atendido a los refugiados llegados en masa del estado de Rakhine, dándoles refugio temporal y lo necesario para la vida. Esto se ha realizado con no poco sacrificio. Y todo el mundo lo ha podido contemplar. Ninguno de nosotros puede ignorar la gravedad de la situación, el inmenso costo en términos de sufrimiento humano y de la precaria condición de vida de tantos de nuestros hermanos y hermanas, la mayoría de los cuales son mujeres y niños, hacinados en los campos de refugiados.
Es necesario que la comunidad internacional tome medidas decisivas para hacer frente a esta grave crisis, no sólo trabajando para resolver los problemas políticos que han provocado el desplazamiento masivo de personas, sino también ofreciendo asistencia material inmediata a Bangladesh en su esfuerzo por responder eficazmente a las urgentes necesidades humanas.
Aunque mi visita esté dirigida principalmente a la comunidad católica de Bangladesh, mi encuentro de mañana en Ramna con líderes ecuménicos e interreligiosos será un momento privilegiado. Juntos oraremos por la paz y reafirmaremos nuestro compromiso de trabajar por ella. Bangladesh es conocido por la armonía que tradicionalmente ha existido entre los seguidores de las diversas religiones. Esta atmósfera de respeto mutuo y un creciente clima de diálogo interreligioso, permite a los creyentes expresar libremente sus convicciones más profundas sobre el significado y la finalidad de la vida.
De esta manera, ellos pueden contribuir a promover los valores espirituales que son la base segura para una sociedad justa y pacífica. En un mundo en el que la religión a menudo se usa ?escandalosamente? para fomentar la división, el testimonio de su poder reconciliador y unificador es muy necesario. Esto se ha manifestado de manera particularmente elocuente en la reacción unánime de indignación que siguió al brutal ataque terrorista del año pasado aquí en Dhaka, y en el claro mensaje que las autoridades religiosas de la nación han enviado de que el santísimo nombre de Dios nunca se puede invocar para justificar el odio y la violencia contra otros seres humanos, nuestros semejantes.
Los católicos de Bangladesh, aunque son relativamente pocos, intentan desempeñar un papel constructivo en el desarrollo de la nación, especialmente a través de sus escuelas, clínicas y dispensarios. La Iglesia aprecia la libertad que goza toda la nación de practicar su propia fe y realizar sus obras de caridad, entre ellas la de proporcionar a los jóvenes, que representan el futuro de la sociedad, una educación de calidad y una formación en sólidos valores éticos y humanos.
En sus escuelas, la Iglesia busca promover una cultura del encuentro que permita a los estudiantes asumir sus responsabilidades en la vida de la sociedad. De hecho, la gran mayoría de los estudiantes en estas escuelas y muchos de los maestros no son cristianos, sino que provienen de otras tradiciones religiosas. Estoy convencido de que, en sintonía con la letra y el espíritu de la Constitución nacional, la comunidad católica seguirá disfrutando de la libertad de llevar a cabo estas buenas obras como expresión de su compromiso por el bien común.
Señor Presidente, queridos amigos:
Les agradezco su atención y les aseguro mis oraciones para que, en sus altas responsabilidades, estén siempre inspirados por los nobles ideales de justicia y de servicio a sus conciudadanos. Sobre ustedes, y sobre todo el pueblo de Bangladesh, invoco del Todopoderoso las bendiciones de armonía y paz.