"La vocación se cuida con ternura humana y con discernimiento diario"

Papa, a los religiosos: «El enemigo de la armonía en nuestras comunidades es el espíritu de chisme. Muérdanse la lengua a tiempo»

"Orar es pedirle al Señor que nos dé la ternura que nosostros tenemos que dar a los demás"

Papa, a los religiosos: "El enemigo de la armonía en nuestras comunidades es el espíritu de chisme. Muérdanse la lengua a tiempo"
El Papa, en el encuentro con el clero de Bangladesh

Lo tercero que quiero mencionar...es procurar pedir tener espíritu de alegría. Sin alegría no se puede servir a Dios

(José M. Vidal).- Primero la visita a la «carne de Cristo», a los más abandonados, acogidos en la casa de Madre Teresa de Bangladesh. Después, encuentro con los cuadros de su Iglesia. En un bello discuro improvisado, el Papa Francisco les pidió que cuidasen la armonía y, para ello, qu eluchasen contra el chismorreo y pidiesen a Dios ternura, discernimiento y alegría.

Francisco cierra su visita a Bangladesh con sendas visitas a los pobres, a los consagrados y a los jóvenes. Tres prioridades de su pontificado. En la iglesia del Santo Rosariode Daca se congregaron, en torno al Papa, sacerdotes, seminaristas, religiosos, religiosas y novicias.

Llega a la iglesia, en medio del clamor de los suyos, escucha las preguntas de curas, frailes y monjas. Y en vez de leer el discurso, que llevaba preparado, improvisa sobre la marcha una bella declaración de principios de fe para curas, frailes,monjas y obispos.

El discurso íntegro del Papa a la vida consagrada de Bangladesh

«Le dejo el discurso del Papa al cardenal. El lo va a traducir al bengalí y yo les voy a decir lo que se me ocrurre ahora. No sé si será mejor o peor, pero les aseguro que será menos aburrrido»

«Cuando entraba, me vino una imagen del profeta Isaías: ‘En aquellos días surgirá un pequeño brote de la casa de Israel. Ese brote crecerá y crecerá y tendrá, con el Espíritu de Dios…»


«Isaías describe lo pequeño y lo grande de la vida de fe y del servicio a Dios»

«Empecemos por el brote. Brota lo que está dentro de la tierra. Es la semilla. La semilla no es tuya ni mía. La semilla la siembra Dios»

«Y es Dios el que da el crecimiento»

«Yo soy el brote, puede decir cada uno de nosotros. Sí, pero no por merito tuyo. Está la semilla que te hace crecer»

«Y yo que tengo que hacer: regarla»

«¿Cómo se puede regar esta semilla? Cuidándola y cuidando el brote que comienza a crecer. Cuidar la vocación que hemos recibido. Como se cuida un niño, un enfermo, un anciano»

«La vocación se cuida con ternura humana. Si nuestras comunidades y en nuestros presbiterios falta esa dimensión de ternura humana, el brote queda chicquito, no crece y quizás se seque»

«Cuidar con ternura, porque cada hermano del presbiterio, cada hermano de la Conferencia episcopal, cada hermano de mi comunidad religiosa, cada hermano seminarista es una semilla de Dios. Y Dios la mira con ternura de padre»

«Es verdad que, de noche, viene el enemigo y siembra otra semilla. Se corre el riesgo de que la buena quede ahogada por la mala. Qué fea que es la cizaña en los presbiterios. Qué fea es la cizaña en las conferencias epiccopales. Qué fea es la cizaña en las comunidades religiosas y en los seminarios»

«Cuidar el brote de la buena semilla. Ir viendo cómo crece. Ir viendo cómo se distingue de la mala semilla y de la mala hierba»


«Ir discirniendo cada día cómo crece mi vocación. Cuidar es discernir y darse cuenta de que la planta que crece, si va por este lado y la riego todos los días, crece bien. Si va por este otro lado y la descuido, crece mal. Y darme cuenta cuando está creciento bien o cuando hay compañías, amigos o personas, que amenzan el crecimiento. Discernir»

«Y sólo se discierne cuando uno tiene un corazón orante. Cuidar es orar. Pedirle a quien plantó la semilla que me enseñé a regarla. Y si estoy en crisis y me quedo dormido, que la riegue un tiempito por mí»

«Orar es pedirle al Señor que nos cuide, que nos dé la ternura que nosostros tenemos que dar a los demás»

«Esta es la primera idea: cuidar esa semilla, para que el borte crezca hasta la plentiud de Dios. Con la atención, con el discernimiento y con ternura. Porque así nos cuida Dios, con ternura de Padre».

«La segunda idea que me viene es que, en este jardín del Reino de Dios, no hay solamente un brote. Hay miles de brotes. Y no es fácil hacer comunidad. No es fácil. Siempre, las pasiones humanas, los defectos, las limitaciones amenzan la vida comunitaria. Amenazan la paz. La comunidad de la vida consagrada, la comunidad del seminario, la comunidad del presbiterio y la comunidad de la conferencia episcopal tiene que saber defenderse de todo tipo de división»

«Ayer agradecimso a Dios por el ejemplo que da Bangladesh en el diálogo interreligioso. Y uno de los que habló citó una frase del cardenla Tauran en 2010, cuando dijo que ‘Bangladesh es el mejor ejemplo de armonía en el diálogo religioso'» (Aplausos)


«El aplauso es para el cardenal Tauran»

«Si ayer dijimos esto del diálogo interreligioso, ¿vamos hacer lo contrario en el diálogo dentro de nuestra fe, de nuestras comunidades? Ahí también Bangladesh tiene que ser un ejeplo de armonía»

«Hay muchos enemigos de la armonía. Hay muchos. A mí me gusta merncionar uno, que basta como ejemplo. Quizás alguno me puede criticar que soy repetitivo en esto. Pero, para mí, es fundamegtal. El enemigo de la armonía en nuestras comunidades es el espíritu de chisme. Y esto no es novedad mía. Hace dos mil años lo dijo un tal Santiago en una carta que les escribio a la Iglesia»

«La lengua, hermano. Lo que destruye una comunidad es el hablar mal de otro. El subrayar los defectos del otro. Pero no decírselo a él, sino a otro. Y, así crear un ambiente de desconfianza, de recelo, sin paz y con división»

«Una cosa que me gusta decirlo como imagen de lo que es el espíritu de chisme. Es terrorismo. Es terrorismo. Porque el que va a hablar mal de otro, no lo dice publicamente. El que es terrorista no lo dice públicamente. El que habla mal de otro va a escondidas, habla con uno, tira la bomba y se va. Y la bomba destruye y él se va tranquilo a tirar otra bomba»

«Cuando tengas ganas de hablar mal de otro, muérdete la lengua. Lo más probale es que se te hinche, pero no harás daño a tus hermanos»

«El espíritu de división. En las cartss de Pablo leemos el dolor cuando en la Iglesia entraba ese espíritu de división»


«Me pueden preguntar, si veo un defecto en una hermano y quiero corregirlo y no puedo tirar la bomba, qué hago. Dos cosas. No te las olvides. Primera, si es posible, porque no siempre es posible. Decírselo a la persona, cara a cara»

«Es verdad que alguien me puede decir: no se puede, es una persona complicada. Como usted. Puede ser que no convenga por prudencia. Si no puedes decírselo a él, díselo a quien pueda poner remedio. Y a nadie más. En privado, con caridad. Cuantas comunidades (y no hablo de oídas) he visto destruirse por el espíritu de chisme. Por favor, muérdanse la lengua a tiempo»

«Lo tercero que quiero mencionar…es procurar pedir tener espíritu de alegría. Sin alegría no se puede servir a Dios»

«Les pregunto y se lo contestan adentro: ¿Qué tal tu alegría?»

«Da mucha pena encontrar sacerdotes, consagradas, seminaristas y obispos amargados. Con una cara triste, que a uno le da ganas de preguntarle: ¿cómo fue tu desayuno hoy, qué tomaste, vinagre? Caras de vinagre»

«O esa amargura del corazón, cuando viene la semilla mala y dice: ‘A éste lo hicieron superior, a este obispo y a mí me dejan de lado’. Ahi no hay alegría»

«Santa Teresa, la grande, tiene una frase que es una maldición. Se la dice a sus monjas. Ay de la monja que dice hiciéronme sinrazón y justicia. Cuando encontraba monjas lamentándose, esa monja va por el camino abajo»

«Alegría aún en los momentos difíciles. Es aalegría que, si no puede ser risa, porque hay mucho dolor, es paz»


«La otra Teresa, la chica, la del Niño Jesús. Tenía que acompañar todas las noches al refectorio a una monja vieja, inaguantable, de mal genio, muy enferma pobrecita, que se quejaba de todo. Le dolía todo y así la tenía que acompañar al refectorio. Una noche mientras la acompañaba por el claustro, sintió de un palacio vecino la música de una fiesta. La música de gente que se divertía bien. Gente buena, como ella lo había hecho. Y se imaginó a la gente que bailaba. Y dijo: ‘mi gran alegría es ésta y no la cambo por aquella'»

«Aún en el momento de prueba, de dificultd. Tener que soportar un superior un poquito raro. Aún en esos momentos, contentos, Señor, contentos. Como decía San Alberto Hurtado, la alegría del corazón»

«Me da mucha ternura, cuando me encuentro con sacerdotes, obispos o omonjas ancianos, que han vivido con plenitud la vida. Los ojos son indescriptibles. Están llenos de alegría y de paz. Los que no vivieron así la vida, Dios es bueno y los cuida, pero les falta ese brillo en los ojos, que tienen los que fueron alegres en la vida»

«Se ve más en las mujeres. Traten de buscar en las monjas viejas, que toda su vida estuvieron sirviendo, con mucha algería y paz. Tienen unos ojos pícaros, brillantes, porque tienen la sabiduría del Espíritu Santo»

«El pequeño brote en esos viejos y viejas se hizo la plentud de los siete dones del Espíritu Santo. Acuérndense de esto el martes cuando escuchen la lectura en la misa y pregúntense a sí mismos: ¿Cuido el brote, riego el brote, cuido el brote en los demás, tengo miedo de ser terrorista y por lo tanto no hablo nunca más de los demás y me abro al don de la alegría?»

«A todos ustedes les deseo que sus ojos brillen de picardía, de alegría y de plenitud en el Espíritu Santo. Recen por mí, que Dios losbendiga»

Y el acto termina con una oración leída por una monja y la bendición del Papa. Y un intenso aplaudo.

Al salir de la iglesia, el Papa se acerca al cementerio parroquial y reza ante las tumbas y las bendice. Tras la bendición del cementerio, entra en la iglesia del Santo Rosario.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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