"Tendrá efectos desastrosos", aseguran

Los obispos canadienses alertan de la legalización de la marihuana en el país

Recuerdan que la Iglesia considera el consumo de drogas un pecado

Los obispos canadienses alertan de la legalización de la marihuana en el país
Legalización de la marihuana en Canadá Aica

Los obispos, sacerdotes, catequistas y trabajadores pastorales y de juventud necesitan dar una enseñanza sobre la templanza y cómo entra en juego en las decisiones que tomamos

Los obispos de la Conferencia Episcopal Canadiense lamentaron la aprobación, por parte del Senado, de la ley que legaliza la marihuana para uso recreativo.

La ley que definitivamente entrará en vigor el 17 de octubre, convertirá a Canadá en el segundo país del mundo, después de Uruguay, en legalizar la marihuana con fines recreativos.

«Es lamentable -afirman los obispos- que el gobierno federal haya decidido facilitar la distribución y el uso de una sustancia adictiva y tendrá consecuencias desastrosas para muchas personas».

Después de un acalorado debate el pasado 19 de junio, el Senado canadiense votó (52 a 29) a favor de la ley que permitirá la venta, uso y cultivo de cannabis legal en todo el territorio nacional.

«Siempre habrá males sociales difíciles de erradicar, dicen los obispos, pero la respuesta ciertamente no puede ser rendirse, condonar o legalizar».

Los obispos canadienses comparten la opinión de «muchos jefes de policía y líderes locales, regionales y municipales» que la nueva legislación no va a reducir la participación del crimen organizado, por el contrario tendrá el efecto contrario.

«El aumento masivo del consumo de la marihuana que acompañará a su legalización no va a producir una sociedad más justa y humana, pero va a exacerbar y multiplicar los problemas ya generalizados en la sociedad, incluyendo las enfermedades mentales, la delincuencia, el desempleo, el daño a la familia, herido y muerto», advierten los prelados.

 

 

La Conferencia Episcopal reitera que las soluciones para el tráfico de drogas, la adicción y el abuso se encuentran en las opciones educativas y de empleo; en comunidades de apoyo para los más vulnerables; en el tratamiento y prevención; en apoyo a las familias; en reducir el suministro de drogas; desalentar el uso de drogas y promover programas de recuperación.

El consumo de la droga continuará siendo un pecado
Por su parte el secretario general de la Conferencia Episcopal Canadiense, monseñor Frank Leo, aclaró que, a pesar de que el país pudiera legalizar el consumo de marihuana, la Iglesia continuará considerando el uso de la droga como un pecado.

«La virtud de la templanza, como se explica en el Catecismo de la Iglesia Católica, dispone que evitemos cualquier tipo de exceso: el abuso de la comida, del alcohol y del tabaco, o de la medicina«, explicó el prelado.

De una manera similar, el arzobispo de Ottawa, monseñor Terrence Prendergast, advirtió que el uso recreativo de sustancias, ya sea marihuana o cualquier otro tipo de droga, forma parte del impulso de las personas de escapar de lo que ellos consideran como cargas y desafíos de la vida, lo cual representa un grave desafío pastoral.

«Los obispos, sacerdotes, catequistas y trabajadores pastorales y de juventud necesitan dar una enseñanza sobre la templanza y cómo entra en juego en las decisiones que tomamos», indicó el arzobispo.

Asimismo monseñor Prendergast pidió a los padres de familia jugar un papel importante en evitar que los niños lleguen a consumir la droga, de la misma forma como se promueve la abstención de fumar y de consumir bebidas alcohólicas antes de la mayoría de edad.

«Nuestros cuerpos son para usarlos, pero tendremos que dar cuentas un día al Señor sobre cómo los cuidamos y qué hicimos con ellos», explicó.

(RD/Aica)

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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