El autor de su recién publicada antología de textos se declara "enamorado" de ella

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«Teresa de Jesús es una mujer, no una santa»

RD/EFE, Lunes, 13 de octubre 2008

El autor de la recién publicada antología de textos de Teresa de Jesús titulada "Teresa, mon amour" (Mono Azul Editora), Jesús Cotta, ha dicho a Efe que con esta selección trata de demostrar "que Santa Teresa es natural y cercana, como una vecina; que es una mujer, no una santa".

Profesor de Filosofía, ensayista y novelista, Cotta asegura que que Santa Teresa es más conocida en el extranjero que en España y que "si en este país no es un 'best-seller' es porque aquí hay más anticlericales que católicos y ateos juntos".

Para esta antología de título mundano y portada de color fucsia, Cotta ha elegido los textos más "humanos, sencillos y universales" de la santa, de la que dijo que posee una "voz sencilla y graciosa".

"Si en vez de una antología hubiera escrito una novela basada en Teresa en la que se contara todo lo que esta mujer hizo en siglo XVI hubiera resultado una historia inverosímil", señala Cotta, quien pone como ejemplo que alabara a los maridos que no sujetaban a sus mujeres, algo que hoy "es políticamente correcto pero que entonces estaba perseguido por la Inquisición".

Era una mujer "contumaz y andariega" que era lo peor que se podía ser en la época, además de muy culta, de modo que confesó que cuando no tenía un libro en las manos no sabía qué hacer, añade Cotta, quien asegura que con su antología ha tratado de "rescatarla del papel biblia" porque Teresa, de la que siempre habla en presente, "es patrimonio de la Humanidad".

"Teresa es una mujer apasionada que se entrega con todo su ser a una causa y, por testimonios como los de Gracián, también debió de ser muy guapa, además de inteligente; yo la respeto muchísimo, pero sin ella querer, me ha enamorado", confiesa Cotta, quien señala que de sus textos se deduce que fueron muchos los enamorados que tuvo.

Por ejemplo, cuenta la santa el caso de un sacerdote que vivía amancebado con una barragana y que Teresa lo salva, bien que con la sospecha, señaló Cotta, de que dejó a la barragana porque se enamoró de ella.

El antólogo ha seleccionado los textos relativos a los éxtasis, aunque no se muestra partidario de explicarlos con "una sexualidad reprimida" como han hecho otros estudiosos, ya que "en su época todo se explicaba con el diablo y ahora todo se explica con el sexo, porque el hombre del siglo XXI reduce lo que no entiende a lo que entiende", con la ecuación de éxtasis igual a orgasmo.

"Si no se aplican esas teorías a los sufíes, a los yoguis o al buda, por qué aplicarlas a Santa Teresa; por prejuicios", concluye Cotta, para quien los éxtasis eran "algo más elevado; lo que sentía era tan brutal y grandioso que ni ella pudo explicarlo".

"Teresa transforma el espíritu cuando se la lee por la autenticidad de su testimonio; es ardiente pero honesta, sincera, uno la lee y se da cuenta de que dice toda la verdad y que, si no dice más cosas, es porque sus confesores no la dejaban; ella misma lo dijo: 'Temo más a los confesores que al demonio'", añade Cotta.

Los confesores, según el antólogo, "eran unos peñazos, nunca la entendieron y llegaron a decirle que, cuando tuviera visiones les hiciera cortes de mangas, mientras que ella señala que les hace caso en todo menos en lo de hacer higas cuando veía a Cristo.

"Teresa, mon amour", editada en pequeño tamaño, tiene unas 250 páginas, aproximadamente el diez por ciento de la obra completa de Santa Teresa, según cálculo del antólogo.