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El Vaticano fuerza a Rouco a moderar la línea ultra de la Cope

La Vanguardia, Domingo, 12 de abril 2009
"Antes de que acabe la Semana Santa, el asunto de la Cope estará resuelto", así se expresaba hace unas semanas en Roma el arzobispo Claudio Maria Celli, presidente del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales, oficina del Vaticano que tutela la relación de la Iglesia con la prensa, la radio, la televisión e internet.

Con la buena perspectiva que las colinas romanas ofrecen del orbe católico, monseñor Celli daba por seguro a su interlocutor español que el dossier Cope había quedado visto para sentencia tras el viaje a Madrid del secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Tarcisio Bertone, el mes de febrero. Los cambios, efectivamente, están en marcha. La programación será renovada y el radiofonista Federico Jiménez Losantos, principal estandarte de la línea ultra de la emisora, cesa en la dirección del programa matinal. Y cabe la posibilidad de que abandone la emisora.

Los tiempos de la Iglesia católica no son los de la política, aunque, a veces, los tiempos de la política acaban siendo los que desea la Iglesia. "El tiempo somos nosotros", dijo un Papa del Renacimiento, cuando las visiones de Galileo además de elípticas aún eran heréticas. Hace diez meses, cuando la Tierra daba la vuelta al Sol en su curva más lejana, los más destacados obispos españoles dijeron "¡basta!". Tomaron la palabra en la comisión permanente de la Conferencia Episcopal y enviaron un claro mensaje a su presidente, el cardenal Antonio María Rouco Varela: "La emisora Cope no puede seguir así".

La reunión se celebró los días 17 y 18 de junio del 2008. Hace una eternidad, según el alocado cronómetro de la información instantánea (en cuyos nuevos dominios nunca se pone el sol). Fue ayer mismo, según el reloj que desde hace siglos marca las horas y las prioridades de la Secretaría de Estado de la Santa Sede.

Era la primera vez que los obispos españoles rozaban la insubordinación frente al muy influyente cardenal arzobispo de Madrid, amigo personal del papa Benedicto XVI y valedor de Jiménez Losantos. El enfado por la línea ultra de la Cope dejaba de ser una preocupación exclusiva de los prelados vascos y catalanes ("los catalanes, ya se sabe..."), para convertirse en una opinión prácticamente unánime. "La mayoría de los obispos españoles quiere que la Cope cambie de rumbo", titulaba La Vanguardia el 19 de junio. Hace una eternidad. Ayer mismo.

Un mes antes, el 18 de mayo del 2008 (hace una eternidad; ayer mismo), el Papa había recibido en audiencia al nuevo comité ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española, elegido y reorganizado el 5 de marzo, cuatro días antes de la nueva victoria del PSOE en los comicios generales.

Para enfatizar su gran amistad con el Papa, el cardenal Rouco Varela se dirigió a Joseph Ratzinger en alemán. Este contestó en italiano (idioma oficial del Vaticano) y pidió a los presentes que atemperasen el tono de su necesaria confrontación con la política laicista del segundo Gobierno Zapatero. Les pidió que fuesen menos antipáticos y más eficaces.

Fortiter in re, suaviter in modo (fuerte en el fondo, suave en la forma) es un consejo ignaciano que no siempre encaja con el entusiasmo de la mentalidad visigótica por el choque frontal. Poco después de la audiencia pontificia, los obispos asistían a un almuerzo organizado por el embajador de España ante la Santa Sede en el más viejo y elegante de los palacios de la romana plaza de España. Aún no habían servido el primer plato, cuando sonó el teléfono del señor Fernando Giménez Barriocanal, administrador de la Conferencia Episcopal.

- "Me comunican desde Madrid que acaba de hacerse pública la renovación del contrato de Federico Jiménez Losantos".

Uno de los comensales rompió el súbito silencio. "Me parece una noticia lamentable", exclamó el cardenal primado de Toledo, Antonio Cañizares.

El cardenal Cañizares es un conservador. Teme por la unidad de España, considera que la política laicista de Zapatero es la vanguardia de una fenomenal ofensiva internacional (de oscuros orígenes) contra la Iglesia católica, y defiende con convicción que el debilitamiento de las raíces cristianas de Europa está en la base del actual clima de decadencia. En mayo del 2008, sin embargo, monseñor Cañizares había llegado a la conclusión de que la Cope estaba tomando un rumbo perjudicial para los intereses católicos. La emisora - opinaba el cardenal primado de Toledo, hoy prefecto en Roma de la Congregación para el Culto Divino-no debía inmiscuirse en la lucha de facciones en el interior de la derecha.

La pugna era intensa y la Cope se había convertido en la punta de lanza de una ofensiva combinada con el diario El Mundo contra la continuidad de Mariano Rajoy en la presidencia del Partido Popular. Se avecinaba el congreso de los populares y ambos medios de comunicación apostaban claramente por Esperanza Aguirre como nueva lideresa del primer partido de la oposición. Esa era también, con claridad, la apuesta del cardenal de Madrid.

Rajoy había pedido un armisticio a su paisano Rouco. Poco después de las elecciones del 9 de marzo del 2008, ambos habían compartido cena en casa de la periodista Cristina López Schligting (hoy profesional al alza en la Cope). Rajoy pidió neutralidad a Rouco. Y la velada acabó mal.

La ofensiva combinada para encumbrar a Esperanza Aguirre como alternativa a Rodríguez Zapatero ha fracasado (por el momento). Ha fracasado en tres fases. En el congreso del Partido Popular en Valencia (junio del 2008), donde Mariano Rajoy obtuvo una holgada victoria; en el fallido intento de la toma de control de Caja Madrid, poderoso instrumento financiero que habría dado gran capacidad de persuasión a la cordada encabezada por Aguirre; y en las recientes elecciones de Galicia, que Rajoy tuvo la valentía de convertir en su gran apuesta personal.

En pocos meses, las tornas han cambiado. El PP de Rajoy, al que muchos daban políticamente por muerto (entre ellos, el cardenal Rouco Varela), encabeza hoy las encuestas. Y Zapatero, debilitado por la crisis económica, acaba de reorganizar el Gobierno un año después de su victoria en las urnas. Las elecciones europeas del 7de junio se perfilan decisivas para ambos. Rajoy se debe reafirmar como un líder capaz de derrotar a los socialistas, y Zapatero sabe que una abultada derrota del PSOE podría ser el inicio de un calvario similar al que padecieron Adolfo Suárez en 1980-81 y Felipe González en 1995-96.

Los tiempos de la política son rápidos. Y los de monseñor Rouco Varela también pueden serlo cuando juega a ser el cardenal Richelieu español. Como hemos visto, el reloj del Vaticano sigue otro ritmo. Aparentemente ajena a los avatares de la derecha española, la Secretaría de Estado del Vaticano ha llegado a la conclusión de que la principal emisora católica en España debe emanciparse de la línea ultra y de las conspiraciones madrileñas, sin dejar de defender el ideario católico y sin dejar de enfrentarse al Gobierno en el momento en que la Iglesia lo estime necesario. En febrero, cuando el cardenal Bertone visitó Madrid, recibió - de varias manos-,voluminosos dossiers sobre la Cope. Jiménez Losantos se rió al saberlo.

El radiofonista Losantos, al decir de sus allegados, se ha pasado la Semana Santa meditando. La gerencia de la emisora le ha comunicado que no le renovará el contrato como director matinal y le ha ofrecido la posibilidad de compartir un programa nocturno con César Vidal, la otra estrella ultra de la casa. Posible moderación por las mañanas; ardor guerrero por las noches. El cambio de rumbo apenas ha comenzado. Y será arduo, muy arduo.

Losantos, también vinculado al portal de internet Libertad Digital, tiene un pie en la reciente concesión de una emisora de radio en la ciudad de Madrid a la editora del diario El Mundo. La Cope aspiraba a esa licencia. En el mismo concurso, la Comunidad de Madrid ha otorgado la primera licencia legal a Radio María, red ultra católica, todavía incipiente en España, que busca la protección del cardenal Rouco, con la mediación del obispo de Palencia, José Ignacio Munilla.

Faltan dos meses para las europeas, en las que Rajoy volverá a ponerse a prueba. Y Zapatero, también. El Gobierno ha decidido acelerar la nueva ley del aborto como escudo protector. Mientras pactan con el Vaticano estrategias comunes para una posible transición política en Cuba, Zapatero y el PSOE apuestan por una tensión limitada con la Iglesia (hay que mantener al electorado movilizado). De las muchas quejas que se han recibido en Roma sobre la agresividad y los insultos de la Cope, pocas llevaban el matasellos de la calle Ferraz y del distrito de la Moncloa. En el ala Oeste del palacio gubernamental, las ocurrencias de Losantos más bien han sido motivo de jolgorio. Gobernando los liberales la región de Madrid.