Ciudad del Vaticano, 8 dic (EFE) - El Papa denunció hoy que el
hombre no se fía de Dios en la homilía que pronunció hoy durante la
misa de conmemoración de la festividad de la Inmaculada Concepción,
que coincide con el 40 aniversario de la clausura del Concilio
Vaticano II.
Benedicto XVI dijo en la basílica de San Pedro que el hombre en
vez de buscar el amor busca el poder con el que tomar el control de
su vida y añadió que "si vivimos contra el amor y la verdad -Dios-
nos destruiremos mutuamente y acabaremos con el mundo".
El Pontífice señaló que el mal envenena cada vez más y no eleva
al hombre, lo rebaja y humilla y aseguró que sólo el hombre que se
pone en manos de Dios no se aleja de los otros, pues según el obispo
de Roma se convierte en una persona sensible, más benévola y
abierta, que "no pierde su libertad".
Tras recordar aquellos días de concilio, en los que él participó,
y resaltar la figura de María, proclamada Madre de la Iglesia
durante el mismo, el Papa hizo una radiografía del hombre actual, en
la que también se incluyó él.
"El hombre no se fía de Dios. Sospecha que le quita algo de su
vida, que Dios es la competencia que limita nuestra libertad, que
seremos totalmente seres humanos sólo cuando lo habremos dejado a un
lado y que sólo de esa manera podremos realizar plenamente nuestra
libertad. El hombre vive en la sospecha que el amor de Dios crea una
dependencia y es necesario desembarazarse de la misma para ser
plenamente uno mismo", lamentó Joseph Ratzinger.
En ese negro trazo que hizo del hombre, el Papa añadió que no
quiere recibir de Dios su existencia y la plenitud de su vida,
"quiere extraer del árbol del conocimiento el poder de plasmar en el
mundo, de hacerse dios elevándose al mismo nivel que El y de vencer
a la muerte y las tinieblas".
"No quiere contar con el amor de Dios, que no le da confianza,
cuenta solamente su conocimiento, que le da poder. Más que el amor
busca el poder con el que tomar las riendas de su propia vida y para
lograrlo se fía de la mentira más que de la verdad", subrayó el
Papa, que advirtió sin embargo que el amor no es dependencia, sino
un don que "nos permite vivir".
El Papa dijo que todos los hombres llevan en sí "una gota de
veneno", el llamado pecado original y que parece que una persona que
no peca es una aburrida, a la que le falta algo, "la dimensión
dramática de ser autónoma".
El hombre que se pone en manos de Dios -señaló- no es una
marioneta ni pierde su dignidad, más al contrario la encuentra y
engrandecida.
Abandonando el pesimismo sobre el hombre, Joseph Ratzinger
manifestó que aunque durante toda la historia continuará la lucha
contra el hombre y la serpiente, es decir el mal y la muerte, al
final "la estirpe de la mujer" vencerá y aplastará la cabeza a la
serpiente y a la muerte.
Sobre el Concilio Vaticano II recordó que un ambiente mariano lo
rodeó desde el primer día. Se inauguró el 11 de octubre de 1962,
fiesta de la Maternidad de María y se clausuró el 8 de diciembre de
1965, fiesta de la Inmaculada Concepción.
Resaltó la labor realizada por Pablo VI, al que le tocó llevarlo
a puerto en medio de grandes incomprensiones, y destacó que el
Vaticano II se expresó sobre el Papa, los obispos, los sacerdotes,
los laicos, es decir la llamada Iglesia en camino.
Esta tarde Benedicto XVI se trasladará hasta la romana plaza de
España para rendir el tradicional homenaje a la Virgen ante el
monumento a la Inmaculada Concepción que se alza en ese lugar.
Será su primer homenaje como Papa en esa plaza tan ligada a
España a "la Madre de la Iglesia", como fue proclamada en el
concilio ecuménico.
De regreso al Vaticano, el Pontífice visitará una exposición
organizada por Acción Católica sobre los 40 años de la clausura del
Concilio Vaticano II.