El colegio cardenalicio y el cónclave se han convertido en los últimos tiempos en el material literario preferido por los autores de novelas

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Crimen y misterio en la capilla Sixtina

RD, Domingo, 5 de febrero 2006
Cuenta César Coca en El Correo que cardenales con serias posibilidades de ser el próximo Papa asesinados días antes de entrar al cónclave; plagas bíblicas que azotan a los purpurados durante los debates y las votaciones; misterios sobre la elección de Pontífice... La última moda literaria es ambientar las novelas en torno a esa reunión tan misteriosa y cargada de símbolos y tan trascendente en los ámbitos espiritual y político como es el cónclave.
 
 Hace menos de un año, centenares de millones de personas, muchas de ellas completamente alejadas del catolicismo, siguieron con interés el proceso que llevó a la elección del cardenal Joseph Ratzinger como el Papa Benedicto XVI. Ese acontecimiento, televisado al mundo entero, parece haber alimentado el interés de los lectores por las ficciones ambientadas en el escenario más singular del planeta: la capilla Sixtina.

¿Por qué despiertan tanta expectación unas tramas que afectan al núcleo central de la Iglesia como organización, en un momento en que el número de fieles desciende en todo Occidente? Roberto Pazzi, autor de 'Cónclave', una novela que trata precisamente de la muy accidentada elección de un Papa, contesta a la pregunta desde su casa de Italia. «En mi país, la Iglesia ocupa muchos, demasiados aspectos de nuestra vida nacional. La elección de un Papa polaco fue un verdadero golpe para los italianos. Todos esperaban ver ahora a un italiano en el Vaticano... y de nuevo ha sido un 'shock' ver a un alemán».
 
Ése puede ser un motivo de interés local, pero la traducción de su novela a 14 idiomas deja claro que hay más. También lo explica: «La Iglesia es una institución antigua, y el cónclave, incluso anacrónico. En nuestros días, es imposible ver por televisión las imágenes de esa reunión, o la capilla Sixtina durante la misma. Por eso, una novela sobre ese ambiente representa el triunfo de la imaginación y la literatura sobre un mundo demasiado marcado por la televisión».

Su opinión coincide con la del valenciano Francisco Asensi, que fue sacerdote durante diez años y es reincidente en el tema, porque en 1996 publicó 'La sibila de Delfos', sobre un asesinato en un cónclave. Ahora acaba de salir 'El secreto de Sant'Angelo', donde fabula sobre la posibilidad de que León XIII tuviera un doble y fuera éste quien en los últimos años nombrara cardenales, invalidando por tanto la elección de los pontífices posteriores. «Toda institución hermética -y la Iglesia lo es- suscita interés, curiosidad, morbo. La gente quiere saber qué pasa ahí dentro. Si escuchamos al Vaticano, en el cónclave sólo aletea el Espíritu Santo; y eso es engañar a los fieles», comenta.

Documentar el misterio

La primera tarea de un escritor que sitúa su trama en un lugar y una época tan concretos consiste en documentarse. Y no es fácil hacerlo cuando se trata de indagar sobre lo que sucede en unas reuniones cuyo contenido no puede ser desvelado por los participantes en las mismas, so pena de excomunión. Con todo, existe documentación muy abundante y rigurosa sobre los rituales y la historia de los cónclaves, y algo más especulativa acerca de lo sucedido en su interior.
 
El estadounidense Dan Brown ambienta su novela 'Ángeles y demonios' (anterior a 'El código da Vinci', pero que en España apareció con posterioridad) en una elección papal, pero la marca de la casa no suele ser el rigor documental. Sobre las falsedades presentadas como verdades incontestables en su libro más célebre se han escrito ya centenares de páginas. Los datos acerca de España que al parecer incluye su próximo libro tampoco llevan a pensar que crece su preocupación por el rigor documental.

Sin embargo, no todos los autores que tratan esta materia tienen la misma actitud. Juan Gómez-Jurado, un escritor y periodista madrileño de sólo 28 años, acaba de publicar 'Espía de Dios', una novela en la que el asesinato de cardenales está relacionado con el escándalo de los curas pedófilos en EE UU. Su libro tiene un puñado de notas a pie de página donde explica detalles como el funcionamiento del servicio secreto vaticano o el de una institución estadounidense para la 'reeducación' de los sacerdotes pedófilos, de la que él ha conseguido información muy relevante. «He investigado todo eso. Lo que digo en las notas al pie es cierto en su totalidad. Y el 90% de lo que cuento en el relato también es verdad. Entre la realidad más absoluta y la ficción, he metido la literatura para llenar el hueco», explica.

Personajes conocidos

Un hueco que llena con personajes que sonarán, y mucho, al lector. Como el cardenal camarlengo, un español de 78 años llamado Eduardo Gpnzález Samalo. Casualmente, el cargo real de camarlengo está ocupado por un español de 78 años llamado Eduardo Martínez Somalo. Algo parecido sucede con el portavoz. El real es Joaquín Navarro Valls. El de la novela, Joaquín Balcells.Y hay un cardenal estadounidense llamado Shaw, un apellido que recuerda vagamente a Law, titular de la diócesis de Boston, la más castigada por los escándalos de pedofilia.

Tampoco Asensi se corta a la hora de los parecidos en los personajes. Por eso, el responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe es un cardenal muy conservador, contrario al Concilio, que casualmente es alemán y responde al apellido Denzinger. Brown y Pazzi no juegan con las similitudes, o al menos lo hacen de forma más disimulada.

Los relatos están dibujados también sobre el fondo de acontecimientos que están ya en los libros de Historia o que en su momento ocuparon algún espacio en los periódicos. Asensi habla de la posibilidad de un ataque con explosivos contra el Vaticano por parte de un grupo fundamentalista musulmán, hipótesis que la Policía italiana manejó durante algún tiempo y que fue difundida de forma oficial. Gómez-Jurado describe con detalle las largas colas de fieles que inundaron las calles próximas a la basílica de San Pedro para dar su último adiós al Pontífice fallecido el pasado abril.

El Vaticano salió al paso de lo que cuenta Brown en 'El código da Vinci'. No le fue mal en ventas. Tampoco parece preocupar a Asensi ni a Gómez-Jurado una censura pública. El primero mantiene una actitud crítica sobre la jerarquía eclesial. El segundo, católico practicante, considera -en referencia al escándalo de la pedofilia- que «cuanto antes se reconozca un error es mejor; la Iglesia ganará en credibilidad. Yo nunca he tenido miedo a la verdad», asegura.
 
 Y parece dispuesto a seguir escribiendo sobre estos temas, porque en cuanto acabe la promoción de su novela partirá hacia Oriente Medio para documentarse de cara a su próximo libro, que también girará en torno a un misterio en el ámbito religioso. ¿Quién dijo que todo es espiritual tras los muros del Vaticano?