El Papa estudia la aceptación de la teoría del "diseño inteligente"

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RD, Martes, 29 de agosto 2006

El Papa Benedicto estudia con un grupo de sus más estrechos colaboradores la adopción, o al menos la aceptación, por parte de la Iglesia Católica de la teoría del 'diseño inteligente', según asegura el diario británico The Guardian en sus páginas.

Se trata de una argumentación que trata de explicar el origen del universo de manera distinta a la teoría de la evolución, a partir de una serie de preceptos que supondrían aceptar que una inteligencia superior ha diseñado el Universo tal y como lo conocemos.

De hecho, la influencia de iglesias evangélicas y otros grupos religiosos le ha conseguido dar un tamiz de credibilidad que ha llevado, incluso, al máximo responsable de la Iglesia Católica a interesarse por ella.

Los defensores de esta teoría, que se extiende de manera rápida por Estados Unidos, argumentan que se trata de una explicación adecuada a la complejidad del universo.

Defensores y detractores

Sus detractores, por el contrario, creen que no es más que un disfraz del creacionismo, la teoría que ha fecundado en las escuelas de pensamiento protestante de Estados y según la cual el mundo fue creado por Dios en siete días.

En la entrevista publicada este martes por el periodista Andrea Tornielli en el diario italiano «Il Giornale», Bertone habla de algunos de los argumentos que tendrá que afrontar en los próximos meses y revela el espíritu con el que acoge su misión: «he decidido escribir una carta a muchos monasterios contemplativos del mundo para pedir ayuda y apoyo».

«Monseñor Luigi Bettazzi, el obispo emérito de Ivrea, mi diócesis natal, me ha recomendado ser secretario "de Iglesia" más que "de Estado". Estoy de acuerdo con él», confiesa.

Antes de ser cardenal, Bertone fue secretario durante años de la Congregación para la Doctrina de la Fe, siendo presidente el cardenal Joseph Ratzinger.

Al recordar aquella experiencia, considera: «haber pasado por ese dicasterio vaticano ayuda a anunciar el Evangelio en su totalidad, sin renunciar a la actitud que pone en el centro de su atención al hombre, fin de la creación y de la redención, en todo país, cultura o condición».

Según el purpurado, «el secretario de Estado es un hombre fiel al Papa; tiene que ser portavoz de sus mensajes y ayudarle a realizar sus proyectos. Naturalmente es un colaborador que une y coordina a todos los dicasterios de la Curia romana, y que mantiene los contactos con todos los representantes de la Santa Sede en el mundo».

Al hablar de la diplomacia de Benedicto XVI, quien quiere subrayar el aspecto pastoral, el cardenal aclara: «La misión de la Iglesia, como repite el Papa, ha sido siempre la misma: anunciar al mundo que la belleza, la felicidad, la respuesta a las preguntas más profundas del hombre no es una idea, un sistema filosófico, o una serie de enseñanzas, sino una persona, Jesucristo, muerto y resucitado por nuestra salvación».

«Sólo en virtud y a la luz de esta misión la Santa Sede busca actuar a favor de la paz y de la justicia en todo rincón del mundo, utilizando los medios disponibles para alcanzar estos objetivos», subraya.

Por eso, según su punto de vista, la tarea de la Santa Sede en el escenario internacional consiste en invitar «a toda persona a volver a comenzar desde Dios para poder promover una convivencia pacífica y justa en todas las regiones de la tierra».

La Iglesia, explica, no actúa a este nivel «para defender los intereses de la Iglesia, sino la justicia y la dignidad del hombre, de todos los hombres, en especial de los más débiles y de quienes sufren injusticias y desigualdades intolerables».

«Desde este punto de vista, la paz no es sólo la simple ausencia de conflictos armados, sino el fruto del orden que Dios ha dado a la sociedad humana».

Por lo que se refiere al conflicto en Oriente Medio, recuerda que Benedicto XVI ha hablado de tres derechos: «el del Líbano a su integridad de país soberano, el de Israel a vivir en paz, y el de los palestinos a vivir en una patria».

El Papa, indica, «ha pronunciado muchos sentidos llamamientos para explicar que no es posible restablecer la justicia, crear un nuevo orden y edificar una paz auténtica cuando se recurre a la violencia de las armas».

La entrevista concluye dirigiendo «un pensamiento particular a los cristianos, que se han encontrado entre dos fuegos y que, como ha sucedido en otras atormentadas áreas del mundo, pagan un alto precio».

«Que nadie se olvide de los cristianos del Líbano», implora.